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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 8 de agosto de 2018

Negociar es un arte, no una tarea




La Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), es el proyecto estrella de Cuba para captar inversión extranjera.


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La publicación de un grupo de modificaciones al reglamento que complementa la Ley 118, vuelve a poner sobre la mesa dos temas tema recurrentes: el del carácter estratégico de la inversión extranjera para nuestras aspiraciones de desarrollo y el de la lentitud con que se ha operado en el mismo.

A los señalamientos hechos una y otra vez por el General de Ejército Raúl Castro acerca de la necesidad de destrabar este asunto, se han unido los de Miguel Díaz-Canel prácticamente desde que tomo posesión de su cargo como Presidente.

De otra parte, han sido muchos los estudios, artículos y reportes escritos sobre este asunto. En casi todos aparece de forma explícita la demostración del carácter estratégico del IED para Cuba y también las principales debilidades que los inversionistas extranjeros han identificado.

Por fin, luego de varios años, y como se expresa en uno de los Por Cuanto del decreto ley 334/2018 “La experiencia aconseja atemperar las regulaciones del referido Reglamento al desarrollo y exigencias de nuestra sociedad y a los efectos de simplificar los procedimientos establecidos de manera que coadyuven a ofrecer una respuesta más ágil al establecimiento de la inversión extranjera en el territorio nacional, resulta necesario modificar el Decreto antes mencionado”. Se refiere al Decreto No. 325 “Reglamento de la Ley de la Inversión Extranjera”, de 9 de abril de 2014 que normaba los procedimientos al respecto hasta la publicación de este nuevo Decreto 334/2018.

Sin dudas, que es un paso hacia lo que hace falta pero cabe la pregunta ¿había necesidad de esperar tanto?

Se declara que “el objetivo fundamental de estas modificaciones es facilitar los procesos de presentación al MINCEX de los negocios con capital extranjero” y también “agilizar los procesos de negociación y presentación de los proyectos de Inversión Extranjeras en Cuba”.

Lo más novedoso de estas modificaciones es que se elimina la obligatoriedad de los expedientes para el establecimiento de un negocio con inversión extranjera; estos debían presentarse al MINCEX con un estudio de factibilidad terminado.

Ahora se reconoce que ese requisito resultaba un “proceso complejo que demandaba una serie de requerimientos técnicos que demoraban las presentaciones”. A partir de las nuevas decisiones será necesario presentar un estudio de pre factibilidad, menos riguroso y menos complejo.

Se eliminan también como requisitos a mostrar, junto al expediente, los dictámenes del CITMA y del MINFAR. Esos organismos tendrán que emitir sus opiniones al respecto en el Comité de Evaluación de Negocios con Inversión Extranjera.

Todo lo que se pueda hacer para lograr acelerar o agilizar la concreción de un negocio de este tipo tiene que ser bienvenido. Sin embargo, por mucho esfuerzo que se haga al respecto por el MINCEX, una parte importante de la mejora recaerá en las empresas cubanas y en los grupos negociadores.

Sin dudas habrá que mejorar mucho la forma y el contenido de la ya famosa Cartera de Oportunidades de Negocios que todos los años el MINCEX presenta en la Feria Internacional de la Habana. Nuestra cartera parece más una suma de las necesidades sectoriales que una oferta de negocios.

Los que invierten dinero no son filántropos, son hombres de negocios. Buscan obtener un retorno de su inversión. La primera de todas sus preguntas es ¿cómo recupero mi dinero? O mejor aún ¿cómo recupero mi dinero incrementado?

Una parte de esa garantía la pone el sistema legal del país, la otra, la tiene que poner la empresa que propone el negocio.

Hay que empaquetar bien la propuesta, hay que hacerla atractiva, hay que “vender el negocio”.

En los documentos que acompañan al nuevo decreto ley hay un grupo importante de recursos e indicaciones que podrían ayudar muchísimo a los que tienen que “confeccionar” las oportunidades de cada empresa. Pero además de esto, hay que ponerle un poco de arte, de marketing para “vender el producto”.

Negociar es un arte, no una tarea. Tener personas dedicadas 100 por ciento a este tema es esencial para el sistema empresarial estatal y cuando no sea posible, entonces se deberá contratar a “terceros” con suficiente capacidad profesional para hacerlo.

Luego hay también que entender que hay negocios y negocios. Aquellos que son decisivos, los que son estratégicos para un sector, debieran ser atendidos de forma privilegiada y desde el inicio por la máxima autoridad de la organización.

Esos posibles negocios con capital extranjero que son la “joya de la corona” deben tener un tratamiento definitivamente diferente.

El relanzamiento del turismo a finales de los ochenta, la recuperación de la capacidad de producir níquel y cobalto y de refinarlo fuera de Cuba y la recuperación de la extracción de petróleo y gas, todos estratégicos para el país entre finales de los ochenta y mediados de los noventa, fueron negociados directa y personalmente por Fidel Castro. Todavía hoy son de los negocios más exitosos del país.

Saber vender un negocio, una oportunidad, que es a la vez una necesidad para Cuba es fundamental y es bien diferente a “listar” las necesidades de capital. Es bien difícil y por eso tan importante agilizar la concreción del negocio después que se ha logrado “venderlo”.

Ningún sentido tiene y contribuye negativamente a la imagen Cuba como destino de Inversión extranjera directa, que luego de “vendido” el negocio, su concreción demore más de veinticuatro meses.

Toda la razón acompaña a la Directora General de Inversión Extranjera del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera cuando afirma “estamos claros que con estas normas no se atrae a la inversión extranjera….”

Ser un destino “atractivo” para la inversión extranjera depende de otros muchos factores que van desde el tamaño del mercado, la salud macroeconómica, la transparencia de las instituciones, la estabilidad política, el desarrollo de los mercados financieros nacionales y su apertura a los mercados financieros internacionales, una moderna infraestructura, en especial la relativa a desplazamiento físico (conexiones aéreas nacionales e internacionales, sistema de transporte terrestre, etc.) y acceso a la conectividad internacional además de los precios de estos servicios, servicios empresariales eficientes (consultoría, asesoría legal, etc.) y a precios competitivos, así como un grupo de condiciones relativas a la salud, tranquilidad ciudadana, etc.

En algunos de ellos, Cuba puede exhibir un buen perfomance, en comparación con los países de la región, pero no en la mayoría. Habría que agregar además, la condición de país bloqueado.

Por eso, agilizar los procesos de concreción de negocios es tan importante para nuestro desarrollo futuro. Sin embargo, agilizar procedimientos administrativos es solo una parte de la “facilitación de la inversión”. Acercarnos lo más posible a los estándares internacionales en este aspecto es también una necesidad del presente y del futuro.

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