sine die
SD 57 Juan M Ferran Oliva sep 8 de 2019
El
pesimista se queja del viento. El optimista espera que sople. El realista
ajusta las velas.
La dualidad monetaria continúa siendo una
asignatura pendiente. Descansa en dos
problemas diferentes. En las empresas es monetario; en la población es de
mercado. Requieren soluciones desiguales. La entelequia surgió de
la equiparación del peso al dólar para no menoscabar el registro contable. En
la demanda de la población surgió de la necesidad de captar las divisas que
ingresaba. El dúo de dineros de un mismo emisor actuando por separado con tasas
de cambio antitéticas degeneró en la denostada dualidad[1].
El humilde peso (cup) actuó como un token[2]
nacional durante 30 años. Después de 1990 el dólar norteamericano regresó a
hurtadillas por obra y desgracia del Periodo Especial. La cotización
espuria llegó a más de 130 pesos. Posteriormente se desinfló hasta
estabilizarse en alrededor de 22 a 26 pesos. La Cuban currency - el CUC- se erigió
en campeón de la honrilla nacional.
El nefasto desfase entre la oferta y la demanda ha conducido a una
cantidad de circulante desorbitada. A ello hay que añadir otro segmento de
enorme importancia. Los visitantes
extranjeros incurren en gastos de
bolsillo no contabilizados como ingresos turísticos específicos: taxis, propinas, regalos, suvenires, bares,
excursiones, calaveradas, etc. Tales consunciones se estiman en bastante más de US$ 220
por persona durante la estancia. Su sumatoria, tomando 4.7 millones de
turistas, supera los US $1.000 millones.
Es demanda y en muchos casos son
ingresos netos de divisas. En otros se convierten en una exportación a precios
minoristas. Esta gallina de los huevos
de oro pudiera verse afectada por una norma de cambio menor a la actual.
El encuentro equivalente ente las tasas de las
empresas y las de la población no depende de decisiones burocráticas. Sólo el aumento de la productividad puede
acercarlas. Ello requiere tiempo y motivación. La aspiración de reducir los
24 ó 25 pesos por CUC es peligrosa. El retraso de la oferta durante
más de medio siglo es fuente de corrupción y provoca el almacenaje preventivo
de productos que no llegan a consumirse. La reventa especulativa se origina en
las deficiencias del mercado.
Paradójicamente el consumidor ha sido preterido en una sociedad que
tiene al ser humano como objetivo. Una oferta adecuada en las redes actuaría
como un efecto dominó en la agricultura y en las demás actividades económicas.
Los simples aumentos salariales inflan una demanda que no tiene contrapartida
material. Más que paliativos son placebos. Valga reiterar una vez más que el estimulo no es el dinero,
sino lo que puede hacerse con él.
Cuando cese la equivalencia del peso con el dólar en el sector
empresarial se beneficiarán la exportación, la inversión extranjera y la venta
de paquetes turísticos. Adquirirán sentido los análisis de gestión
y de factibilidad. Como contrapartida negativa la nueva tasación
incorporará inflación que finalmente se trasvasará a la población. Además, la
devaluación del peso abatirá aún más la imagen comparativa internacional de las
Cuentas Nacionales
.
Inexcusablemente la moneda que se adopte deberá ser convertible. De otro
modo regresaríamos al token anterior.
Problemas desiguales requieren soluciones diferentes. Debe mantenerse la
segmentación entre las empresas y la población y establecer tasas
diferenciadas.
En el sector productivo conviene mantener la asignación centralizada de
divisas y sin acceso al mercado de la población. Al Plan lo que es del Plan.
Por el contrario la tasa para la población y los turistas deberá fijarse
en base a la oferta y la demanda monetarias. Debe ser fluctuante. Una reducción
burocrática atentaría contra los gastos de bolsillo de casi 5 millones de
turistas extranjeros. También afectaría a los residentes receptores de CUP que en
mayor o menor cuantía abarcan casi toda la población. Al
mercado lo que es del mercado.
La estrategia en la distribución de las escasas divisas ha de priorizar
el pago de la deuda, el petróleo y los
alimentos. En cuarto lugar ha de situarse al consumo personal. Es la llave de
la eficiencia.
Al plan
lo que es del plan, al mercado lo que es del mercado. No hay otro camino.
Fin
[1] En un ensayo
inédito titulado no es oro todo lo que reluce, en cooperación con mi colega
Rogelio Torras, abordamos detalladamente el tema.
[2] En términos
numismáticos, un token es una submoneda de uso localizado. En áreas
rurales de la Cuba anterior a 1959 se empleaba para pagar salarios y obligar a
los receptores a comprar en el comercio de los propios patrones.
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