Se
ha dicho con razón que el pensamiento de José Martí es infinito y muchas de sus
consideraciones pueden aplicarse en otros entornos y momentos de la época que
le tocó vivir. Ello se manifiesta también en las cuestiones económicas que
trató, tema que no ha sido suficientemente investigado y divulgado en
comparación con otros aspectos de su ideario. Destacados especialistas lo han
abordado con mayor o menor acierto, pero aún está pendiente una valoración
integral y profunda de sus criterios económicos en todas sus aristas y con los
distintos enfoques sobre ellas.
En
el actual período revolucionario se destacan las investigaciones publicadas sobre
el tema económico en nuestro Héroe Nacional por los Doctores Rafael Almanza
Alonso, Graciela Chailloux Laffita y Salvador Morales Pérez. De las obras
anteriores merecen mencionarse los autores Jacinto Torras, Felipe Pazos y
Leopoldo Horrego Estuch. En la preparación del presente texto me he apoyado en algunos
de estos libros, otros artículos y directamente en las Obras Completas del
propio Martí.
Con
esta intervención no pretendo saldar la deuda mencionada con los estudios
martianos sobre economía. Les estoy presentando un avance de investigación de
un plan sobre el análisis del pensamiento económico de José Martí que me he
propuesto desarrollar motivado por este oportuno evento de la Sociedad
Económica de Amigos del País. Para leer ante ustedes he escogido siete temas que
considero relevantes en la exposición sobre las ideas económicas del Apóstol. Ellos
son: Agricultura e industria; Liberalismo económico y proteccionismo; Transferencia
tecnológica; Propiedad sobre los medios de producción; Monopolios; Temas
monetarios; y Economía cubana.
Una
advertencia inicial. En mi opinión, no puede encasillarse a Martí como
partidario ortodoxo de una doctrina económica determinada. El objetivo
principal de sus afanes era transformar la realidad para bien de Cuba,
Latinoamérica y la humanidad, por lo que el aspecto práctico del momento en que
actuaba iba determinando las adecuaciones a la teoría que propugnaba en la economía.
Agricultura
e industria
Martí
consideraba la agricultura como la única fuente de la riqueza real cuyo valor
se iba trasladando a la industria y al comercio, en la medida que avanzaba el
proceso de la transformación de sus productos; asimismo, aseguraba que la
tierra siempre produce y fructifica. Esta concepción había sido elaborada por
los fisiócratas desde el siglo XVIII
en Francia la cual sustituyó al mercantilismo
que reconocía solo en los metales preciosos la fuente del valor en la economía.
No hay dudas de que Martí conocía las ideas de la fisiocracia; pero, en mi opinión, no se le puede calificar como
partidario definitivo de esta doctrina, pues con el acento en la agricultura Martí
también estaba reflejando la importancia real de ese sector en los países
latinoamericanos a los que él se refería
en sus escritos. Lo que está claro es que no concebía que la única fuente de
valor económico es el trabajo de los seres humanos, planteado por Adam Smith y David Ricardo a
fines del siglo XVIII y principios del XIX y llevada a su máxima expresión por
Carlos Marx y Federico Engels a mediados de este último siglo mencionado. Marx
descubrió que la única fuente del valor en la economía es resultado de la labor
de los trabajadores, los cuales reciben parte del valor creado por ellos mismos
mientras el resto del valor le es robado por los propietarios del capital. Martí
no consideraba esta forma de explotación del trabajador y defendía que si la
tierra, el trabajo y el capital se juntaban para producir la riqueza, el
producto debe repartirse entre estos tres elementos, o sea, la renta para el terrateniente,
el salario para el obrero y la ganancia para el capital. Cada uno recibía el
fruto de lo que había aportado y no existía explotación entre ellos. Hacía suya
así la teoría de la economía política vulgar que habían formulado Smith y
Ricardo y que Marx supera definitivamente con la teoría de la plusvalía donde
solo el obrero crea el valor. No obstante, Martí critica el desmedido
enriquecimiento de los ricos que dejan en la miseria a los trabajadores
reflejando su concepción humanista, democrática y popular.
Con
relación al papel de la agricultura en Martí viene a colación recordar que en
los primeros años de la Revolución Cubana se concebía el desarrollo de la
industrialización a partir de la
agricultura, sector que acumularía los recursos necesarios que luego se
utilizarían para impulsar la industria. Esta concepción ajustada a las
condiciones de Cuba era distinta al programa leninista de la industrialización
en la Rusia soviética cuyo pivote era la industria pesada. Nuestro caso le da
la razón al Héroe Nacional en cuanto a la importancia de la agricultura en la
economía.
En
contraste con la agricultura, Martí no le concede a la industria el papel de
principal basamento de la economía. Así lo expresa en su análisis de la situación
mexicana mientras residía en este país. En particular se refiere a la industria
extractiva, el principal producto exportable en oro y plata del momento. Al
respecto considera que la minería es una reserva agotable de la cual no se
puede depender. Con relación a la industria manufacturera, sí considera que
debe protegerse en su competencia con las extranjeras ya que, a partir de la
materia prima nacional, puede convertirse en asiento del bienestar del país.
Liberalismo
económico y proteccionismo
Donde
sí está mas clara la preferencia de Martí es en el tema del liberalismo económico,
muy en boga en tiempos del Apóstol. Defendía la libertad de empresa, la
competencia, el librecambio, el libre comercio exterior. Sin embargo, hacía una
diferenciación en la aplicación de esta doctrina según si el país en cuestión estaría
“formado” o en la etapa inicial de su “formación” (La terminología actual sería
“país económicamente desarrollado o subdesarrollado”.) Para el país “formado”, defiende que el libre
comercio exterior es conveniente y justo. Pero para el país “en formación”
Martí rechaza su adopción por perjudicial, pues le impediría “formarse” en
libre competencia con las industrias exteriores mejor calificadas que llenarían
el mercado interno. En este caso recomienda un “proteccionismo táctico y
moderado” con la introducción de aranceles hasta que el país en cuestión logre
su industrialización. Entonces, decía Martí, la supresión de aranceles con la
aplicación del librecambio mostraría sus ventajas. Aquí también se refleja el
concepto de autoctonía económica del Maestro pues considera que la Economía no
tiene leyes inmortales, sino que son reformables según las condiciones de donde
y cuando se apliquen. Al respecto, el objetivo principal que procura Martí al
tratar los temas económicos es alcanzar el progreso nacional para garantizar el
bienestar popular de las grandes mayorías y, su meta final: la justicia social.
Estas tres categorías/objetivo estarán presentes en todo su pensamiento
económico a lo largo de su vida.
En
la actualidad sigue manifestándose la disyuntiva, según las condiciones, de
aplicar el librecambio o el proteccionismo en la relación entre países, tanto
dentro de una región como en la economía global. Los Tratados de Libre Comercio
reflejan esta disyuntiva y aportan ventajas o desventajas según las
características de los países participantes y las condiciones que se acuerden.
Hoy Cuba tiene aranceles en su comercio exterior acorde con su política
proteccionista. Sin embargo, ha mostrado su disposición de aplicar elementos del
librecambio como es el caso de la reciente convocatoria del Presidente de
México, Andrés Manuel López Obrador, para establecer medidas
antiinflacionarias, que incluyen la eliminación de aranceles de ciertos productos
entre los países involucrados para reducir los costos de importación y rebajar
los precios mayoristas y minoristas en el comercio interior. Como respuesta a
la convocatoria mexicana nuestro país está participando en las reuniones
previas que apuntan a eliminar aranceles en determinados productos entre
los países participantes. Aquí también está presente la dialéctica económica
del pensamiento martiano.
Transferencia
tecnológica
La
mejor demostración del empeño de Martí por divulgar y promocionar los avances
tecnológicos y su transferencia entre países, sobre todo para América Latina, se
recogen en sus escritos de la revista mensual La América, editada en Nueva York a partir de 1883, y en la cual
llega a ocupar la responsabilidad de Director. La publicación estaba destinada
a los anuncios de productos para la venta, pero tenía una parte donde se
ampliaban las características y uso de lo anunciado. De la pluma de Martí
salieron muchos de estos artículos, entre ellos, los que describen herramientas,
máquinas, procedimientos agrícolas e industriales. Dedicaba especial atención a
las artes mecánicas y su aprendizaje. Destacan sus crónicas sobre exposiciones
de nuevas tecnologías, como la de Nueva Orleans. Proponía que los países de
Latinoamérica montaran exposiciones permanentes en Estados Unidos y países
europeos para dar a conocer lo mejor de sus producciones para la exportación. La
América no era la única publicación mediante la cual Martí promovía el desarrollo
tecnológico para los países latinoamericanos. En 1878 había concebido la
Revista Guatemala con similares objetivos, pero se frustró su publicación. En
este aspecto es reveladora su crónica sobre la Exposición Internacional de
París de 1889.
Propiedad
sobre los medios de producción
En
la agricultura, Martí defendía la propiedad privada de pequeños productores que
conducía, dice, a crear los frutos de la riqueza y la concordia. Esta
concepción la extendía a otras ramas de la economía, pues consideraba que es
rica una nación que cuenta con muchos pequeños propietarios. Al defender la
propiedad privada no la conceptualizaba como algo sagrado e intocable, pues
consideraba la posibilidad de la nacionalización de la tierra y aceptaba la
propiedad social de los servicios públicos, aunque no la generalizaba a otros
sectores pues defendía la iniciativa privada y el derecho natural individual
del ser humano. De aquí que rechazaba el socialismo propugnado en su época,
caracterizado generalmente como la supresión del derecho y la libertad
individuales aplastados por el derecho y la libertad de lo social y gregario
representado por el Estado totalitario. No hay un Martí socialista, aunque
muchas de sus ideas enriquecen el actual proceso de construcción del socialismo
en Cuba. Al respecto hay que destacar y admirar la visión humanista, popular y
democrática de Martí, pues al defender en general la propiedad privada sobre
los medios de producción fustigaba como injusta la riqueza exclusiva y
aseguraba que no es rico el pueblo donde hay algunos hombres ricos, sino aquel
donde cada uno tiene un poco de riqueza.
Monopolios
La
formación del pensamiento económico de Martí tiene lugar en la época del
tránsito del capitalismo de libre competencia al capitalismo monopolista en los
Estados Unidos y su influencia en la región latinoamericana. Con rapidez digna
de destacar Martí alcanza una clara concepción de lo negativo que constituye
para la sociedad la creación de los monopolios a partir de las fusiones de empresas
comerciales e industriales. Proceso que él observó y describió personalmente durante
su larga estancia en los Estados Unidos.
Ya en 1884 sentenciaba que “el monopolio
está sentado, como un gigante implacable, a la puerta de todos los pobres”.
Su concepción de una sociedad que debía caracterizarse por la riqueza
distribuida chocaba frontalmente con la concentración de la riqueza en manos de
los monopolios. El Héroe Nacional comprendió que el accionar monopolista no solo explotaba a los trabajadores, sino también a los pequeños
propietarios privados. Mas aún, vislumbró su extensión internacional con la expoliación
de otros pueblos y naciones del mundo. Especial atención dedicó al peligro que
significaban los monopolios y el imperialismo norteamericano para la independencia económica y política de
Latinoamérica y luchó contra ese peligro por diferentes vías. La mas
trascendente era alcanzar la independencia de Cuba del colonialismo español impidiendo
que el imperialismo del Norte se extendiera por las tierras de Nuestra América.
Considero justo expresar que José Martí fue el antiimperialista latinoamericano
que mejor y mas profundamente comprendió lo nefasto que sería el dominio de los
monopolios sobre los pueblos de nuestra región. Junto a ello, no fue remiso en
apoyar las relaciones económicas internacionales incluyendo el beneficio que podrían
recibir los países con la inversión de capital extranjero. Al respecto utilizó
la metáfora de un río que se lleva lo precioso al mar, pero deja en sus orillas
sus arenas de oro.
Temas
monetarios
Quizás
donde mejor se expresa el pensamiento económico de Martí y su defensa de las
naciones latinoamericanas ante la voracidad imperialista es en la Conferencia
Monetaria Internacional de 1891, que sesionó en Washington del 7 de enero al 8
de abril de 1891. El cónclave había sido convocado por el gobierno yanqui con
el objetivo de establecer su dominio económico y comercial sobre los países
latinoamericanos. El propio Secretario de Estado de Estados Unidos, James G.
Blaine, participó en la Conferencia. Martí, que asistió como delegado en su
condición de Cónsul de Uruguay, desplegó una exitosa labor política y
diplomática en la defensa de Latinoamérica e impedir la adopción de las
propuestas yanquis. Entre los mecanismos que proponía Blaine para sojuzgar a las
naciones al sur del Río Bravo se destacaba el establecimiento de una unión
aduanera, así como la utilización de la plata como patrón monetario en sus relaciones
financieras. Con la Unión Aduanera Panamericana, la administración norteamericana
buscaba atar las economías del resto del continente a la suya y eliminar a
Inglaterra que era su rival comercial. Martí se opuso a esta propuesta pues la
entrada masiva de productos y capitales del país del Norte mas desarrollado
arruinaría las industrias locales del Sur. Ante el escabroso tema de las monedas
y su respaldo en metales preciosos, el representante del gobierno
norteamericano aspiraba a lograr que se aprobara la plata como única base
forzosa de la circulación monetaria en todo el continente americano, en
contraposición del oro que utilizaba Inglaterra. Además, proponía convocar una
Conferencia mundial para extender esta decisión al resto del planeta y establecer
el bimetalismo (oro y plata) para debilitar la posición de Inglaterra y otros
estados que solo utilizaban el patrón oro. De aprobarse la plata, Estados
Unidos dominaría la circulación monetaria en nuestra región pues, entre otras
razones, era un gran productor de ese metal. Coincidiendo en tiempo con la
Conferencia, el Senado en Washington discutía la aprobación de una Ley que
permitiría la libre acuñación de monedas de plata. El tema generaba un agudo
debate. Los republicanos, que representaban a la oligarquía financiera, defendían
el patrón oro y la desmonetización de la plata; mientras que los demócratas, que
actuaban según los intereses de los agricultores, promovían la acuñación de
grandes cantidades de plata para reducir el valor real de la moneda
incrementando así el precio de sus productos. En la Conferencia, aunque Martí simpatizaba
con el bimetalismo, su principal preocupación se concentraba en evitar que los
países latinoamericanos cayeran bajo la férula de Estados Unidos mediante el
uso preponderante de la plata en sus relaciones económicas y comerciales. Correspondió
al Héroe Nacional presentar el Informe final de la Conferencia y leerlo el 30
de marzo en sus versiones en inglés y en español. El Informe rechazó la
creación de una o varias monedas internacionales aduciendo, con un lenguaje
diplomático, las diferentes opiniones al respecto entre grandes poderes
comerciales representados en la Conferencia. En definitiva, ni el Senado norteamericano
aprobó la libre acuñación de la plata, ni la Conferencia, el uso forzoso de la
plata en las relaciones económicas y comerciales en el continente. Así, Estados Unidos no logró sus objetivos de
sojuzgar a Latinoamérica mediante las relaciones comerciales y monetarias.
Economía
cubana
Martí
avanzó sus consideraciones sobre cómo quería que fuera la Cuba independiente
una vez expulsado el colonialismo español de su territorio. Lo resumía con su
concepto de una República Moral. Fueron mas escasos sus criterios sobre la
economía del país. No obstante, abordó su opinión sobre el futuro cubano de la
agricultura, la industria y el comercio exterior. En tiempos del Apóstol el
latifundio no era dominante en la Cuba de entonces por lo que no se necesitaba
una reforma agraria. El principal objetivo sería poner a producir las muchas tierras
baldías. Para ello Martí recomendaba “abrirla
a quien la emplee, y esquivarla de quien no la haya de usar”. También
priorizaba rehacer la masa de ganado muy afectada por la guerra. De la
industria, fijaba su atención en la azucarera y el tabaco. En cuanto al
comercio exterior, a fines del siglo XIX Cuba mantenía un superávit en su
balanza comercial con los Estados Unidos en detrimento de España. Martí
alertaba de las afectaciones que le acarrearía a la nación isleña la guerra de
aranceles entre ambos países. Para el futuro de la Cuba independiente, el Héroe
Nacional proponía el libre comercio no solo con el vecino del Norte sino con
todo el mundo “repleto de capitales desocupados
y muchedumbres ociosas…que hallarían en la Isla la calma de la propiedad y un crucero
amigo”. El auge del comercio exterior cubano lo veía Martí con la apertura del
canal interoceánico que se proyectaba construir en Centroamérica y la ventajosa
situación geográfica de la Isla. Se debe destacar que en el desarrollo
económico proyectado para Cuba, el Maestro
subrayaba la prioridad de atender los elementos sociales y satisfacer sus
justas demandas.
A
guisa de resumen, termino con una consideración del Dr. Carlos Rafael Rodríguez
al decir que Martí:”… creía posible el
equilibrio de las clases, la conciliación: una sociedad de riquezas distribuidas,
de pequeños propietarios rurales, del desarrollo industrial basado en la
riqueza agrícola, llena de justicia, que se librara de la injusticia del
monopolio que él había visto en los Estados Unidos”.
* Presentación en la Jornada por el 170
natalicio de José Martí organizada por la Sociedad Económica de Amigos del País
de La Habana (SEAP) el 19 de mayo de 2023.
** La Habana, 1939. Dr. en Ciencias
Económicas, Profesor Titular, Miembro de Número y Miembro de Mérito de la SEAP.
Fuentes consultadas
-
Almanza Alonso, Rafael: “En torno al
pensamiento económico de José Martí”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
1989.
-
Colección de Estudios Martianos: “Siete
enfoques marxistas sobre José Martí”, Editora Política, La Habana, 1978.
- Chailloux
Lafitta, Graciela: “Estrategia y
pensamiento económico de José Martí frente al imperialismo norteamericano”,
Centro de Estudios sobre Estados Unidos, Universidad de La Habana, 1989.
-
Martí Pérez, José: “Obras Completas”,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2ª. Edición, 1975.
-
Morales Pérez, Salvador: “Ideología y
luchas revolucionarias de José Martí”, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1984.
-
Soberón Valdés, Francisco: “Historia del
Dinero”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2019.
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