Recientemente
se dio a la publicidad un libro sobre las actividades internas en la Casa
Blanca durante la Administración del actual presidente de los Estados
Unidos, Donald Trump, y de la autoría de
John Bolton.
¿A
qué clase de libro nos estamos refiriendo?
Simplemente
es un libro redactado por un canalla, descubriendo las debilidades de otro
canalla.
La
obra se compone de 14 capítulos, de ellos 12, trata de las relaciones de los
Estados Unidos con otros países, organizaciones internacionales y otros puntos
afines.
De
una muy rápida visión de estos, presumo que una parte con alguna importancia
debieron haber sido tratados y por consiguiente conocidos por la comunidad
internacional. Otros, la mayoría, intuyo que son enredos, patrañas, verdades y
medias verdades, que han estado manipulándose por el gobierno actual de los Estados Unidos;
y el resto, sino se conocieran, por lo menos es posible que puedan ser
imaginados.
PERO
ESO SÍ, se enfatiza cómo el experto y sabihondo de John Bolton ha estado
alertando los errores y descuidos de la Administración que ha dado lugar a contradicciones
insalvables, y proponiendo, como él acostumbra,
medidas drásticas, violentas y
draconianas.
Personalmente
no es mi intención en adentrarme a analizar todos esos extensos y complicados
temas que los componen, sería en vano en mi caso particular.
Por
lo que consideré práctico, atrayente y no extenso, limitarlo a las peripecias,
desfachateces y desverguenzas que durante la victoria de Donald Trump en sus
más de 4 años en el poder, John Bolton llevó a cabo, con el único fin de que se
le nombrara SECRETARIO DE ESTADO del imperio.
Primeramente
estimo necesario describir a continuación
una parte sustancial de la historia de este vil personaje, para que se
tenga una apreciación real de quien se trata.
JOHN
B OLTON.
Conocido
por su anti-diplomacia y su actitud ruda. Bolton tiene una larga carrera dentro
de la diplomacia estadounidense. Ha servido en diferentes cargos durante los
mandatos de R.Reagan. George H.W.Bush y George W. Bush, y está vinculado con la
ultraderecha extremista. Fue el embajador de los Estados Unidos ante la ONU
durante la guerra en Iraq, a pesar de no recibir nunca la aprobación del Senado
estadounidense. Bolton fue responsable por el retiro de la firma de los Estados
Unidos del tratado de la Corte Penal Internacional, lo que él mismo calificó
como “el día más feliz de su vida.” En
1994, Bolton declaró que “No existe tal cosa como las Naciones Unidas. Sólo
existe la comunidad internacional, que solamente puede ser encabezada por el
último super-poder, los Estados Unidos”. También ha comentado lo siguiente: “El
edificio en Nueva York de las Naciones Unidades tiene 38 pisos. Si perdiera 10
pisos hoy, no haría diferencia ninguna”.
Durante
su desempeño como sub-secretario de Estado para el Control de Armas y la
Seguridad Internacional, de 2002 a 205, Bolton acusó a Cuba de compartir
tecnología sobre armas biológicas con países terroristas, a pesar de no comprobarse
que la isla caribeña poseyera dicha tecnología. También ha sido la fuerza
detrás de las acusaciones contra Iraq e Irán sobre la proliferación de armas de
destrucción masiva, lo cual ha sido desmentido en ambos casos.
Ha
ocupado cargos importantes en el Departamento de Justicia y en la USAID durante los mandatos de Ronald Reagan y
George H.W.Bush y es cooperante del
think tank ultracoservador American Enterprise Institute.(fin)
Continuando con su participación en la
Administración de Donald Trump, en el primer capítulo del libro: “La larga
marcha hacia una oficina en una esquina del ala oeste”, al inicio expone:
·
“Mi objetivo no era conseguir un carnet de socio, sino un
carnet de conducción…cuyo pensamiento no era común en la Casa Blanca de Trump…y
no iba a mejorar mucho, conclusión deprimente pero ineludible a lo que llegué,
solo después de haber entrado en la Administración.”
Y es
entonces que con su prepotencia característica, manifestó:
·
“Una vez que comenzó la transición, me parecía razonable ofrecer
mis servicios como SECRETARIO DE ESTADO”.
Fue
tan imberbe y necio que incluyó algo tan personal como lo que expuso a
continuación:
·
“Mucho se hizo de su aversión a mi bigote (Trump). Me dijo
que nunca fue un factor que ya su padre también tenía”.
Y terminando
con la siguiente absurda y desatinada declaración a pesar de ser un graduado de
la famosa universidad de Yale:
·
“No creo que mi apariencia haya jugado un papel en el
pensamiento de Trump”.
Con
esta declaración se observa realmente su complejo de inferioridad, que al fin
le fue generando un aborrecimiento hacia el mandatario. Sin embargo, no se dio
por vencido, y continuó flagelándose y convirtiéndose en un ejemplar digno de
pena, al incluir en su libro lo siguiente:
·
“El 1ro. de diciembre la incertidumbre siguió sobre el
SECRETARIO DE ESTADO”. “En una reunión sobre política exterior con Trump, yo fui el que más habló”. “Pienso que Trump me escuchó
atentamente”.
Llegó
el momento en que ya disgustado y desencantado, fue capaz de poner lo
siguiente:
·
Y así la transición de Trump terminó sin ninguna perspectiva
de que me uniera a la Administración; racionalice el resultado, concluyendo que
si el proceso de toma de decisiones a la inauguración de Trump era tan poco
convencional y errático, como sus selecciones de personal, yo estaba bien
quedándome “AFUERA”. “Si tan solo se
pudiera decir eso por el país”.
Para
concluir, pienso que ese folletín mal encabado, seguramente beneficie
millonariamente a Bolton, pues la
banalidad, la superficialidad, el chisme, las intrigas y las
confabulaciones son piezas que juegan un papel peculiar y típico en esa
sociedad.
Donald
Trump al inicio protestó y trató de que no se publicara, pero en definitiva SE
HIZO, sin que aconteciera nada espectacular.
Lo que sí es muy necesario que bandidos como esto no
vuelvan a ocupar cargos de tal envergadura en los gobiernos de ese poderoso e
impredecible imperio.
HONESTAMENTE CREO QUE LE ESTOY
PIDIENDO MUCHO A LA PROVIDENCIA.
La
Habana, Cuba, 29 de junio de 2020. “Año 62 de la Revolución”
Julio
Sergio Alcorta Fernández.
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