Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 13 de octubre de 2021

Opciones irreconciliables

 Por Rafael Hidalgo Fernández*

“Una conspiración prospera mejor

cuando no hay denuncia…”

 Fidel Castro


Parte I

 

Por Rafael Hidalgo Fernández*

 

Parte I

 

Escribo estas opiniones al influjo de la imagen y la dignidad mostrada por Carlos Manuel de Céspedes, en La Demajagua, hace hoy exactamente 153 años.

 

Están marcadas, de manera fundamental, por las preocupaciones premonitorias[i] de éste respecto a los EE.UU y a su indisimulado expansionismo. Así lo exterioriza en carta a José Manuel Mestre: “Por lo que respecta a los Estados Unidos, tal vez esté equivocado, pero en mi concepto su gobierno a lo que aspira es a apoderarse de Cuba sin complicaciones (…) este es el secreto de su política y mucho me temo que cuanto haga o proponga, sea para entretenernos y que no acudamos en busca de otros amigos más eficaces y desinteresados”. Vistos los hechos hasta hoy, el Padre de la Patria lo que demostró con su cuidadoso análisis fue una perspectiva política tan aguda como certera. 

Las socializo, además, por esta convicción: en circunstancias políticas como las actuales de Cuba, callar es inadmisible. Los revolucionarios no se omiten, ni bajan el tono cuando la contrarrevolución da muestras de mayor actividad y hace ajustes más astutos a su proceder, así como a su discurso público, con ostensible y verificable apoyo internacional. 

Es hora, por tanto, de multiplicar las denuncias y el apoyo explícito a la máxima dirección político-estatal de Cuba: una nueva y mejor pensada provocación contrarrevolucionaria está en curso. 

Fue concebida bajo las reglas del “golpe suave”,  sistematizadas por Gene Sharp, conocido personaje al servicio de la CIA. Su formato: 1/ una “manifestación pacífica”; 2/ informada por escrito con calculada anticipación a las autoridades de la capital y de varias provincias, con el fin evidente de ganar tiempo y dotar de más organicidad a la campaña internacional contra la Revolución, a la cual está asociada; 3/ fundamentada en una lectura unilateral del artículo 56 de la Constitución vigente; y 4/ encabezada, en el plano formal, por un “rostro joven”, surgido de la intelectualidad, con “discurso mejor estructurado” y una  “serenidad entrenada” a la medida del marketing político subversivo diseñado para la ocasión. Basta escucharlo y dar seguimiento al sistema de redes digitales y  medios de comunicación que operan contra la Revolución cubana, para confirmar esta última afirmación. 

El escenario exige, en resumen, mayor sentido de corresponsabilidad de todos los revolucionarios. La derrota de la nueva provocación no es de exclusiva competencia de las máximas autoridades del país. Así lo percibo. 

La Constitución aprobada por mayoría convincente (86,8 %)  el 24 de febrero de 2019, confirmó el carácter socialista de la República de Cuba como proyecto de sociedad, y también como horizonte utópico a construir mediante un ejercicio cada vez más democrático por parte del pueblo que la refrendó, en acto libre, secreto y consciente. 

Luego de este hecho histórico, en virtud de que se produce a escasas 90 millas de la frontera sur de la mayor potencia imperial conocida, y tras más de 60 años de agresiones de todo tipo por parte de ésta y sus aliados internos, permitir la manifestación solicitada en los marcos  de la Guerra no Convencional en fase de aplicación contra el país, sería una violación flagrante – ¡esa sí! – al derecho democrático de la mayoría aludida de cubanas y cubanos. 

Así lo he expresado a amigos bien intencionados, que llegaron a creer en la conveniencia táctica de dar respuesta positiva a la demanda del joven actor holguinero, cuyas posturas políticas hacia la Revolución muestran incuestionables coincidencias con las que esgrimen los enemigos de ella en los Estados Unidos, así como en la Europa que le acogió como buen alumno en asuntos de “guerras de colores” y “golpes blandos”. 

Sólo estos datos, aportados por el periodista Paco Azanza y el analista político Arthur González: 

-       Entre los días 12 y 14 de septiembre de 2019, Yunior García, quien se autodenomina “demócrata de izquierda”, asiste a uno de los talleres del proyecto “Diálogos sobre Cuba”. Ese taller fue parte del programa de formación de liderazgo que organiza la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), una organización estadounidense que, junto a la USAID, se encarga de la parte legal de las operaciones ilegales de la CIA. Así lo revela el periodista Paco Azanza. 

-       Dicho taller se desarrolla en la Sant Louis University-Madrid Campus, institución jesuita estadounidense vinculada al ejército, en la que se imparte inglés y completan estudios los soldados (norteños, nota mía) acantonados en Madrid, añade el periodista citado. 

-       Acompañaron al “demócrata de izquierda”, como compañeros de aula, los conocidos contrarrevolucionarios Manuel Silvestre Cuesta Morúa y Reynaldo Escobar y Yanelis Núñez Leyva, cofundadora, junto a su ex pareja Luis Manuel Otero Alcántara, del  Museo de la Disidencia en Cuba, confirma Azanza. 

-       De profesor, todos tuvieron al especialista en organizar las llamadas “Revoluciones de colores”, Richard Yuong,  de quien se asegura es actualmente empleado del actual jefe de la CIA. Así lo revela Arthur González en el texto “La verdad siempre sale a flote”, sugerido en el punto 2. 

Con semejante composición de los alumnos, tal profesor y tales patrocinadores, es obvio que el debate no versó sobre cómo profundizar la tan necesaria democracia socialista en Cuba, ni se abordaron las valerosas autocríticas que predominaron en el VIII Congreso del Partido, ni mucho menos la decisión de hacer rectificaciones sustantivas en la política de cuadros, los estilos de trabajo y la política de hacer más y hablar menos que impulsa el actual primer secretario del Partido. 

En este punto y por respeto a la verdad, es preciso reconocer que sí, hay muchas cosas que rectificar en el quehacer revolucionario, pero también que el momento demanda lograr, primero, la máxima unidad posible para enfrentar las provocaciones de factura made in USA, a la vez que se combate sin tregua a los que, a nombre de la Revolución tributan a los Yunior y sus mentores, niegan con su actuación el espíritu del Congreso, así como el discurso y la práctica política fidelista que está impulsando la máxima dirección del país. Es bueno no olvidar a Fidel, que en su momento advirtió que la delincuencia, como la mala gestión, eran tan funcionales a la contrarrevolución como los propios mercenarios a su servicio. 

En este contexto, cederle terreno al plan que impulsa el actor supondría, además, un acto políticamente suicida, contradictorio con lo aprobado en el 2019 y que sólo serviría para estimular todavía más el accionar hostil de la Casa Blanca, la mafia batistiana de Miami y sus nuevos servidores internos. Para todos estos, no nos llamemos a engaño, solamente existe una condición con valor suficiente para estar satisfechos: la destrucción de la Revolución y del socialismo que le da identidad. 

Más allá de que esté pendiente una adecuada reglamentación del artículo 56 de la Constitución, que alude al derecho de manifestación pacífica en el país, lo cual es imprescindible desde todo punto de vista, existe un elemento sustantivo, o esencial, que la parte revolucionaria y socialista de este pueblo va a demandar sin disposición a concesión alguna: derecho a manifestación pacífica sí, pero jamás para quienes estén articulados, de manera probada, a los planes de una potencia extranjera y hostil. 

Tal es el caso en debate. Ese es el sustrato de la flamante “manifestación pacífica” convocada para el 20 de noviembre y ahora adelantada, en movimiento táctico por sus mentores, para que no coincida con la movilización nacional que supondrán los ejercicios por el Día de la Defensa Nacional. 

El editorial de La Tizza, del 1.10.21, sintetiza de forma precisa la disyuntiva ante la cual estamos, cuando afirma: “Si la manifestación se autoriza —y si se autorizan en general las manifestaciones contrarrevolucionarias— se legitimará el accionar imperialista en la política interna y se abrirá una grieta por la que fluirían libremente el consenso y el deseo capitalistas que se han ido acumulando durante años en un sector de la población, y que se refuerzan con la situación excepcional de crisis en que vivimos. Una concesión así puede desbordarse en una situación de consecuencias políticas impredecibles”. 

La ecuación, en consecuencia, es clara y tiene una sola respuesta para quienes no estamos dispuestos a regalar espacios políticos ganados a fuerza de inmensos sacrificios por parte de la mayoría de este pueblo: la Revolución no debe ceder, ni en lo más mínimo, a presiones externas, vengan por la vía que vengan y tengan la fuerza que tengan. Esta firmeza le ha permitido sobrevivir y llegar hasta nuestros días. 

Esta disputa política en la que estamos enfrascados, como se demostró hasta hoy bajo la conducción estratégica de Fidel (y luego de Raúl), se decide dentro de Cuba, no en Washington, ni en Miami, ni mucho menos en Madrid, en cuya capital el promotor de la nueva provocación, recibió uno de los cursos preparatorios para golpes blandos como los que él impulsa, como ya fue expuesto.. 

Compartidas estas posiciones de principio, quizás sea útil añadir solamente algunas ideas a los excelentes textos que relaciono a continuación, y cuyos contenidos sirvieron de base a estas reflexiones: “O Guisa o Praga”. Editorial de La Tizza/1.10.21; “Un dramaturgo contrarrevolucionario llamado Yunior García”, del periodista Paco Azanza Telletxiki, en Cubainformación/1.10.21; “Revoluciones de colores, esnobismo y música incendiaria (I-VI)”, del también periodista José Ángel Téllez Villalón, en CUBAHORA/ 4.10.21; “La verdad siempre sale a flote”, del analista político Arthur González, en el Heraldo cubano/1/10/21. De conjunto, ponen en su lugar las piezas del ajedrez político en juego. 

Después de lo sucedido el pasado 11 de Julio, era esperable una propuesta “pacifista” como la formulada, el pasado 21 de septiembre, por Yunior García Aguilera, exaltado como actor y dramaturgo en las redes digitales articuladas a la nueva iniciativa de esencia contrarrevolucionaria, así como por los medios de comunicación internacionales comprometidos con ella. 

Para asegurar mayor visibilidad política internacional a dicha iniciativa, es evidente que los diseñadores del nuevo plan subversivo captaron la conveniencia de subrayar el perfil profesional del joven intelectual,  objetivamente un elemento más atractivo en el plano mediático, y un recurso para restar relevancia simbólica a su actual, y sí fundamental, condición de “actor político” que cumple tareas para una potencia extranjera hostil a Cuba y su Revolución, y decidida a producir en ella el llamado “cambio de régimen”. 

Tal es el objetivo estratégico subyacente en la propuesta de manifestación “pacífica”, concebida inicialmente para el 20 de noviembre. Esta constituye, en rigor, la crónica de una provocación anunciada y, a juzgar por la lógica operacional de Gene Sharp, parece ser una expresión anticipada de acciones futuras más complejas en el nivel de elaboración intelectual, con más apoyo de los aportes de las ciencias sociales y quizás mejores niveles de información. 

El análisis de lo sucedido permite concluir que tendremos que lidiar en lo adelante con enemigos mejor preparados. El corolario de este escenario parece obvio: aceptemos el reto, plan contra plan e inteligencia contra inteligencia, pero sobre todo con un pueblo organizado y preparado-informado para encarar las nuevas formas de lucha en desarrollo. 

Los excesos de violencia y el comportamiento indecente de parte importante de los manifestantes que saquearon tiendas, atacaron a la policía nacional en gesto desafiante y cometieron otros excesos, indignó demasiado a la mayoría de la población y confirmó ante sus ojos la historia de estos 60 años: la contrarrevolución es hija legítima de la violencia, aunque se disfrace de ángel de la guarda. 

Para los mentores de Yunior era vital anular, en el imaginario colectivo cubano e internacional, la percepción de que existe un nexo genético entre contrarrevolución y violencia, a fin de que siga su curso el esquema de “golpe blando”, hecho a la medida de la actual situación interna del país, una de las más difíciles desde el triunfo de la Revolución, por razones externas e internas cuya explicación escapa a los objetivos de estas opiniones. 

La estrategia anticubana en curso, como se puede deducir de la historia contada de los golpes blandos; del modus operandi de la CIA y las demás agencias gubernamentales y “no gubernamentales” que actuaron con éxito, por ejemplo, en países como Yugoslavia, Ucrania y Georgia; del tipo de proyectos e iniciativas “nacionales” que se construyeron a distancia en los países mencionados, con maciza base financiera y sofisticado apoyo mediático internacional; y del tipo de iniciativas “independientes” que están operando en Cuba para, día a día, subrayar percepciones que vayan erosionando la confianza colectiva en la Revolución y de manera concreta en sus líderes, permite llegar a esta conclusión preliminar: van a acelerar las provocaciones, sobre todo porque captan que coexisten, en tensa confrontación dialéctica, muchos descontentos a la vista y , por parte de la máxima dirección político estatal del país, una decidida voluntad política de anularlos con soluciones realistas y democráticas. 

Dicho de forma más directa: los centros de planificación política que están detrás de los Yunior y Cía suelen ser soberbios, pero no son tontos, ni mucho menos incapaces.  Han demostrado competencia a la hora de hacer operacionales sus objetivos cuando las autoridades del país objeto de subversión no han sabido, no han podido, o no han tenido la inteligencia y la decisión de pasar a la ofensiva.  No es el caso de Cuba en ninguna de las tres variantes. Ellos lo saben y necesitan operar con celeridad para lograr frutos antes que tengan éxito los esfuerzos rectificadores impulsados por el Partido y el Gobierno. 

Se puede deducir que, por los medios de información que poseen,  hoy en Langley y el Departamento de Estado, la USAID y la NED,  saben perfectamente que la máxima dirección cubana tiene la decisión política, apoyo social mayoritario, los recursos humanos y los instrumentos organizativos para la toma de decisiones calificadas y eficaces. Y saben también que el VIII Congreso del Partido en sus valoraciones autocríticas y sus decisiones, confirmó que existe la firme decisión de rectificar el complejo núcleo de fallas y errores propios que demandan pronta y tangible rectificación, así como un poderoso sistema de defensa nacional decidido a responder con dureza proporcional a los ataques que reciba la Revolución. Léase, el pueblo revolucionario y uniformado en estado de alerta. 

Saben, además,  que estamos enfrascados en una disputa donde la dimensión tiempo es decisiva para ambas partes. Por ello, es previsible – reitero - que forzarán las acciones en los próximos meses. Yunior y los “cándidos pacifistas” que éste dice representar, forman parte del sistema de acciones orientadas a medir el contenido, la rapidez y el grado de firmeza de las actuaciones que tendrá el Estado revolucionario, a la vez que buscan añadir zonas de conflicto que obliguen a éste a ejercer el derecho a la defensa en circunstancias críticas. 

Los mentores de Yunior calculan que habrá excesos y, por tanto, “materia prima” para cuestionar la imagen internacional de la Revolución.  Es fundamental, una vez más, que “se queden con las ganas”, como versa la expresión popular. Existen muchas razones para confiar en el desempeño de nuestras fuerzas de seguridad interior, sobre cuyo comportamiento el actor debería ser llevado a probar sus acusaciones y calumnias. Estas últimas no deberían permitirse, menos aún de manera que los promotores se sientan impunes. Existen suficientes razones para confiar que, una vez más, la firmeza imperará en la decisión de las autoridades cubanas ante la crónica anunciada de la nueva provocación.


2 comentarios:

  1. Ante todo soy marxista y revolucionario. Siempre critico la repetición del capítulo de Los Errores Cometidos del 1re congreso del 1er Congreso del PCC.
    El obviar El Programa de PCC en su 3er Congreso.
    Y el incumplimiento de Los Lineamientos del 6to congreso.
    Esos errores políticos son los que nos han llevado a que parte del pueblo sencillo y pobre reclame la instauración del capitalismo, sistema que los hundirá más en la probresa.
    Y aunque no se quiera ver esa exaltación de las empresas privadas como una necesidad económica marcará aún más las diferencias sociales definiendolas en clases. Clases que gracias a la revolución desaparecieron.
    Hasta cuando los errores políticos y económicos.
    NO apoyo ningún tipo de manifestación con la que no estoy identificado. Pero esos que hoy hacen o tratan de hacer contrarevolucion no son los burgueses que otrola financiaron invasiones. Son pueblo que por error están manipulados. Por falta de orientación y prédica sincera y revolucionaria.
    Ejemplos de errores justificativos hay como llenar una biblioteca. Resultados concretos la mayoría se perdieron. La sucesión de las generaciones no perdona los errores.
    Hoy Cuba se mueve en un ambiente de incertidumbre y luchas generacionales. Por experiencia propia los jóvenes rechazan las explicaciones políticas y filosóficas solo quieren compararse con el mundo exterior.
    Considero de antes de prohibir se debió tomar otras medidas de control, más allá de ser lícito o no.
    La fortaleza de la revolución está permitir la discusión abierta de cualquier tema político para convencer, no en prohibir por la sumisión de la minoría.
    Rogelio Castro Muñiz

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  2. Hay una precisión histórica de la cual nunca se habla y la verdad historia es la base del futuro y las causas de lo ocurrido.
    En la biografía de Antoni Maceo escrita por Emilio Roy se mencionan las causas del entreguismo de los gobiernos post independencia a los EU. Cuando narra el tema la Asamblea de Guaimaro allí se decide tomar como símbolo la bandera de Narciso López que lucho por la anexión y eso se hace porque ese fue el objetivo al inicio de la guerra del 68. Mensiona que terminada la asamblea se le dirige una carta al gobierno de E.U diciéndole que .... el mayor deseo de los cubanos es que Cuba sea un estado norteamericano. En esa asamblea participó Don Tomás Estrada Palma primer presidente de Cuba independiente (de España).
    Esa es la raíz de toda la división que históricamente ha existido entre cubanos con respecto al tema EU.
    Rogelio Castro Muñiz

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