Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 23 de noviembre de 2019

Empresa estatal socialista y el colectivo laboral


Por Rafael Alhama Belamaric

Efectivamente, en el escenario actual que es particularmente complejo, de recrudecimiento del bloqueo, de persecución financiera por todos los medios,  que pudiera aflojar pero no es probable, unido a la situación política en la región, que tiene señales de ponerse aún más tensa, por todas las presiones internas y externas en cada país, volvemos a un tema que parece de menor importancia, de menor urgencia.

Sin embargo, para la economía del país, para la sociedad entera, para la propia “empresa estatal socialista“, para nuevas prácticas y desarrollos del sistema de propiedad, y para cada uno de los trabajadores, es esencial.

Se trata de la empresa estatal socialista como ente fundamental de la economía pasa por la consideración y concepción del colectivo laboral como su núcleo central, con protagonismo activo en su actuar.

Se trata del COLECTIVO LABORAL, sea de empresa estatal socialista, de entidad presupuestada, o de las nuevas formas de propiedad y gestión como son las cooperativas, o empresa de propiedad privada no existente, sino como TCP, que no es igual a estas instituciones, y de esto se habla poco o nada, aunque existen  investigaciones, propuestas y bibliografía propia profusa hasta el presente.

Ha pasado mucha agua en el último medio siglo, desde la „“democracia laboral“, cuando se consideraba el Colectivo Laboral sólo como espacio laboral y organizativo, centrado en el mejor de los casos casi exclusivamente como elemento técnico-organizativo, tan divulgado y supuestamente tan intemporal y neutro, que ensalza la participación como exigencia del espacio organizacional empresarial.

Pero, no se ha avanzado en la concepción en nuestra sociedad del Colectivo Laboral como subsistema y dimensión política y sujeto de propiedad. Al decir de Juan Valdés Paz (2004): “La participación es un proceso social y político complejo....“

Si se busca un modelo de sociedad, economía, empresa, gestión, capaz de situar al ser humano como objetivo, en definitiva, cualquier objetivo económico-fuinanciero-comercial lo tiene, o debería tenerlo, entonces es  inevitable el tema del COLECTIVO LABORAL como un todo; su concepto, su papel en la empresa u otra entidad, pero también más allá de ésta, en la sociedad.

Reflejo de las preocupaciones, de la centralidad del problema, y del tiempo transcurrido sin que se concientizara su magnitud e importancia, por mencionar sólo tres artículos, sin intención de promoción: “Participación del colectivo laboral como expresión de la participación social y política“  de 2013 (www.nodo50.org › economia ›alhama_310113); “Colectivo laboral como sujeto de la actividad política“  (www.nodo50.org › economia alhama_300914);“Posibles puntos de partida para un análisis crítico de propiedad y modelación de los componentes del sistema de relaciones “ de 2014 (www.nodo50.org › economia › alhama_311213).

Por lo tanto, no es posible pensar actualmente, ni llevar a cabo alguna o cualquier medida o propuesta sobre empresa estatal socialísta, llevarla a un nivel superior cualitativo, en momentos en que se debaten y proponen medidas acerca del Trabajo por Cuenta Propia y Cooperativas no agropecuarias, pasando por alto el COLECTIVO LABORAL como sujeto de la actividad económica y política, y su participación activa como expresión de su participación económica, social y política en la sociedad.

Desde luego, no se desconoce algo que en el pasado ha sucitado tanta discusión, el colectivo laboral como institución, ni desmerita ni minimiza sino que implica el papel del individuo (“sujeto humano colectivo“).

Es mayor su importancia, por el tiempo transcurrido desde las primeras propuestas y sus insuficiencias para su consideración para cualquier tipo de perfeccionamiento de la empresa estatal en los últimos 40 años; que se remontan a mediados de la década del 70 del siglo pasado con la Organización Científica del Trabajo (OCT); luego en la década del 80 con el cálculo económico y la Organización Básica del Trabajo y (un estadío inferior a la anterior década que no se llegó a definir cuáles eran sus objetivos, pero sí lo que no se podía), la II Reforma General de Salario; en la propia década y más tarde el perfeccionamiento empresarial con su experiencia y sus experimentos hasta que comenzó oficialmente el proceso de Perfeccionamiento Enmpresarial en 1997-98 hasta una fecha que se pierde.

Estas alertas no eran desarrollos teóricos y conceptuales vacíos. Eran basados en preocupaciones reales y prácticas propias y ajenas observadas en los países del “campo socialísta“ de Europa del este, donde se perseguía por todos los medios la “norma“ y la “productividad del trabajo“ por encima de cualquier otra consideración. Los resultados eran tan dramáticos, entre otros, para las relaciones sociales y las relaciones sociales de producción en el proceso de construcción de una nueva sociedad, que se hicieron no pocas películas, pero el principal que quiero destacar, una vez más, es la alienación del trabajador-objeto, sin ser sujeto pleno ni con el papel que le debía corresponder como parte del propietario social, aun cuando se declaraba por todos los medios como el objetivo supremo. Y, los resultados económicos y productivos, estuvieron siempre lejos de los objetivos propuestos y de las potencialidades.

Desde luego, el colectivo laboral en las empresas, las relaciones sociales dentro de la empresa, tampoco habían variado mucho, manteniéndose de un lado los trabajadores del otro los directivos, cuadros, o gerentes, incluso en el caso de la autogestión obrera yugoslava.Algunos autores analizaban la alienación en función del “sentimiento“ o “percepción de dueños“ , a partir de la indagación del estado de influencia y situación real en el mejoramiento de las condiciones de trabajo, la seguridad del trabajo, contribución a la eficiencia económica, ingresos, participación en las decisiones, creación de nuevos puestos de trabajo, satisfacción en el trabajo, entre otros. Incluso autores (Whitehorn, A. 1976) hicieron interesantes estudios comparativos de la autogestión obrera con colectivos en empresas de Canadá, entre otros.

Se trataba de evaluar la autogestión a través del análisis crítico de su instrumentación a partir de la construcción de viviendas a cargo de la empresa, el otorgamiento de créditos favorables, facilidades de transporte, alojamiento y comida, entre otros, hasta los vínculos de cooperación entre la empresa y las organizaciones locales y municipales.

Todos, o muchos de estos elementos, han tenido mejores momentos en el pasado de nuestra empresa estatal socialista. Algunos no tuvieron los desarrollos necesarios, otros han desaparecido, por múltiples motivos. Se llegó al extremo de considerar la “satisfacción“ como no adecuado y concepto capitalista, al decir del asesor de un ministro hace veinte años atrás.

La realidad es que es importante rescatarlos si se quiere redimensionar la empresa estatal socialista desde los temas socio-políticos, desde el desarrollo de las relaciones sociales de producción y el papel activo del colectivo laboral de una empresa estatal socialísta activa, en la vida económica, social y política.

Porque, todos los procesos, sin distinción, de uno u otro lado del océano, en mayor o menor medida priorizaban, cuando no limitaban los objetivos a los temas técnicos, organizativos, económicos, financieros, sin entrar ni en análisis ni en propuesta de medidas concretas acerca del colectivo laboral y su papel en la empresa, más allá de ser el sustentador o generador de fuerza y energía para llevar a cabo lo que se propone desde arriba o aprueba, muchas veces no originada ni siquiera en la entidad donde está presente.

Por muy importante y urgente como lo son los temas, sean  de autonomía, productivos, económico-financieros, organizativos, de gestión, inversión, incentivos. Pero, el éxito de la empresa estatal como ente fundamental de la economía pasa por la dimensión social, por rescatar y potenciarla, pasa por la potenciación del colectivo laboral de la empresa, entendido como un todo. ¿Cuántas medidas y políticas son referidas a este aspecto?

La principal labor ideológica no es la lectura de textos, o asambleas de información, sino cambios reales primero en la concepción de la empresa y su gestión, luego en la instrumentación de medidas que aprovechen el potencial del mayor número de sus trabajadores, no del 10%; no sólo de los mejores cuadros, no sólo de las Juntas de Gobierno.

Pero para que el colectivo laboral y la empresa puedan tomar nuevos aires protagónicos, no basta con medidas internas. Es imprescindible crear un ambiente favorable, y esto significa no pocas medidas, algunas de las cuales están en el papel, al exterior de la empresa, en o con las cuales la empresa no tiene prácticamente ninguna influencia.

Están contenidas entre las políticas y medidas  “Para la implementación de los Lineamientos aprobadas las “Transformaciones del sistema empresarial estatal“, que dice entre otros que: “En el período 2011-2016 se aprobaron e implantaron un grupo de medidas para la transformación gradual de la gestión del sistema empresarial estatal cubano...“, pero ¿dónde están las referidas al colectivo laboral?

Para que tanto el colectivo como la propia empresa tenga espacio propio, es imprescindible mayor agilidad en todas y cada una de las operaciones y acciones cotidianas, y esto implica menos burocracia y menos niveles por encima de la empresa, reestructuración de las estructuras institucionales: Esto, para no entrar en detalles, tiene también que ver con la dinámica del abastecimiento, las exportaciones, los encadenamientos, las producciones y los ciclos productivos, las cooperaciones.

Si la participación política es una variante de la participación social, y la participación laboral es una expresión de aquella, en tanto en el socialismo en su etapa de tránsito o construcción, como se quiera, participar debe ser mucho más que elecciones desde la concepción liberal, debe ser participar en el gobierno y la gestión, es participar en el poder político, ¿porqué la participación social y política no se hace efectiva también a través de la participación de los trabajadores en los colectivos laborales? O, pudiera expresarse también así ¿porqué la participación de los colectivos laborales no tiene una expresión más amplia en la participación social y política?

En 1980, se estaba frente a grandes retos, en un momento en que se profundizaba la institucionalización del país, y se planteaban para el quinquenio tareas de perfeccionamiento de la empresa y la introducción del cálculo económico, y Fidel, en el aniversario XXVII del Moncada decía: “No lograremos la victoria y los éxitos solo con la aplicación de un sistema, con la aplicación de una experiencia, con la aplicación de la ciencia en la planificación y la gestión. Detrás de eso tiene que estar el hombre…..”.

En los Lineamientos Económicos y Sociales para el Quinquenio 1986-1990 constaba entre los objetivos fundamentales uno que decía: “Elevar sustancialmente la participación de la clase obrera y de todos los trabajadores en los procesos económico-sociales. Impulsar la educación económica y técnica de los trabajadores”. Y más adelante; “El cumplimiento de este objetivo exige el perfeccionamiento de los mecanismos de participación actualmente en vigor”. La educación económica y técnica, el nivel educacional y técnico profesional se siguieron elevando, hasta alcanzar veinte años después, la llamada tasa de capital humano entre las más altas del mundo.

Se impone actualizar los derechos y responsabilidades de los trabajadores y directivos que integran el colectivo laboral y sus vínculos reales; lograr efectivos procesos de rendición de cuenta de todos los miembros al interior de los colectivos; cambiar las relaciones colectivo-individuo con el Estado, y una efectiva representación laboral a nivel local y territorial.

No se pueden separar el proceso laboral y el colectivo laboral de la empresa, ni las funciones del colectivo laboral-empresa y las relaciones sociales del colectivo laboral de las relaciones sociales de producción existentes. Esto lleva a la empresa estatal socialísta al lugar que le corresponde.

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