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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

lunes, 27 de mayo de 2019

DE LA BURRADA DE AZNAR A LAS LEYES ESPEJOS.

Autor. Esteban Morales. 

Para Cuba, el periodo 1989-1993, hasta llegar a la tenue recuperación económica de 1994, con un PIB del 0,7%, fue entonces el momento más difícil de la crisis económica vivida en aquellos años. Una crisis económica, con atisbos de crisis social, que no es posible considerar que hayamos superado aún. 

En 1992 se proclamó la llamada Ley Torricelli, que tenía como objetivos, por una parte, frenar el comercio de Cuba con filiales de empresas norteamericanas en terceros países y al mismo tiempo, crear una madeja ideológica para subvertir el proceso revolucionario cubano desde dentro. 

Se aprovechaba por la política de Estados Unidos la difícil situación económica que Cuba vivía para entonces. 

Para dar el golpe de gracia a la revolución. Con un “Cambio de Régimen”. Tratando de hacerlo, afianzando el carácter transnacional de la política de bloqueo. 

Para entonces, William Clinton desde la presidencia, encontraba en la Unión Europea, liderada por Aznar, todo el apoyo necesario para presionar sobre Cuba con la llamada “Posición Común”. Europa, como fiel aliado, seguía a Estados Unidos en su política hacia Cuba, tratando de forjar un consenso para subvertirla, a cambio de librarse del capítulo III de la Ley Helms-Burton, firmada por Clinton. 

Esa situación desato una polémica, en que la UE como tal presionaba a Cuba, aunque algunos de sus miembros, de manera aislada, es decir, por separado, trataban de acercarse a la Isla. 

Sin embargo, solo se trató de amenazas, nunca fue abierta la ejecución del título III de la Ley Helms-Burton. Para entonces muchos países europeos y otros del mundo, amenazaron seriamente con aplicar las llamadas Leyes Espejos, acusando a Estados Unidos ante la OMC, mientras se preparaban para devolver los golpes. Ese fue el ambiente, frente a la posibilidad de aplicación del Título III durante 24 años. 

Hasta que hace menos de un mes, en abril del 2019, el presidente Trump, decidió ponerlo en ejecución. ¿Esta entonces Estados Unidos perdiendo el tiempo nuevamente, solo amenazando, o existen ya condiciones que justifican la puesta en práctica del título mencionado? 

Sin dudas había razones para no poner en práctica el título III. ¿Pero existen ahora razones para ponerlo en ejecución? 

En realidad, lejos de haber cambiado la situación, que justificaba la no puesta en práctica del título tercero, cuando fue aprobada la ley, estas razones, no solo ahora no han cambiado, sino que el escenario es peor para Trump, que como lo fue con anterioridad. 

Cuando fue aprobada la Ley Helms-Burton en 1996, Estados Unidos gozaba de una serie de ventajas que ahora ya no tiene. 

Veamos cuales eran entonces algunas de esas ventajas: 

-Cuba, apenas salía de la crisis económica que la había azotado durante el periodo 1989-1994. 

-Ya la llamada Ley Torricelli, la había golpeado impidiéndole el comercio en 1992 y más tarde en 1996, llegada la Helms-Burton, para impedir las inversiones extranjeras en la Isla. 

-El derrumbe del mercado socialista y de la URSS en particular, se hacía sentir con fuerza. 

-Aznar, había impuesto dentro de la UE la llamada “Posición Común”. Consistente en un conjunto de presiones, para obligar a Cuba a aceptar su política de Derechos Humanos y avanzar hacia una economía de mercado, si deseaba recuperar  sus relaciones económicas con Europa. 

-Cuba apenas comenzaba a recuperar su comercio con los Países europeos. Y las relaciones con los Ex socialistas. 

Entonces, ante las dificultades que le traería con los aliados poner en ejecución del título III, Estados Unidos, lo pospuso hasta ahora, en abril del 2019, a pesar de que la coyuntura actual le es menos propicia. Pues ninguno de sus aliados comparte la idea de presionar a Cuba; todos están dispuestos a defender a sus inversionistas en Cuba y el bloqueo es más impopular que nunca antes. Sobre todo, si recordamos la abstención de Obama ante la resolución de Cuba en Naciones Unidas en el 2017 y si traemos al escenario actual la derrota sufrida por Estados Unidos, a pesar de las maniobras que trato de poner en práctica en la reciente Asamblea General del 2018. 

Tal vez, todo ello nos podría llevar a pensar, de que ya Trump considera como perdidas todas las oportunidades de su política contra Cuba. Pero no nos engañemos. 

¿Por qué, si para Estados Unidos, las razones y dificultades, para aplicar el título III, son hoy más agudas y contradictorias, resulta que precisamente ahora,Trump decide ponerlo en práctica? 

Es cierto que hay ahora, menos razones que nunca, tanto en Estados Unidos, como en el resto del mundo, para que Trump haya decidido poner en práctica el título III. El mundo está contra Trump en la política de bloqueo y no se ha manifestado apoyo ninguno, para aplicarla, todo lo contrario. Países como China y Rusia se oponen fuertemente a que Estados Unidos logre desarticular la economía cubana, sometiéndola a las más brutales medidas de agresividad económica. 

Entonces, ¿Dónde están ahora las razones para hacerlo? ¿Dónde pudiera pensar Trump que están ahora las oportunidades que le permitirían convertir semejantes medidas contenidas en el título Tercero de la Helms-Burton, en un acontecimiento exitoso de su política contra Cuba? 

Creo que no queda más alternativa que hacer un esfuerzo por imaginar, como es que Trump está calculando, aplicar ahora el título III de la Helms-Burton, a pesar del nivel de oposición con el que está tropezando internamente y en el mundo. 

Considero, que Trump piensa en una posibilidad de éxito de esa política, porque Cuba está atravesando una situación económica extremo difícil. Momento en el cual se ha hablado, por parte nuestra, de que esas dificultades, en los próximos meses, se extremaran, pudiendo incluso, llevarnos, o ponernos al borde un nuevo Periodo Especial. 

No se ha dicho exactamente así; pero nuestra Dirección Política ha admitido, que los meses por venir serán de serias dificultades económicas; que ese es el ambiente que se respira con las escaseces que se han puesto de manifiesto y que esa es la preocupación de la mayoría de nuestra población. Además, que el crecimiento de nuestro PIB será si acaso similar al del pasado año. Y que a lo más que podemos aspirar este año es a no decrecer. 

Lo cual quiere decir entonces, que la política norteamericana está mirando más que nunca hacia la dinámica de nuestra realidad interna, hacia la economía en particular, pues esta última continúa siendo la clave, la variable fundamental que está informando actualmente la política norteamericana contra Cuba. 

Toda la política exterior de Trump es caótica, contradictoria y nada exitosa; plagada de errores y problemas, pero respecto a Cuba, Venezuela y Nicaragua, no podemos hacernos ilusiones. Hay que mirar de frente y con objetividad, que se trata de un trío de naciones, a las que Trump les ha declarado la guerra, para desaparecerlas y que las mismas, no están atravesando una cómoda situación interna. 

Para Trump y los que le siguen, tratando de liderar las peores acciones contra Cuba, aun y cuando magnifiquen nuestras dificultades, no es menos cierto que las situaciones son difíciles y que están presentes factores, para alimentar el interés de aprovechar este momento, que se considera por ellos, propicio, para los planes contra Cuba. No tratándose de enemigos improvisados, sino de los enemigos de siempre. Que han encontrado dentro de la administración de Trump el espacio más favorable para llevar a vías de hecho sus planes de destrucción de la Revolución Cubana. 

No es menos cierto de que Estados Unidos ya no cuenta con el escenario para ejercer su hegemonía impunemente. Teniendo ante sí múltiples fuerzas internas y externas que le contrarrestan, limitando su poderío para cumplir los planes que ha diseñado contra Cuba. 

Pero esta última, amenaza, por su parte, dentro de la coyuntura en que se está tratando de ejecutar, no puede sino hacernos trabajar con ahínco y contra un tiempo que no nos está sobrando. 

Es cierto que Trump tiene dificultades, para aplicar contra Cuba la política que decidió desde el principio de su mandato. Pero no debemos fiarnos en sus dificultades, sino prestar atención, al conjunto de fuerzas que debemos poner en movimiento, para obstaculizar e impedirle la realización de sus aspiraciones contra Cuba. Fuerzas, que en principio están dentro de Cuba. Y no confiarnos a la solidaridad, ni a la ayuda que nos pueda llegar desde afuera. Sino en nuestras capacidades internas, que las tenemos, para conjurar el destino que nos tienen preparado. 


Mayo 25 del 2019.

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