Cerca de 30 técnicos de Acinox cursan hoy sus estudios de ingeniería en un aula dentro de la propia industria
LAS TUNAS.–La creatividad de los trabajadores caracteriza a la Empresa de Aceros Inoxidables Acinox, de este oriental territorio. Sus directivos aseguran que el funcionamiento de cada una de las áreas productivas, pese a las limitaciones económicas o la carencia de recursos, ha sido posible gracias a la inteligencia de quienes allí laboran, agrupados en un fuerte movimiento de innovadores.
Sin embargo, de acuerdo con el contexto que vive hoy el país, al llamado del Gobierno, y con el objetivo de ser para 2030 una empresa de alta tecnología, la entidad se enfoca en ponerles ciencia a los procesos, encauzar el empirismo, y elevar la preparación del colectivo.
Es ese el motivo por el cual el vínculo con la universidad local y con otras del país puede calificarse allí como muy sólido, con resultados y perspectivas.
Se trata de una visión renovadora, orientada a proponer e implementar, desde la propia empresa, las soluciones a sus problemáticas más acuciantes, ya sea en el ámbito productivo u organizacional.
UNA META CONSEGUIDA
El doctor en Ciencias Técnicas, específicamente de la rama de la Automática, Guillermo González Yero, se describe a sí mismo como un apasionado de la ciencia, y ha desarrollado en Acinox toda su trayectoria profesional.
Soñó, desde sus primeros años de graduado, con la posibilidad de investigar, desde la industria, los problemas de la industria. «En una entidad de las características de Acinox, en la que son altos los costos de producción, la tecnología –en especial la automatización– incide mucho en materia de eficiencia», afirmó.
Fue por eso que se involucró en un doctorado cuyos resultados fueron muy bien recibidos por la comunidad científica de la Automática en Cuba. Una vez concluido, explicó, «el doctor Israel Benítez, de la Universidad de Oriente (UO), me propone no detenerme en mi doctorado, sino tratar de explotar eso en la formación de jóvenes ingenieros que pudieran llegar a la maestría o, incluso, al grado científico superior».
Sin embargo, la condición esencial negociada para hacer crecer la iniciativa fue enfocar los futuros trabajos investigativos en las problemáticas de la industria.
Así, luego de lograr el apoyo de la empresa y de otros especialistas, y elaborar un posible plan de temas enfocados en la eficiencia energética de la acería, se convocó a un taller que, con la presencia de profesores de la UO y de la Universidad de Las Tunas (ULT), representantes de otras empresas locales (Cedai, Copextel, Electromedicina), y jóvenes cuyo perfil era afín a las propuestas de temas, definió autores, tutores y dejó el camino abierto para una maestría en Automática, sin precedentes en Las Tunas.
«Como dato peculiar se logró organizar un claustro nacional, con profesores de esas dos universidades, y de la Cujae y la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. Fue un ejercicio de inteligencia colectiva que permitió el éxito posterior del proyecto», apunta Guillermo González Yero.
La iniciativa fue presentada también a la convocatoria del Programa Nacional de Desarrollo de Automática y Robótica, y fue así que en enero de 2019 se inició el proyecto Automatización avanzada para la elaboración y afino del acero, asociado a ese programa nacional y respaldado, además, por la quinta edición de la maestría en Automática de la UO.
Eso permitió que tuviera un financiamiento asegurado para el traslado de los profesores, su hospedaje, los experimentos necesarios para las investigaciones, y otros aspectos organizativos.
Aunque la pandemia impidió que concluyera en 2021, como estaba previsto, durante los días 12 y 13 de mayo de 2022 discutieron sus tesis 11 de los 13 matriculados, y los dos restantes lo harán este mes.
De acuerdo con el promotor de la iniciativa, «durante las propias discusiones se pudo constatar que son, en su mayoría, proyectos viables, quizá unos con más prioridad que otros, y lógicamente requieren de recursos, pero pueden aportar mucho a la eficiencia de la acería. Ahora le tocará a la empresa, en la medida de lo posible, darle curso a esas investigaciones».
Sobre esa base ha trabajado Reynier Ramírez Leyva, especialista a en Automatización y ahora Máster, gracias al mencionado proyecto. Para él ha sido una oportunidad de crecer profesionalmente y de desarrollar sus inquietudes científicas en función de las de la industria que lo acogió, incluso, antes de graduarse.
«Lo que más me interesó del proyecto –apunta–, es que se basa en necesidades propias de la industria, en plantear soluciones a problemáticas de la empresa, utilizando la ciencia y la innovación.
«Mi tesis de grado yo la había hecho con la tutoría del doctor Gonzalez Yero, aquí mismo en Acinox, en la instalación de vaciado contínuo, que es una de las partes finales del proceso productivo de la palanquilla; lo que hicimos fue continuar ese camino y profundizarlo, porque teníamos conocimiento de causa de las problemáticas que se manifestaban allí. Ya teníamos una lógica para encauzar el trabajo».
Tanto él como los demás graduados de esta maestría devenida proyecto I+D (Innovación y Desarrollo), son fruto de un trabajo colectivo que demuestra el éxito de la colaboración seria y constante entre la academia y la industria. Sus trabajos son ahora caminos abiertos a un futuro de mayor eficiencia en favor de la productividad.
PERSPECTIVAS QUE APUNTAN AL ÉXITO
La doctora en Ciencias Económicas Yadira Velázquez Labrada contribuye activamente, desde su puesto de trabajo en Acinox, al desarrollo profesional de otros.
Desde su función paralela como profesora adjunta y titular de la ULT ha sido un eslabón de enlace entre ese centro de altos estudios y otros del país, con la industria. Acerca de un fuerte movimiento doctoral que se gesta en la entidad dialogó con Granma.
«Es una propuesta desde la siderurgia, que queremos convertir en proyecto con todo lo que ello implica. Eso da la medida de que cada vez se vuelve más robusto el vínculo universidad-empresa. Yo creo que, incluso, en un momento determinado pudiéramos llegar a ser una unidad anexa de la Universidad de Moa o de la nuestra, de acuerdo con el movimiento que se ha generado aquí».
Se trata de 15 investigaciones que fueron tesis de maestría –diferentes a las ya mencionadas–, pero que tienen excelentes perspectivas para constituirse como tesis doctorales y, con ese fin, serán sometidas al comité académico de la Universidad de Moa (UM).
Con temas también enfocados en problemas puntuales de la empresa, abarcan un espectro amplio, pues se relacionan con la gestión empresarial, la siderurgia y la química. «Son temas que proponen mejoras técnicas para la industria, pero también desde el orden organizacional», señaló Yadira Velázquez Labrada.
La Doctora adelantó también que se gesta un curso denominado Emprendedores del acero, para jóvenes y reservas, «porque también necesitamos formar directivos y para eso se está preparando un programa académico con la ULT, pero en el entorno de Acinox».
Explicó, con visible optimismo, que se logró constituir en la entidad lo que en el argot empresarial se denomina «aula cautiva», donde, matriculados ya en el curso por encuentro de la UM, se forman técnicos con el fin de obtener el nivel académico de ingenieros.
Velázquez Labrada dijo que ya se encuentran en proyección dos aulas más, una de Mecánica, de conjunto con Metunas, y una de Eléctrica.
María Caridad Ramírez Pérez, doctora en Ciencias Técnicas y profesora titular de la UM, forma parte del claustro que hoy contribuye a la formación de nuevos ingenieros. De acuerdo con su apreciación, esta aula es el fruto de años de relación entre esa casa de altos estudios y Acinox Las Tunas, que ha acogido a muchos de los graduados allí, y que ha brindado sus instalaciones para prácticas laborales y trabajos de diploma.
«A partir de una intención de país se han estrechado esos vínculos, que pudieran más bien llamarse integración. Hemos estado trabajando juntos, tanto en materia de posgrado como de pregrado, que también es nuestro encargo. Precisamente, con el objetivo de facilitar esa formación, surge la posibilidad de tener aulas propias de la universidad, con una matrícula que es nuestra, pero fuera del campus y ubicadas en determinadas entidades.
«También se logra una interacción con otras universidades, porque, por ejemplo, a esa aula de ingeniería que existe hoy aquí, le estoy impartiendo clases yo, por la UM y profesores de la ULT. Nuestro objetivo fundamental es que, con la ayuda de todos, con las facilidades que les da el plan de estudio y la tecnología, puedan lograr su objetivo, que es hacerse ingenieros».
Son estos pasos alentadores los que demuestran la veracidad de ese llamado a la vinculación entre la academia y las empresas cubanas. Las industrias nacionales, como es el caso de Acinox, tienen un peso fundamental para el desarrollo económico del país y, por ende, necesitan crecer y desarrollarse a lo interno para cumplir mejor esa función.
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