De
nuevo, después que envié mi escrito titulado “Qué Hacer? del 18 de abril de 2017, y que adjuntamos a la
presente, decidí exponer en este Preámbulo, una actualización; y lo hago,
aunque pudiera saciar a algunos, tomando en cuenta que aún continua y se ha
recrudecido, como lo auguramos, el
criminal accionar de dos recientes mandatarios del Imperio: Donald Trump y Joe
Biden.
Además
de las canalladas de los once anteriores, ya son trece que se han empachado de
tanto atragantarse de odiar, censurar, sancionar, asesinar y despreciar a
nuestro Pueblo y su Gobierno Revolucionario, con el único fin de liquidarlos de una vez y para siempre.
Considero
que no debemos cejar de combatir, por todos los medios que se nos presenten,
desde el más ínfimo, como el que nos ocupa, hasta el más vasto, a esta gentuza
para tratar de que no se les ocurra cualquier barbaridad, a lo que están
acostumbrados, imaginándose de que hemos bajado la guardia por nuestra posible,
dicen ellos, displicencia.
En
este interin de tiempo, transcurrieron los 4 años del mandato del fascista y
xenófobo millonario Donald Trump, dejándonos una estela de sanciones que se
activaron en 243 medidas reaccionarias y coercitivas, una de ellas tan injusta
y despreciable como la de declarar a Cuba país que apoya y patrocina el
terrorismo.
Por
otro lado, su sucesor, el excelentísimo mandatario de ese poderoso imperio, Joe
Biden, cristiano confeso, pero transgresor empedernido de todos los preceptos
de esa perdurable, misericordiosa y egregia religión, se encuentra irreflexivo,
más bien atolondrado, por una especie de herrumbre que esta infiltrándose en
las entrañas de ese engendro, emergiendo signos semióticos inequívocos de una
posible decadencia hegemónica imperial, lo cual pudiera llevarlo a cometer el gravísimo error, que padecen todos los
imperios, de acudir a las guerras como salvación.
La
Habana, Cuba. 18 de febrero de 2022. “Año 64 de la Revolución.”
¿QUÉ HACER?
18 de abril de 2017
El
pueblo en el que nosotros nacimos se ha establecido records mundiales
impresionantes, que debían ser reconocidos por todas las organizaciones que se
ocupan de registrar completamente estas hazañas asombrosas. Veámoslos a
continuación:
· Hemos estado más de dos
siglos sujetos a una constante apetencia y ambición de la nación más poderosa
del mundo, que increíblemente desde alcanzó su independencia del imperio inglés
en 1776, están vitoreando que nuestra
Isla es parte inseparable de su territorio.
· Aunque algo más tarde en
relación con los otros países latinoamericanos, nuestra lucha por la independencia
comenzó en 1868, finalizando en 1898; 30 años combatiendo denodadamente con un
pequeño ejército, sin avituallamientos necesarios, pasando necesidades, hambre,
enfermedades; a veces con las familias a cuestas, y la indiferencia aprovechada
de los gobernantes estadounidenses; enfrentando a un ejército colonial
organizado, al cual tenía prácticamente derrotado, cuando el gobierno de los
Estados Unidos decidió intervenir con su ejército, malogrando la victoria
segura de los mambises cubanos.
· La resistencia de nuestro
pueblo por más de 50 años, contra la prepotencia de los yanquis, durante el
periodo neocolonial que nos impusieron, y sus convicciones de ser poseedores
absolutos de esta Isla, cumpliendo con sus ancestrales apetencias.
· Soportar heroicamente, a
partir del triunfo de la Revolución el 1ro.de enero de 1959, los embates
colosales del gigante que ha tratado de asfixiarnos, utilizando todos los
medios más crueles y sofisticados que nación alguna haya resistido.
Dentro de
esta expiación, afrontar sin claudicar,
· Planes
· Proyectos
· Ideas
· Arengas
· Acechos
· Embustes
· Intentos de magnicidios
· Invasiones mercenarias
· Terrorismo
· Complots
· Espionajes
· Acciones encubiertas
· Sabotajes
· Propaganda sucia y sediciosa
· Apoyo a organizaciones contrarrevolucionarias
· Guerras psicológicas
· Empleo de armas químicas y bacteriológicas
· Aislamiento político
· Bloqueos
¿Habrá
pueblo pequeño como el nuestro que haya obtenido el record de sufrir, nada
menos que las canalladas de ONCE (11)
PRESIDENTES DE LOS ESTADOS UNIDOS, cada uno de ellos con sus
características en sus planes para liquidar nuestro proceso revolucionario, en
estos últimos 58 años, lo que ha requerido de esfuerzos sobrehumanos y de la
unión de todos para no rendirnos?
Pudiera
pensarse por el lector de este preámbulo y otros documentos que he redactado,
que estoy obsesionado, padeciendo de una psicosis pertinaz, cuando casi siempre
destaco los heroicos esfuerzos de nuestro pueblo para impedir las agresiones
del imperio estadounidense.
Pero
es el caso, de que la historia se disipa con facilidad, y los seres humanos
tienden a olvidarla, enfrascados en las múltiples y a veces engorrosas
vicisitudes que los golpean.
Por
otro lado, los poderosos, que no es que la olviden, sino que utilizan todas sus
tretas para ocultar sus crímenes y sus perversidades. Es por eso que he creído
necesario reseñar esta larga introducción, para poder pasar al aspecto
principal deseo comunicarles.
Como
sabemos, la situación actual en el mundo es sumamente trágica y peligrosa. La
contraofensiva del capitalismo es despiadada. Su mayor exponente es la nación
más poderosa que jamás ha existido: los Estados Unidos de América.
El
nuevo mandatario Donald Trump, (el
décimo segundo para nosotros), está mostrando sus atributos, conjuntamente con
sus principales asesores y ministros; una caterva de racistas, xenófobos,
antiinmigrantes, guerreristas, neoconservadores, ultraderechistas y algunos con
ideas fascistas.
En
nuestra América las muestras de desunión son palpables. La situación en
Venezuela es muy compleja. Se están tejiendo conspiraciones contra Ecuador,
Bolivia y Nicaragua.
Nuestro
Pueblo y nuestro Gobierno tienen que estar muy alertas, pues se pueden
presentar situaciones sumamente críticas, especialmente en Venezuela.
El
bloqueo sigue intacto a la espera de los avatares del nuevo gobierno de los
Estados Unidos, que todo hace indicar
será recrudecido.
Alguna
gente cree que con más turistas, unos cruceros y otros atractivos, ya vamos a
solucionar nuestros graves problemas y las condiciones económicas van a
mejorar; por lo tanto, no debemos preocuparnos por el resto de las infernales
restricciones del famoso embargo.
Entonces
es cuando aparecen los esclarecidos internos y externos. Algunos, no lo dudo,
con buenas intenciones; otros disfrazados, fingiendo de su buena fe, de estar
muy preocupados por el destino de la patria, y a veces insistiendo que también
del Socialismo.
Nos
inundan de documentos, de sugerencias, propuestas, consejos y recomendaciones;
a veces nos increpan de la necesidad del apremio en poner en práctica sus
ideas, de lo contrario hasta la misma Revolución podría sucumbir.
Nos
llama la atención muchas veces, que esos reclamos coinciden con los de nuestros
más reacios adversarios, lo que honestamente nos resulta repulsivo.
Algunos
son tan ilusos que hasta cualquier anormal se pudiera dar cuenta que están
viviendo en un mundo artificial, creyendo en cantos de sirena, mostrando un
infantilismo ingenuo. Otros no son tan cándidos, son expertos en la
confabulación, en el arte de dividir para triunfar. También los que se
transforman en suaves y simpáticos enviados de la paz, la concordia y la buena
fe.
Nos
exigen más democracia, más privatizaciones, multipartidismo, libertad de
prensa, una nueva constitución más liberal, eliminando la irreversibilidad del
Socialismo; condicionalidad, elecciones a su estilo.
Considero
que hoy más que nunca nuestro Pueblo debe luchar por mantener su espíritu de
lucha, a pesar de los problemas y deficiencias que internamente nos agobian, y
que debemos seguir combatiendo con inteligencia y eficacia.
Desterrar
lo que nos están inculcando por todos los medios y de forma insistente de ser CONDICIONALES, con la pretensión de ir
liquidando nuestra unidad.
El
momento requiere no distraernos en ilusiones, caprichos y quimeras. Continuar
con nuestros planes ya definidos. Mostrarnos INCONDICIONALES, NO FANÁTICOS, para mantener lo más sagrado que
requiere nuestro proceso: LA UNIDAD.
18
DE ABRIL DE 2017. “Año 59 de la Revolución”.
Julio Sergio Alcorta Fernández.
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