11/06/2019
Hace unos pocos días vi el
programa de la Mesa Redonda en el que los principales dirigentes actuales de la
ANEC expusieron los principales temas a tratar y los principales objetivos a
plantear en el próximo VIII Congreso de la Asociación a celebrarse del 13 al 15
de este mes de junio.
Vinieron a mi memoria los
momentos de 1978 y 1979 en que
trabajamos en la organización y creación de esta institución, proceso que
concluyo con el acto fundacional efectuado el 14 de junio de ese último año.
Junto al compañero Raúl
García Peláez, miembro del Secretariado del CC del PCC que fue el Presidente de
la Comisión Organizadora, trabaje durante varios meses formando parte de la
jefatura de dicha Comisión.
Tuve finalmente la
responsabilidad y el honor de ser designado por la máxima dirección del Partido
y del Gobierno para pronunciar el discurso de clausura de su I Congreso, en
acto que contó en su presidencia con la asistencia de los compañeros Carlos
Rafael Rodríguez y Osvaldo Dorticos,
ambos miembros del Buro Político del Partido que habían ocupado y aun
ocupaban altos cargos en la dirección de nuestra economía. También contamos con
la excepcional presencia del compañero Ernesto Guevara Lynch, padre del Che.
Mi designación para dicha
clausura estuvo determinada porque en aquellos momentos yo era miembro del CC
del PCC y me desempeñaba como Presidente de la JUCEPLAN (actual MEP), Vicepresidente
del Consejo de Ministros y Director Ejecutivo de la Comisión de Implantación
del nuevo Sistema de Dirección y Planificación
de la Economía (SDPE) aprobado en el I Congreso del Partido.
El texto del discurso que
pronuncié fue revisado y aprobado personalmente por el compañero Fidel.
Expresaba por tanto las posiciones oficiales de la máxima dirección del país en
lo relacionado a las principales tareas y objetivos a lograr en aquellos
momentos en la esfera de nuestra economía.
Recorriendo mis memorias y releyendo
ahora dicho texto saltaron ante mi la significativa cantidad de tareas y
objetivos de entonces que mantienen su vigencia actualmente en vísperas de este
VIII Congreso (40 años después), como deudas que no han logrado saldarse y, lo
que resulta más preocupante, deudas aun anteriores a 1979 pues en ese año las
tareas y objetivos que nos plateamos estaban llamados a saldar a su vez en gran
parte objetivos y tareas planteadas mucho
antes y por las cuales lucho el Che en los años 1961 a 1964 en que ocupo determinantes
cargos al frente de nuestra economía y desde los cuales desplegó y dejo “sus más puras esperanzas de constructor”.
Quiere decir que en los
momentos actuales, al celebrarse el VIII Congreso de los economistas cubanos,
tenemos delante numerosas deudas, muchas de ellas pendientes desde los primeros
años de la Revolución hace más de 50 años, renovadas y sumadas en su momento a
las nuevas que surgieron de las circunstancias presentes en 1979. Hoy se le añaden
adicionalmente nuevas tareas y orientaciones, derivadas de las condiciones
objetivas actuales del mundo y del país, planteadas y aprobadas en los últimos
10 años principalmente en los Congresos VI y VII del Partido y plasmadas en las
formulaciones de sus principales documentos, especialmente en el de la Conceptualización,
y refrendadas recientemente en nuestra Carta Magna proclamada recientemente.
Voy a recorrer y enumerar sucintamente,
utilizando en ocasiones algunas citas
textuales, los principales planteamientos de aquel discurso de clausura del año
79 en el que recurrimos en gran medida al apoyo de las recomendaciones y
orientaciones que nos había dejado el Che.
1—Fortalecer el papel rector
de la planificación teniendo presente, como dijera textualmente el Che, la
necesidad de que “la empresa debe recurrir a sus funcionarios y obreros para
discutir los planes, para incorporar a la gente a la producción y a los
problemas de la producción de tal manera que el resultado final sea algo vivo,
producto de discusiones practicas sobre temas determinados y que puedan
ofrecerse conclusiones acabadas”.
2—Máxima descentralización
posible de las decisiones económicas a nivel de empresas y de las unidades económicas
de base.
El sistema de organización y
gestión empresarial defendido por el Che implicaba orgánicamente una mayor centralización
de las decisiones que la prevista en el Sistema de Dirección Económica que se
aplicaba en 1979, derivado de los acuerdos del I Congreso y a partir de las
experiencias tenidas en Cuba y en otros países socialistas.
Más descentralización aún se
promueve en el modelo actualmente en proceso de implementación (hasta el
momento más en las intenciones y en el discurso que en la práctica).
No obstante lo antes
mencionado, el Che insistió una y otra vez en que a nivel de las entidades económicas
de base los directivos debían actuar con el máximo de independencia y
creatividad.
Refiriéndose a las
facultades de los administradores de las unidades oriento textualmente que
dentro de sus atribuciones “deben de sentirse holgados y moverse con seguridad
para tomar decisiones sin necesidad de realizar expedientes, notas, memorándums,
pedidos de orientación hacia las empresas de organismos superiores del
Ministerio, que empiezan a crear o que ya han creado ese mal retardatario del
proceso de desarrollo que es el burocratismo”.
En otro artículo suyo
planteo que la dirección centralizada “no debe significar que todas las
decisiones estén en el más alto nivel” y añadía: “una gran cantidad y cada vez más
en las empresas y otras en las fábricas”.
Y en diciembre de 1964, muy
cercana ya su partida definitiva de Cuba, en un Consejo de Dirección del
Ministerio que dirigía manifestó con énfasis: “Hay una cosa que nosotros
debemos aclarar y es que la centralización nunca debe estar reñida con el máximo
de iniciativa que se dé a los individuos a diferentes niveles”.
3—Tener actualizados los
inventarios, sus normas y su valorización. Tener el control de la cantidad de
materias primas y de productos que están en una unidad. Nos dejó dicho el Che
que “la empresa debe tener una contabilidad perfecta y al día de sus inventarios y que nunca se pierda esa
contabilidad… para poder trabajar en una forma científica… tener el inventario
de todos los equipos que posee… del tiempo en que se van a desgastar, del
momento en que hay que reemplazarlos y ver dónde y en qué lugar hay un equipo
que no se esté usando al máximo y pueda ser trasladado a otro lugar”.
4—Aplicar consecuentemente
el sistema de contabilidad, el sistema de información estadística y los
reglamentos de costos, índice principal a tener en cuenta según el Che para
determinar la eficiencia con que trabaja una entidad económica. Nos decía el
Che que “tenemos que crear un base estadística suficientemente digna de
confianza… No se puede dirigir si no se sabe analizar, y no se puede analizar
si no hay datos verídicos, y no hay datos verídicos sino hay todo un sistema de
recolección de datos confiables, y no
hay un sistema de recolección de datos confiables sino hay toda una preparación
de un sistema estadístico”.
Hoy la contabilidad, la estadística
y la veracidad y confiabilidad de sus datos, adicionalmente a la presencia de
otros factores negativos, se ven
enturbiadas por el manejo de dichos datos en dos monedas y utilizando
diversas tasas de cambio, ninguna de ellas en correspondencia con lo que exige
la realidad objetiva de las finanzas.
5—Eliminación de las cuentas
por cobrar atrasadas. “La obligación de toda nuestra organización empresarial
-planteaba textualmente el Che- no es solamente producir sino producir y
entregar y al entregar cobrar”. Y añadía el Che: “la indisciplina financiera se
observa en la falta de pagos, en la falta de cobros en los balances”.
6—Necesidad de cumplir los
contratos de entrega de los productos convenidos con otras empresas y
aplicación de sanciones a los incumplidores, cuestión fuertemente planteada por
el Che.
7—Necesidad de un reajuste
general de los precios al por mayor. En cierto momento de 1963 el Che manifestó
que “La JUCEPLAN debe darle un énfasis especial a todo el complejo problema de
los precios, incluido el de los salarios, que está distorsionando cada vez más
nuestras relaciones internas”.
8—“Sin una adecuada reestructuración
de los salarios no podemos seguir adelante en nuestras tareas”, nos decía el
Che, pero nos hablaba de un reajuste integral y no parcial de los salarios y
sobre esto advirtió: “porque de lo que tenemos que huir es de una discusión
fragmentaria, si nosotros entramos a la discusión como hasta ahora lo hemos
hecho en un centro de trabajo que platee una serie de dificultades salariales y
de diferencias salariales, de injusticias y se arregla ese centro… al reparar
esas injusticias se crean nuevas injusticias por comparación… nosotros tenemos
que hacer esas comparaciones de tal manera que no sean con respecto a un lugar,
a un centro de trabajo, a una cosa, sino al total de la nación”.
9—Necesidad de que los
cuadros de la economía estudien y se preparen. Con este propósito el Che creo
las Escuelas para Administradores de Empresas.
10—Necesidad de preparar un
plan perspectivo como el que ahora se desarrolla con alcance hasta el 2030. El
Che nos dejó dicho que “un plan perspectivo de 4 años no es un plan
perspectivo… tenemos que crear un plan perspectivo a 10 años por lo menos y a más
tiempo, sobre grandes líneas.”
11—Necesidad de delimitar nítidamente el papel y las funciones del Partido de las funciones administrativas.
Sobre este tema expreso el
Che: “Si Ud. le encarga al Secretario del Partido de tal lado que le haga toda
una serie de trabajos administrativos , después no le puede pedir a ese mismo
compañero que informe, `porque por muy bueno que sea, su informe va a ser
parcial por la misma razón que a mí no me pueden llamar para que haga una inspección
en el Ministerio de Industrias; es muy difícil, no es lógico, no es correcto,
por muy honesto que yo sea. Aquí están toda una serie de errores míos,
plasmados por decisiones mías que yo las voy a dar como correctas, que son
producto de mis decisiones y no puedo ser yo quien analice esto, tiene que ser
otra persona el que lo analice”.
12—Vigentes estaban en 1979
y lo están hoy las críticas y planteamientos del Che sobre la calidad de
nuestra producción y servicios, sobre el burocratismo, la indisciplina laboral,
las debilidades de los administradores, el acomodamiento, la “blandenguería”,
el amiguismo y la coexistencia con lo mal hecho, fenómenos negativos que se
siguen manifestando actualmente.
En el discurso de clausura
de aquel I Congreso de la ANEC en 1979, y dirigido a todos los economistas y
miembros de la institución que nacía, se dijo textualmente:
“A los economistas, a los
dirigentes de mayor o menor jerarquía, funcionarios de mayor o menor nivel,
especialistas universitarios o medios, en una u otra actividad: planificadores,
financistas, estadísticos, contadores, nos atañen todos estos problemas y
debemos sentir la responsabilidad de ayudar a resolverlos porque es una obligación
social nuestra.
--“A la vez tenemos que
trabajar en los planes a mediano y largo plazo porque solo a través de ellos
podemos aspirar a resolver de manera permanente los problemas de fondo de
nuestro país…de tal manera que siempre tengamos una perspectiva mínima de 20
años hacia el futuro que se vaya desplazando de manera lineal con el decursar
del tiempo,
--trabajar en el perfeccionamiento
de la planificación territorial y de la distribución territorial de nuestras
fuerzas productivas,
--en la óptima utilización
de los recursos naturales así como en la protección del medio ambiente,
--en las vías para el
desarrollo de nuestros fondos exportables y las formas para su estimulación;
-- en lograr un uso más
racional de nuestros recursos,
--en el aumento de la
productividad del trabajo y de la eficiencia en general de la actividad económica,
--en la decisión acerca de
las inversiones más productivas de nuestros medios y enfatizar en el análisis
de su eficiencia económica,
--en la decisión acerca de
las formas organizativas más ágiles, menos burocráticas,
--en la solución de todos
los problemas y trabas que aún tienen nuestros mecanismos de gestión económica,
--en lograr eliminar las
debilidades de nuestra economía y, en actividad de ortopedia económica,
modificar su estructura aun deformada.”
Más adelante en el discurso
se orientaba “vincular en todas estas tareas a todos los compañeros que
trabajamos en el campo económico: universitarios y técnicos económicos de nivel
medio que laboran en empresas y unidades presupuestadas o en las distintas
dependencias de los organismos del Estado, así como los que ejercen como
profesores y también a los estudiantes de economía; hay que vincular e interinsular
la docencia con la práctica del trabajo económico concreto y a la inversa y a
ambos con la investigación, cosa en la que tenemos importantes deficiencias que
superar”.
Se exhortaba a dirigentes y especialistas económicos
a seguir este camino: “el único camino serio, responsable y honesto que
nosotros como economistas y dirigentes debemos seguir ante nuestro pueblo, ante
el cual no podemos hacer ningún tipo de demagogia, ante el cual debemos hablar
con toda sinceridad y ante el cual estamos obligados a explicarle e informarle
sobre el porqué de una u otra política, el porqué de una u otra medida. Debemos
demostrarle que somos responsables, que somos capaces, que usamos adecuadamente
los recursos que el crea con su esfuerzo y con su sudor, que sabemos ahorrarlos,
invertirlos correctamente y administrarlos con diligencia, celo, honestidad y
eficiencia… El pueblo tiene derecho a pedirnos cuenta por nuestro trabajo económico
y nosotros el deber de rendirle cuenta.
“La tarea principal de todos
nosotros es hacer que nuestros mecanismos económicos en todos sus engranajes
funcionen como una maquinaria perfecta, permanentemente aceitada; que permita
que en su funcionamiento que los problemas deban recorrer el camino más corto
para su solución, la que debe ser conseguida con la menor cantidad de recursos
posible”.
Y concluía esta exhortación
ante el plenario de la ANEC planteando que “En nuestro trabajo frente a todas
estas tareas no debemos olvidar nunca que debe ser realizado dentro de los
principios en que se sustenta nuestro proceso revolucionario y que debe estar
encaminado a lograr el desarrollo de la técnica, la eficiencia en el uso de los
recursos, la satisfacción de las necesidades del pueblo y la formación del
hombre nuevo que planteara el Che”.
Estos eran los objetivos y
tareas que se planteaba la máxima dirección del país en la esfera económica en
junio de 1979 cuando fue creada la ANEC, y este el discurso oficial de
entonces.
Lamentablemente, solo a
veces y en ciertos momentos se lograron avances parciales pero han sido más las
etapas de inmovilismo y en ocasiones de retrasos. Ni los que dirigimos la economía
hasta 1979, ni los que la hemos dirigido después de 1979 hemos sido capaces de
dar respuesta debida a todos los problemas, tareas, objetivos y propósitos enumerados
anteriormente.
Dificultades objetivas han
existido de diverso tipo, la caída del campo socialista europeo y el “desmerengamiento” de la Unión Soviética 11 años después fue un fortísimo golpe que no era
previsible en 1979, el bloqueo y las agresiones del imperialismo han estado
presentes durante todo el trayecto de nuestro proceso revolucionario a veces
con extrema acentuación y agudeza como ocurre en estos momentos.
Pero los factores
subjetivos, los que han dependido de nosotros mismos, en la esfera económica no
han estado a la altura de lo necesario. Y no hablo del pueblo a quien no se le
puede reclamar más espíritu revolucionario, disposición combativa, esfuerzos,
capacidad de sacrificio, fidelidad, comprensión y paciencia que las que ha manifestado en estos 60 años.
Cuando hablo de los factores
subjetivos internos tengo en cuenta a los que de una manera u otra, desde unos
cargos u otros hemos tenido la responsabilidad de orientar y conducir la esfera
económica. Y más responsabilidad tenemos los que más altos cargos y facultades
hemos ostentado.
Por ello el discurso oficial
actual y los objetivos que se plantean por la actual dirección del país se ve
obligado a repetir, a ser similar y en gran parte repetir los mismos que ya
estaban planteados desde los años del Che y que se reiteraron en 1979.
En estos momentos hay una
nueva oportunidad a pesar de la difícil situación y las amenazas que
enfrentamos. Cuando aplicamos la matriz DAFO a nuestras condiciones actuales,
vamos a encontrar muchas y serias dificultades y amenazas pero también muchas
fortalezas y oportunidades.
El rumbo y el camino a
seguir esta trazado en los documentos rectores discutidos con el pueblo y
aprobados por los dos últimos Congresos del Partido en particular el de la Conceptualización
y jurídicamente ha sido consagrado en la nueva Constitución.
Como nunca antes, teniendo
en cuenta los errores cometidos y las experiencias en general de los procesos
de construcción del socialismo que se han producido, el camino a seguir está
correctamente definido y el modelo económico social a ser aplicado está en lo
fundamental bien diseñado.
El liderazgo actual es joven
y se manifiesta capaz, bien enrumbado y en estrecho contacto permanente con las
masas.
Solo falta en mi criterio
imprimirle un dinamismo mayor a las medidas que conduzcan a la implementación
de lo acordado y hacerlo con menores incongruencias, errores y faltas de previsión.
Sin apresuramientos irresponsables, con prudencia y cautela, pero sin
conservadurismo e inmovilismo dogmático e interesado y con las necesarias dosis
de audacia que reclama la situación existente y la respuesta que debe darse a
la actual política de acoso, aislamiento y ahogo que pretende el actual
gobierno de los E.U.
Pero estos propósitos y
objetivos no encuentran, en el escenario económico y social actual, el sistema de mecanismos de planificación, gestión,
motivación y estímulos que permitan y coadyuven a su logro. El escenario actual
es desfavorable y es el que debe ser cambiado acorde con las formulaciones de
la Conceptualización y de la Constitución.
Se trata, como dijera Marx
desde una de sus obras jóvenes más tempranas, de “organizar el mundo empírico
de tal manera que los intereses individuales coincidan con los intereses
sociales.”
En lo externo no nos es
posible cambiar el escenario actual y organizar ese mundo empírico adecuado, pero en lo interno si nos es posible hacerlo y
debemos hacerlo, como orientara Fidel, y
siguiendo lo formulado y orientado en los principales documentos rectores de
nuestro proyecto socialista, discutidos y aprobados por el pueblo y por las máximas
instancias partidistas y estatales del país.
En las condiciones actuales
y en mi modesto parecer considero que se hace inaplazable acometer de manera
gradual, en sistema y con la debida secuencialidad, entre otras, las siguientes
medidas que expongo sintéticamente a continuación:
1--la reforma y unificación
monetaria y sobre todo cambiaria, importante y decisiva de manera especial en
lo relativo a la tasa de cambio en la relaciones inter empresariales.
2--la consecuente reforma de
precios mayoristas.
3--una reforma salarial
sobre bases conceptuales diferentes a las hoy existentes estableciendo un
salario minino que cubra las necesidades de los trabajadores y sus familias
acorde con el actual costo de la canasta básica y aumentos salariales según escalas y tarifas
adecuadas comenzando por los sectores de educación, salud, investigación y
otros que motiven los necesarios aumentos de la productividad y frenen la emigración
de la fuerza de trabajo calificada desde las empresas estatales hacia otros
destinos no deseables o menos convenientes al desarrollo del país.
4--el aumento debidamente
estudiado de las pensiones y jubilaciones para que también cubran las necesidades
básicas de sus beneficiarios lo que hoy no se alcanza.
5--un mayor destrabe aun a
las inversiones extranjeras.
Incluir, aclarar debidamente
y facilitar la inversión de los cubanos residentes en el exterior (CER) sin
exigirles que se trate de grandes magnitudes de capital ni de inversiones de
gran escala como son por lo general las registradas en la Cartera de
Inversiones actual.
6--una reestructuración
radical del sistema empresarial público en cuanto a tamaños, territorialidad y
facultades de decisión y gestión de las empresas de manera diferente a la estructuración
actual basada en la centralización y verticalidad de las decisiones principales
y sin que los trabajadores y el mercado desempeñen el papel que deben jugar
para lograr la mayor eficiencia.
7-- la legalización del
sector empresarial privado (mypymes) mediante la correspondiente legislación y
su delimitación de los llamados tpcp que incluyen juntos a dueños y empleadores
mezclados con los simples empleados y asalariados y con los que desempeñan
trabajos individuales solos o con ayuda de los familiares más inmediatos.
8--la promoción y desarrollo
del sector cooperativo mediante la legislación que corresponde a este tipo de
entidades económicas.
9--la autorización al sector
privado y cooperativo a realizar importaciones comerciales directas (como en la
práctica las están haciendo “por la izquierda” directamente o mediante las
llamadas “mulas”). Autorizarlo a importar incluso equipos como tractores y
medios ligeros de transporte así como otros implementos y herramientas para el
desarrollo de sus actividades productivas o de servicios.
10-- la organización dentro
del país de zonas comerciales especiales similares a la conocida Zona de Colon
en Panamá (tal vez pudiera ser en Berroa u otro lugar y lugares convenientes),
donde suministradores extranjeros alquilando a Cuba terrenos y almacenes
traigan sus suministros a consignación o en depósito y puedan venderlos al
sector privado de negocios (sin desembolso alguno de capital comercial en
divisas por parte de nuestro gobierno, con controles de aduana y cobro de
aranceles a la salida de dichas zonas), favoreciendo que los aproximadamente
2000 mil millones de USD que este sector invierte actualmente en sus viajes y
compras en países extranjeros los inviertan en Cuba con los correspondientes
beneficios económicos para el país y dando respuesta al reclamado comercio
mayorista para el sector privado y cooperativo que nuestro Estado no está en
condiciones de satisfacer con sus propios recursos.
11--promover y facilitar que
el sector privado haga inversiones de
capital en función del desarrollo del país
como está previsto, a partir de sus ganancias, de las remesas que reciba y de
otras fuentes de financiamiento que pueda obtener, de manera individual o también
y preferiblemente en asociación con empresas estatales y con el sector
cooperativo.
12- Abrir al sector privado
la posibilidad de invertir en diversas actividades productivas y de servicios a
partir de sus libres y espontaneas iniciativas y no de una lista predeterminada
y cerrada, naturalmente mediante las aprobaciones y controles pertinentes de
las autoridades correspondientes.
13 --Autorizar a gestionar y
realizar exportaciones directamente a las empresas productoras tanto estatales
(nacionales, provinciales y municipales) como a las privadas y cooperativas
mediante las correspondientes regulaciones y controles.
No podemos esperar por las
Calendas griegas para implementar las medidas previstas y aconsejables a riesgo
de pretender aplicar el remedio cuando ya sea demasiado tarde.
El compañero Díaz Canel en
varias ocasiones ha planteado la disposición a escuchar lo que tengan que decir
los que tengamos preparación y experiencia.
Nos agradaría ver y escuchar
que en ya casi inmediato VIII Congreso de la ANEC se discuten y ventilan estas
cuestiones prioritarias, se anuncian decisiones y un programa de acción en relación
con su implementación. Sería defraudante escuchar solo exhortaciones y
consignas manidas.
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