Por JULIO FERNÁNDEZ
La tecnología es sin lugar a dudas una de las mayores avances en nuestra vida moderna, la cual nos permite en principio una vida más cómoda, un mayor acceso a una información cada vez más globalizada, o unas líneas de comunicación cada vez más rápidas y baratas, muy acorde a un mundo cada vez más interconectado. Uno de los aspectos más carismáticos del avance tecnológico es que evoluciona de forma exponencial en todos los aspectos. Es decir, los beneficios para la sociedad se incrementan exponencialmente, así como los costes tecnológicos, que disminuyen también de forma exponencial, generando una economía de costes marginales que tienden a cero.. Esto es lo que se viene a conocer como la Ley de Moore.
Esto es lo que nos permite a día de hoy poder hacer llamadas, o mandar mensajes, o correos, de forma instantánea a cualquier parte del mundo, de forma gratuita, a través de aplicaciones móviles como WhatsApp, Viber, Skype, emails, redes sociales. Acceso a información de forma inmediata, con millones de usuarios participando de forma activa en las redes, con datos, opiniones, información...creando una comunidad online global nunca vista hasta ahora. El cloud computing, donde se almacenan volúmenes ingentes de información, o el Big Data, o Smart Data desde donde se pueden llegar a analizar los matices más nimios del comportamiento humano, drones, impresoras 3D, Smart cities, etc....
Como no podría ser de otra forma, la tecnología no podía quedarse ahí, y sigue avanzando de forma vertiginosa. Los nuevos avances van dirigidos en torno a la Inteligencia Artificial y la robótica.
Este artículo versa sobre como dichos avances tecnológicos impactarán en la vida humana, la sociedad y sobre todo en la economía en el medio y largo plazo. Las conclusiones obtenidas por diversos estudios y especialistas, no pasan para nada desapercibidas. En cualquier caso las divergencias de opinión son claras, y la controversia está servida.
Bienvenidos a la tercera revolución industrial
Si hay realmente un gurú en economía, que tenga la capacidad de profetizar los avances tecnológicos, su impacto en la economía, la sociedad y el medio ambiente, este es el economista Jeremy Rifkin. Es profesor de la Universidad de Pensilvania, y presidente de ¨Foundation on Economic Trends¨. El mismo economista que predijo a finales de los años 80, un sistema de correos, mundial, gratuito e instantáneo, que produjo el asombro de unos y el sarcasmo de otros. El Sr. Rifkin ha vuelto a la carga con su último libro, ¨La sociedad de coste marginal cero¨, (publicado en el 2014) en el que analiza de forma detallada la evolución de la humanidad hacia ¨el Internet de las cosas¨, el declive del sistema capitalista, el derrumbe de la verticalidad de las estructuras empresariales tal cual las conocemos, o el pro-común colaborativo (una nueva forma de autogestión sustentada en las nuevas tecnologías y en la globalización de la comunicación. Lo que viene a ser una nueva forma de ¨anarquismo tecnológico¨). Ciertamente es una lectura muy recomendable.
¨SEGÚN JEREMY RIFKIN, TODAS LAS REVOLUCIONES INDUSTRIALES OBEDECEN A TRES FACTORES COMUNES. ENERGÍA, COMUNICACIÓN Y TRANSPORTE¨
La primera revolución industrial vino dada cuando el escocés James Watt inventó la máquina de vapor a finales del S.XVIII, y sobre todo por la aplicación de dicha nueva forma de energía a distintas disciplinas. La relación entre la máquina de vapor,la imprenta a vapor y la locomotora de vapor fue el inicio de todo ese cambio industrial, que marcó las pautas de la industria moderna según la conocemos, con todos sus pros y contras.
La segunda revolución industrial se desarrolló a finales del S.XIX y principios del siglo XX, cuando se empezó a implementar las fuentes de energía como el petróleo o la electricidad, nuevas formas de comunicación, como el teléfono, la radio, o el telégrafo, y una nueva forma de transporte, el automóvil. Esta segunda revolución industrial definió unas estructuras empresariales mucho más verticalizadas y jerarquizadas. Simplemente debido a que las infraestructuras, como las extracciones de petróleo implicaban un desembolso de capital previo tan elevado, que las empresas se veían en la necesidad de jerarquizarse para obtener unas taxonomías y estructuras más optimizadas, mediante una mayor concentración empresarial que les permitiesen unas mejores economías de escala que rentabilizasen las inversiones iniciales.
La última revolución industrial se adecúa una vez más a este criterio. Comunicación mediante internet, una tendencia a las energías renovables, cada vez más baratas y con un poder energético cada vez mucho más alto. Por ejemplo la energía solar ha caído un 50% el precio solo en 2016, siendo por primera vez más barata que la energía eólica, o el carbón, y con una tendencia bajista imparable, con estimaciones que la sitúan en una fuente de energía prácticamente gratuita en un futuro no muy lejano. Por último, las nuevas formas de transporte como los coches eléctricos y sin conductor, o los últimos prototipos de aviones solares.
Lo que no cabe lugar a dudas, es que todos los avances tecnológicos están generando una economía con unos costes marginales cada vez más bajos, con una tendencia a ser cada vez nulos, o casi despreciables. ¿Por qué deberíamos pagar por un bien o servicio, que se puede conseguir de forma gratuita en algún otro lugar, en un mundo cada vez más interconectado?.
La tecnología básicamente es ese factor económico que muchas veces se subestima, de ahí que los modelos económicos que están aplicando muchos bancos centrales o gobiernos en la actualidad, no están teniendo el impacto deseado en la reactivación de la oferta y la demanda. O el motivo por el que muchos países estén creciendo en términos de PIB, con un impacto muy escaso o nulo en el mercado de trabajo. La tecnología está provocando que muchos sectores económicos tradicionalmente más intensivos en mano de obra, sean cada vez mucho más intensivos en capital. Un ejemplo muy paradigmático de este fenómeno, lo podemos ver en el sector bancario tradicional, que evoluciona hacia la banca online o Fintechs. Conocidos son los despidos masivos o cierre de sucursales bancarias en la actualidad. La banca online, con un número muy bajo de empleados, pueden gestionar con la misma efectividad, volúmenes de activos y transacciones tan amplios como cualquier banco tradicional
Mucha información incluída en este artículo, puede parecer propia de una película de ciencia ficción, pero me temo que los hechos empiezan a hablar por sí solos.
La empresa de seguros japonesa Fukoku Mutual Life Insurance ha despedido a 34 administrativos, y han sido sustituidos por robots. La empresa se ha gastado 1.7 millones de dólares en robótica, que esperan amortizar en dos años, y producirá un incremento de productividad del 30%.
Vehículos sin conductor, que están siendo desarrollados por la empresa Ford, y que se está implementando el prototipo en varias ciudades de USA. En principio las ventajas que tiene, es que es más barato, más seguro ya que elimina los accidentes debidos al error humano, y reduce emisiones de gases tóxicos. También se ha emitido un comunicado en donde estima, que si dicho prototipo es exitoso, y se implementa a lo largo y ancho del país, el impacto será de la pérdida de 4 millones de empleos .La tasa de desempleo en USA a finales del 2016 es de 7,9 millones de desempleados, lo que representaría un incremento de desempleo del 50%. Ante esta tesitura, Donald Trump puede aplicar todas las medidas arancelarias (Border Tax), vulnerando tratados de libre comercio como el NAFTA para incentivar el empleo en USA, o levantar todos los muros que quiera en las fronteras adyacentes para frenar la inmigración, que me temo que el problema es otro.
El fenómeno inventado por Amazon, que permite entrar en supermercados y hacer la comprar sin cajeros, ya que el coste del misma se carga en su móvil, y los productos elegidos son detectados por una cesta interactiva. O por ejemplo drones haciendo el reparto de productos también para Amazon, un servicio que tradicionalmente es desarrollado por personas, etc....
Por no hablar, de empresas de fondos de inversión japonesas, que no utilizan brokers, sino aplican algoritmos para optimizar la rentabilidad de la cartera de sus clientes, con unos resultados increíbles, con ratios rentabilidad muy superiores a sus índices de referencia.
Los países más involucrados en el uso de la robótica a día de hoy, son Japón, Corea del Sur y Alemania. En el gráfico adjunto se muestra la densidad de robots por cada 100 trabajadores en el mundo, a finales del 2015. Como sea, hay que entender que estas cifras se disparen teniendo en cuenta que la reducción del coste de producción en la robótica ha sido de un 27% en la última década, y se estima otra reducción del 22% adicional en la siguiente
Por otro lado, es importante ver la evolución de la oferta de robótica industrial en el mundo desde el 2000 hasta nuestros días, así como ver la estimación hecha hasta el 2018, con un incremento medio estimado del 15%. Una oferta alimentada por una demanda en continuo crecimiento
En el momento en que dichas empresas pioneras en la utilización de la robótica empiezan a reducir costes, incrementen productividad, y obtengas ventajas competitivas, al resto de empresas competidoras, no les queda otra opción que competir con ellas, con medidas iguales, o mejores para ser viables en el mercado. El impacto en el mercado laboral a corto plazo, se conoce como ¨paro estructural¨. Desempleados de larga duración, que pierden sus trabajos, en este caso concreto, porque sus profesiones dejan de existir.
El fenómeno se está volviendo tan inminente, que el gobierno de la Unión Europea está estudiando una proposición de ley, para poder otorgar a estos robots, el rango de ¨persona¨, entre otras cosas para que ¨paguen impuestos¨. Es decir, las empresas que utilicen dichas máquinas en detrimento de personas, serán gravadas con más impuestos para poder financiar en parte, el incremento en las prestaciones por desempleo que dichas máquinas van a generar en el corto plazo.
Pero, ¿qué tipos de empleos se verán afectados?. Los expertos en robótica son categóricos al respecto. Los empleos que desaparecerán obedecen a ¨la regal de las tres D´S¨, dull (aburrido), dirty (sucio), o dangerous (peligroso). Es decir, cualquier trabajo que implique peligrosidad, cualquier trabajo repetitivo, o cualquier trabajo que se desarollen en bajas condiciones de higiene.
Si esto es así, el abanico de profesiones afectadas se abre ampliamente entre trabajos manuales y otros más intelectuales, desde brokers de bolsa, contables o administrativos, a personal de limpieza, operarios de fábricas, o conductores de transporte público, entre muchísimos otros.
SIMPLEMENTE, LAS ESTIMACIONES INDICAN QUE EN EL 2025, EN TORNO AL 50% DE LAS PROFESIONES ACTUALES, SERÁN SUSTITUIDAS POR ROBÓTICA E INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Ahora la pregunta es, ¿que profesiones se demandarán en este nuevo escenario laboral?. Los expertos hablan de que los empleos que se mantendrán y se demandarán aún más, serán aquellos que impliquen habilidades de comunicación, y aquellos que impliquen un carácter innovador y creativo.
Un estudio realizado por el Pew Reseach Center con 1,896 investigadores y expertos, pone de manifiesto que dichos especialistas están diametralmente divididos. Tenemos un 48% de ellos que manifiestan una preocupación grande al respecto, y otro 52% que se muestran optimistas, alegando que todos los trabajos destruidos traerán otras formas de trabajo, sin que se produzca un impacto real en el mercado laboral.
Como comentaba en el apartado anterior, estamos viviendo lo que se conoce como la Tercera Revolución Industrial, y en virtud a lo acontecido en las otras dos revoluciones anteriores, el hombre siempre se ha re-adaptado al nuevo sistema mecanizado. El fenómeno se ha de analizar en el corto y largo plazo, para obtener perspectivas totalmente diferentes.
A corto plazo. Es bastante fácil de estimar, y se resume en un alto paro estructural. Una situación que se puede antojar más que paradójica. Las empresas sustituyen máquinas por personas para reducir sus costes laborales, y ser más competitivas en el mercado. Pero por otro lado esa reducción del coste laboral global, genera una reducción de la renta disponible agregada en la economía, debido a todo ese volumen de desempleados de larga duración. No olvidemos que a fin de cuentas somos las personas y no los robots, los que demandamos bienes y servicios. Por tanto, nos enfrentamos a un situación de mercado, donde nos encontramos por un lado, con un exceso de la capacidad de producción y de oferta cada vez más barata por la tecnología, y por otro lado con una demanda cada vez más deprimida por el desempleo, que se podría traducir perfectamente en un desplome de los precios de mercado. Es decir, tanto trabajadores como empresas se pueden ver más que perjudicadas. Quién sabe, tal vez veamos en un futuro no muy lejano, a economistas de corte neoliberal exigiendo una renta básica universal. Por otro lado, la desigualdad económica se agrandará entre la gente cuyos empleos han sido sustituidos por máquinas, y aquellos que puedan mantener sus puestos de trabajo porque no hayan sido automatizados. Ante este escenario, la tensión social, económica y política es más que palpable.
A medio/largo plazo. Es sabido que el mercado se retro-alimenta continuamente por parte de la oferta y la demanda. La oferta genera demanda, como ya decía Jean Baptiste Say a principios del S.XIX, en la famosa de ley de Say, y es algo que se manifiesta en los tiempos actuales. Por ejemplo, la oferta de cualquier producto innovador genera su propia demanda. Nadie demandaba un iPhone antes de que la empresa Apple los produjese, entre otras cosas porque no existían, pero una vez producidos, demanda no les ha faltado para mantener el negocio. Pero la demanda también genera oferta, como también la oferta puede destruir formas de demanda, y la demanda otras formas de oferta. Esa es la pretensión al medio, largo plazo. La tecnología genera nuevas formas de oferta, consecuentemente nuevas formas de demanda y viceversa. Lo que viene a decir, es que a medida que la robótica se implementa como un pilar básico en los medio de producción globales, otras formas de empleo remunerado para humanos se generará en torno a ellos para sustentar este nuevo modelo productivo. Cierto es, que esos empleos deberán de estar cualificados en torno a la robótica e inteligencia artificial, en la mayoría de los casos. Por tanto, habrá un cambio más que sustancial en las profesiones que existirán en el futuro, con respecto a las actuales. Es decir, se destruirán profesiones, a costa de crear otras nuevas. El caso es discernir en que proporción se crearán las nuevas, en detrimento de las antiguas.
Es cierto, que es un tema controvertido y complicado para hacer una estimación precisa, pero gran parte de los acontecimientos actuales en el mundo están siendo guiados en parte, por estos avances tecnológicos de forma implícita. Ejemplos como el Brexit, la victoria de Donald Trump, el auge de la extrema derecha en Europa, políticas ¨populistas¨, la posible victoria de Marine Le pen en Francia, está sustentada en gran medida, por el descontento de una gran mayoría de trabajadores y profesionales, que se están viendo progresivamente fuera del mercado de trabajo por la tecnología.
El estancamiento económico global, apoyado en parte por industrias históricamente rentables y que se abaratan cada vez más, debido a formas de producción con costes marginales cada vez más reducidos, también debido a la tecnología. La tensión geopolítica por el desplome del precio del petróleo (a pesar de los repuntes actuales, sigue muy lejos del 120$/barril de antaño), causado por el ¨parón¨ económico, las técnicas del ¨fracking¨ y en parte por nuevas formas de energías renovables que empiezan a emerger, cada vez más baratas y efectivas por los avances tecnológicos; ver como las bolsas se mueven con una volatilidad e incertidumbre nunca vista, burbujas en los mercados de renta fija, el incremento del precio del oro o la apreciación del bitcoin como refugios para inversores "desesperados", o la inefectividad de las políticas monetarias de los bancos centrales para reactivar la economía global...
Lo que no cabe duda es que nos estamos moviendo hacia un nuevo modelo económico y social a través de un cambio totalmente revolucionario, guiado por un avance tecnológico nunca visto anteriormente, en el que muchas de las fórmulas económicas más clásicas y ortodoxas, se están quedando obsoletas.
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