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miércoles, 7 de abril de 2021

Avatares de la economía cubana

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La implementación del ordenamiento monetario es el cambio más trascendental de la política económica de Cuba en las últimas dos décadas.

Autora: Erika Alfonso Villar

Desde el pasado primero de enero, el gobierno cubano inició un proceso de reordenamiento monetario que cambió la dinámica económica del país. El incremento salarial, unido al aumento de precios en la mayoría de los bienes y servicios del Estado, y el establecimiento de una única tasa de cambio, resultaron algunos de las principales transformaciones devenidas entonces.

Con el aumento salarial se espera una solvencia económica con la cual adquirir mayores bienes y servicios, de modo que el trabajo sea un incentivo; sin embargo, es una medida que aún no logra ser totalmente efectiva por la actual escasez de ofertas.

Hay que partir de que hace un año Cuba y el mundo atraviesan por un contexto epidemiológico complejo con la Pandemia de Covid-19 y la crisis económica generada globalmente incide con más fuerza en un país como Cuba que importa casi la totalidad de los artículos de primera necesidad. Además, es una economía pequeña, sometida por décadas al bloqueo de Estados Unidos.

Por otra parte, la eliminación del CUC suponía que el peso cubano pasaba a ser la moneda más importante para manejar la economía de casa; no obstante, desde hace más de un año en el país se estableció una red de tiendas en dólares, las cuales están más abastecidas que las de moneda nacional, y (valga la redundancia) han dolarizado el mercado cubano. El peso se deprecia y el precio del dólar se dispara según la oferta y la demanda.

Para analizar el tema, Qva en Directo conversó con tres economistas e investigadores cubanos.

EL DIÁLOGO

Oscar Fernández Estrada, doctor en Ciencias Económicas y profesor de la Universidad de La Habana:

El valor de una moneda se establece con respecto a otras monedas. Cuando se habla de que una moneda está sobrevalorada se refiere a la tasa de cambio. En Cuba lo que ha pasado durante las últimas décadas es que la tasa de cambio que regía todas las operaciones del sector empresarial, fue de uno por uno. Esa fue una tasa sobrevaluada. Le dio al peso un poder que no tiene en la práctica. Indicaba que con un peso se podía comprar un dólar y no era así.

Ricardo González Aguila, máster en economía y profesor del Centro de Estudios de la economía cubana:

El pasado primero de enero se devaluó el peso cubano en el sector empresarial. Su valor se alineó al tipo de cambio de CADECA, 24 CUP/USD lo cual fue un paso en la dirección correcta tras el objetivo de rescatar el rol que deben desempeñar los precios en nuestra economía. Sin embargo, este paso fue solo el inicio de un proceso complejo de más largo plazo, y en que necesariamente deben confluir múltiples factores. Por ejemplo, incluso después de haberse devaluado la moneda, todavía el tipo de cambio resultante no es un precio de equilibrio. O sea, no refleja la escasez relativa de dólares en la economía. Y eso es algo sobre lo cual habrá que trabajarse en el futuro si se desea que los precios sirvan de palanca en la reactivación de nuestra economía.

Ricardo Torres Pérez, doctor en Ciencias Económicas:

A pesar de que se hizo una corrección en el tipo de cambio del sector público, esa moneda incluso con ese tipo de cambio corregido no es convertible. Ni las personas, ni las empresas estatales pueden ir a los bancos a comprar dólares u otra divisa en ese precio.

Ese no es todavía el precio efectivo de la moneda en este momento y además sabemos que hay un mercado paralelo de divisas que es el informal, el cual si bien no está amparado bajo ninguna regulación del gobierno, existe más allá de la voluntad de las autoridades, y en ese mercado desde por lo menos julio de 2019 el precio de la moneda cubana ha estado cayendo.

Ahora mismo está entre 48 y 50 pesos el dólar. Entonces si eso se compara con el precio de 24 a 1 indica que la moneda cubana, ese precio oficial, no está directamente vinculado a las condiciones del país.


Unificar la tasa de cambio… ¿por qué?

Oscar Fernández Estrada*:

La tasa de cambio entre dos monedas está refiriéndose a un término que se llama mercado monetario. La tasa de cambio es el precio de ese bien que es la moneda, entonces el mercado monetario es el lugar donde se expresan los intercambios de esa actividad; gente que quiere comprar y gente que quiere vender. La tasa de cambio es el precio de esa actividad y ese mercado a su vez no va a ser un mercado único, sino que está segmentado desde los años noventa.

Hay un segmento que son las empresas, que tienen unas reglas de cambio, enfrentan determinadas restricciones, tienen vías para acceder a ese mercado a cambiar la moneda y tienen una tasa concreta. Luego está el segmento de la población. Antes del ordenamiento, las empresas operaban a la tasa de cambio de uno por uno con mecanismos administrativos de asignación de divisas, porque no se podía asumir un mercado cambiario a esa tasa de uno por uno, mientras la población si tenía un mercado cambiario de 1 por 24, asumiendo que el CUC se mantenía alrededor de 1 por 1×1.10 o 1×1.25 dólar.

El segmento de la población operaba de manera estable con la tasa de cambio de 1×24, lo que se decía en aquel entonces es que la tasa de cambio empresarial estaba sobrevaluada y la de población subvaluada, y que la tasa de cambio en equilibrio debía ser algo en el medio, pero en realidad una vez que se conectan ambos mercados el punto de equilibrio puede darse en otro lugar porque depende de otras muchas circunstancias.

Ricardo González Aguila*:

La sobrevaloración del tipo de cambio ―que es equivalente a decir que la moneda cubana esta sobrevaluada― tiene múltiples implicaciones negativas. Lo primero es que como se ha repetido innumerables veces, cuando el tipo de cambio está sobrevaluado las exportaciones se hacen caras y las importaciones se abaratan, por lo tanto, insertarse y competir en la economía internacional le es muy costoso a las empresas. Es lo que sucedía en el país.

Si una empresa quiere exportar un bien a un precio de un dólar norteamericano, y por ese bien recibe el equivalente a un peso cubano; exportar se convierte en un desincentivo.

Por otra parte, Una moneda sobrevaluada también abarata las importaciones y eso es negativo porque competir internamente por sustituir importaciones se hace una tarea muy compleja. Por ejemplo, ¿qué interés tendría la administración de un hotel en sustituir su oferta de wiskies importados por rones domésticos si el diferencial de costes entre ambas bebidas, que se explica por la tasa de cambio, es no significativo? Dado que importar es relativamente más barato, sustituir importaciones se convierte en un desincentivo.

Por otra parte, la sobrevaloración del tipo de cambio te genera una distorsión notable en la contabilidad empresarial. Contabilizar cuánto cuesta producir se hace muy difícil en ese entorno, y uno puede estar produciendo bienes que no produciría si el tipo de cambio fuera otro.

Otra de las distorsiones era la existencia de múltiples tipos de cambio en la economía. Además del tipo de cambio de Cadeca, el oficial, que eran los más conocido, también existían otros tipos de cambio, como el que se usaba para el pago de salarios en la zona de desarrollo especial del Mariel, que era 1×10 cup; o el de las empresas mixtas, 1×2 cup, etc. Pero ello no quedaba ahí…
¿Efectos positivos de la unificación?

A muchos productos de la economía que se exportaban o sustituían importanciones se les daba una subvención por tipo de cambio; y era diferente para cada producto de cada empresa de la economía. Todos esos tipos de cambios funcionando en paralelo conformaban en su conjunto una fuente de cuasi fiscalidad y de ineficiencia en la asignación de recursos.

Todo lo anterior se corrigió con la unificación. Y es cierto que eso son efectos positivos. También permitió corregir otras distorsiones de precios que había en la economía; un mismo producto con dos precios, por ejemplo. Pero el efecto más importante es que, efectivamente, se abarata el precio de las exportaciones, algo que Cuba necesita para reactivar nuestra economía. Obviamente, también hay costos, que en mi opinión tienen que ver con la forma en que se diseñó la tarea. Haberla llevado a cabo con una aproximación “big bang” (decimos los economistas) en lugar de con una aproximación gradual, sobretodo en un contexto de tan delicado como el actual; está generando unos costos de transición muy elevados sobre las empresas y los hogares.

Hay otra cuestión importante. Cuando se modifica el tipo de cambio, cambia la rentabilidad relativa de las empresas. Hay empresas que se van a convertir en irrentables pero también hay actividades que se van a convertir en rentables o cuya rentabilidad va a aumentar; y eso es importante porque se crean oportunidades de inversión que hasta el momento estaban ocultas para el país, por lo tanto se crean dinámicamente oportunidades de negocio donde anteriormente no existían. Ese es otro efecto positivo.

¿Por qué el peso cubano no es una moneda “dura”?

Ricardo Torres Pérez*:

Hay una diferencia muy grande entre lo que existía en Cuba antes de 1959 y lo que vino después, por razones obvias; las sanciones de Estados Unidos, la relación con los países socialistas, el derrumbe de la URSS y demás, pero básicamente la fortaleza de una moneda tiene que ver con el tamaño y la política monetaria de su economía.

La moneda, a nivel internacional, cuando se compara con otras monedas en parte tiene que ver con la situación comercial entre los países para hacer los pagos. Las economías más grandes, que comercian mucho, tienden a tener monedas fuertes que son convertibles por lo menos con sus socios comerciales más importantes y en el espacio regional donde esta esa economía.

El otro criterio que determina también la fortaleza de la moneda es la característica de la política monetaria. Si en un país hay una historia de inflación alta, sostenida a lo largo del tiempo, esa moneda tiende a ser mucho más débil porque está perdiendo valor continuamente que países que tienen tasa de inflación baja, con lo cual el valor de su moneda se mantiene relativamente estable a lo largo del tiempo y entonces eso también le da fortaleza a la moneda.
Cuba y el mundo en la moneda

En Europa antes de la llegada del euro, el país que tenía la moneda más fuerte era Alemania porque había una economía grande, con mucho comercio. Alemania exporta mucho y además tiene una política monetaria muy restrictiva. Las tasas de inflación siempre fueron bajas. Otra economía muy fuerte es Inglaterra, y Estados Unidos es la más clásica de los últimos tiempos. Por eso no es coincidencia que China en la medida que su economía va creciendo, y su relación comercial con el resto del mundo se expande, su moneda se haga más fuerte.

En relación a eso, Cuba tiene todo lo contrario. Tiene una política monetaria que después del noventa tuvo bastantes altibajos, con episodios de inflación muy fuerte entre 1991 y 1994, y luego más recientemente. Eso afecta mucho la moneda. Tiene un esquema monetario muy complejo y una economía muy pequeña, que comercia muy poco en relación a otros países incluso del área, por lo tanto, la moneda no puede ser fuerte.

La moneda cubana no es fuerte primeramente porque no es una divisa. Para que una moneda sea divisa, extranjera, alguien la tiene que demandar. El peso cubano no cotiza en ningún mercado internacional, ni en la bolsa de valores. No puedes comprar y vender pesos especulando en una bolsa de valores. No tiene una demanda, no es dinero internacional, no sirve de unidad de cuenta entre comercio de ningún país del mundo. Oscar Fernández Estrada*


Reordenamiento económico, primer paso para el reajuste de la economía

Como hizo referencia el profesor Ricardo Torres, hay una serie de factores que inciden en el desarrollo del sistema económico cubano y tienen que ver con la manera histórica en que se ha organizado la economía en el país. Cuba es una isla pequeña que produce muy poco, y en las últimas décadas, logró un sostén importante por los beneficios del turismo y la entrada de remesas.

En el contexto epidemiológico actual, el turismo paralizó casi completamente sus actividades y en el caso de las remesas, la política del gobierno de Donald Trump restringió esta fuente de dólares para el país. El reordenamiento monetario, demandado por los economistas desde hace años, llegó en medio de esta situación, como un primer paso para el reajuste de la economía, que indiscutiblemente, depende de otros factores.

Al respecto, los profesores y economistas explican:

Oscar Fernández Estrada*:

El proceso de ordenamiento monetario no puede resolver todos los problemas de un golpe, porque los problemas no son monetarios sino productivos. Hay una grave dificultad de capacidad y desempeño productivo, la cual es muy difícil de resolver sin esta medida.

La mayoría de los economistas no cuestionamos la necesidad del ordenamiento porque es condición para resolver los problemas productivos, pero no es la única. Este proceso el principal problema que tiene que resolver desde el punto de vista productivo es incentivar las exportaciones y desincentivar las importaciones, porque se supone que ahora será mucho más caro importar que exportar. Esto obligaría a las empresas a intentar buscar soluciones en empresas domésticas que puedan acometer la producción que necesitan, pero es algo lento, no va a ocurrir de la noche a la mañana.

Supongamos que la unificación consiga lo que se propone y genere un incentivo para las empresas; aun así, funcionando bien no resuelven la situación, porque tenemos un sistema productivo totalmente deteriorado, que produce muy poco. De todas las cosas que pudiera producir un país, aquí no se produce nada, prácticamente no hay oferta, independientemente de la crisis por la pandemia, en Cuba hay un montón de rubros que no se producen y existen en el mundo.

En ese sentido hay una gran potencialidad si abren el sector privado. Lo más importante para la economía cubana es la inversión extranjera. Hay un condicionamiento muy grave que es el bloqueo.

Si la administración de Joe Biden comienza a flexibilizar su política hacia Cuba y levantar restricciones, pues la nación será un destino atractivo de inversión extranjera porque es un excelente lugar, con mano de obra calificada, estabilidad política, una de las cosas que más importantes resultan para la inversión extranjera. Pero no vendrían solamente por el mercado cubano, que es muy pequeño.

Pero el gobierno cubano tiene que manejar la inversión extranjera de otra manera, no puede ser que nos tardemos tanto para aprobar un proyecto, que haya algunos buenos que no se aprueben. Hay que darles facultades a los gobiernos locales para que aprueben muchos pequeños proyectos que resuelvan todos sus problemas. Cualquiera que quiera invertir para resolver problemas de algún territorio, debería ser aprobado.

El gobierno cubano hasta ahora ha priorizado los grandes negocios. Eso es un error. Cuba necesita eso, pero necesita también resolver un montón de problemas que se hacen con pequeña inversión, incluso no tiene por qué necesariamente ser extranjera, ni excluir a los cubanos que están en el exterior.


Reordenamiento monetario… ¿qué es esperar?

Ricardo Torres Pérez*:

En principio uno pudiera pensar que una economía en la cual los precios informen mejor sobre la realidad económica y permitan tomar mejores decisiones es una economía que estará en principio en mejores condiciones para avanzar y desarrollarse porque los agentes están tomando decisiones más óptimas.

El gobierno espera que esto promueva la búsqueda de eficiencia, el aumento de la productividad, el crecimiento de las exportaciones. Todo esto con mucho énfasis en el sector estatal, incluso con reestructuración de las empresas más ineficiente. Se espera que se fortalezcan los encadenamientos al interior de la economía y que se incorporen muchas personas al empleo formal.

Si bien esos objetivos son legítimos, el ordenamiento monetario per se no resuelve esos problemas porque debe acompañarse de otras medidas. Ahí hay un gran abanico que va desde flexibilizar el trabajo por cuenta propia, que ya empieza a ocurrir, la implementación de las pequeñas y medianas empresas, pero también una ley de quiebra para reestructurar empresas estatales, ver qué ocurrirá con el comercio exterior, incluso con el comercio minorista dentro del país que hoy está tan afectado.

Tiene que ocurrir una reforma en la agricultura. Se busca darle un giro al funcionamiento del sistema económico, por uno más basado en el mercado, por eso son tan importantes los precios en esta nueva etapa. Pero no son objetivos que se alcanzan automáticamente a partir del ordenamiento. Además, la propia implementación del ordenamiento ha tenido problemas de diseño y ejecución. Habrá un proceso para corregir precios, comportamientos y conductas, que va a durar varios meses.

Oscar Fernández Estrada*:

Antes del ordenamiento tenía que llegar la apertura del sector por cuenta propia, lo que acaban de anunciar hace algunas semanas. Nuevas actividades para intentar dinamizar la oferta antes del reordenamiento, porque como único esa cantidad de dinero en circulación se puede recoger y no se convierte en inflacionaria, es que haya más oferta. Entonces lo han hecho al revés, eso tenía que haber llegado seis meses antes.

El gobierno cubano tiene como objetivo construir una economía socialista, pero no quiere decir que en Cuba exista socialismo. Es verificable que hay una economía no capitalista porque las trasnacionales no controlan la política económica del país, o sea, el sector privado no controla la política económica.

Pero según la teoría marxista de la construcción del socialismo lo que ocurre normalmente en un contexto como la economía cubana, es la coexistencia de diferentes formas de propiedad. Con el nivel de desarrollo que tienen nuestras fuerzas productivas insertadas en un mundo capitalista, no es posible que sobreviva una economía, con propiedad únicamente estatal, tiene que haber coexistencia. Es lo que hemos dicho durante muchos años los economistas.

Tiene que haber un sector privado que haga cosas que el Estado no puede hacer eficientemente, y eso le permite al Estado concentrarse en las cosas más trascendentes que garantizan estratégicamente la supervivencia del sistema, pero hay muchísimas cosas que el Estado no gestiona o lo hace mal porque no tiene manera de hacerlo bien. Eso es un principio de la economía política de la construcción del socialismo y lo hemos violado durante muchos años por dogmas y prejuicios que vienen heredados del modelo de economía soviético.

Ahora mismo lo que ha ocurrido es que por primera vez en muchos años han pasado de tener una lista de actividades permitidas a actividades prohibidas, con lo cual ahora mismo el sector privado tiene posibilidades casi infinitas de hacer, crear, desarrollar ideas, proyectos, lo cual supone un enorme un trascendental cambio conceptual en el modelo económico cubano con respecto al sector privado.

Ahora las personas van a pensar en cuál es el negocio que quieren hacer y van a implementarlo, le van a dar una licencia y van a montarlos, por supuesto que todavía hay debate porque es algo que se comienza a implementar ahora, pero es un cambio trascendental.
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Ricardo González Aguila*:

La expansión del TCP con la publicación de la lista negativa es la medida más importante anunciada con posterioridad al ordenamiento. Representa un viejo reclamo de muchas y muchos economistas y hombres y mujeres de negocios. Es el tipo de transformación estructural que se requiere para acompañar al ordenamiento monetario aunque no es la única.

Nuestro modelo económico debe avanzar más aceleradamente en la creación de esos vínculos y alianzas entre el sector estatal y no estatal. La historia del desarrollo económico muestra que los países más exitosos han sido aquellos donde el Estado ha liderado procesos de transformación estructural con la participación de actores económicos de diversa índole; sin perder la brújula en el empeño de construir una sociedad inclusiva más justa para todos sus ciudadanos; pero también con mucho pragmatismo y sentido común.


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Ricardo Torres Pérez*:

Doctor en Ciencias Económicas (Universidad de La Habana); profesor titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana. Ha recibido becas en Japón, Francia, Finlandia y en universidades como Harvard, Columbia y la Universidad Americana. Publica frecuentemente sobre transformación estructural, políticas industriales y reforma del modelo económico en Cuba en libros y revistas cubanas y extranjeras. Es co-editor de la serie Miradas a la Economía Cubana.

Oscar Fernández Estrada*:

Doctor en Ciencias Económicas y Profesor Titular de la Universidad de La Habana

Ricardo González Aguila*:

Máster en Economía por la Universidad de La Habana y la Universidad Queen Mary de Inglaterra. Profesor de economía del Centro de Estudios de la Economía Cubana. Candidato a Doctor por la Universidad de Barcelona. Diploma en métodos estadísticos y econométricos. Publicaciones sobre productividad a nivel de empresas en Cuba, transformación productiva y política industrial, salarios, subvenciones, etc.

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