COMENTARIOS DE HUMBERTO PEREZ EL 19/10/20.
Leyendo
los interesantes, acertados y complementarios criterios so
bre el tema expresados
por ambos (amigos coetáneos míos y compañeros de la lucha revolucionaria desde
sus inicios) me he sentido motivado a “meter la cuchareta” en este dialogo
sobre todo estimulado por una afirmación final que hace Vascos (reconociendo el
propio Vascos que puede ser polémica), en la que plantea parafraseando un
aforismo de Luz y Caballero que, como antídoto para eludir e impedir el
dogmatismo paralizante que pudiera resultar letal para el trabajo político
ideológico a desarrollar por nuestra parte, debemos seguir la consigna de
“Todas las ideologías y ninguna ideología: he ahí la ideología”.
Esta
bastante generalizado el uso indistinto de las expresiones “trabajo y educación
política” y “trabajo y educación ideológica” como si fuesen sinónimas o casi
sinónimas y para eludir los matices que pudieran diferenciarlas se usa más
habitualmente la denominación de “trabajo y educación político ideológico” que es
la que utiliza Sautie para titular su artículo.
Según mi
criterio y conocimientos, no obstante la indisoluble relación que hay entre
ellas, no significan lo mismo, y por ello entiendo oportuno comenzar estos
comentarios por manifestar mis consideraciones conceptuales sobre sus
contenidos específicos, sus coincidencias y diferencias, precisando la
comprensión que tengo sobre el tema para reflexionar al final sobre la
afirmación y consigna de Vascos.
La política
se refiere a la actividad de los seres humanos vinculada a las relaciones
existentes entre las diferentes clases, sectores y grupos sociales con respecto
al dominio y gobierno de la sociedad. Gira directamente sobre el problema de la
conquista, primero, y mantenimiento y utilización y manejo después, del
gobierno de la sociedad principalmente a través del poder estatal.
Para
llevar a cabo su actividad política las diferentes clases y grupos sociales se
organizan. La forma superior de organización con este fin la constituyen los
partidos o similares formas de entidades políticas, encargadas de representar
los intereses de esas diferentes clases y grupos y tratar de orientarlos y dirigirlos
en su quehacer. Como ya dijimos: primero en la lucha por la conquista del
gobierno de la sociedad, principalmente del poder estatal y, conquistado este,
en la defensa y ejercicio del mismo.
Existen
así mismo otras organizaciones como los sindicatos, asociaciones de
empresarios, etc. que tienen también una función abiertamente política.
Marx
escribió en un trabajo suyo titulado “Más allá toda lucha de clases es una
lucha política”, que “La naturaleza política de una cuestión reside en suma en
la relación en que se encuentre con los diversos poderes del Estado político”.
Es
necesario distinguir así mismo entre la política como actividad práctica, como
organización y realización concreta del trabajo y la lucha, y la política
como actividad teórica, es decir como el conjunto de doctrinas e ideas referidas
al poder estatal, al gobierno de la sociedad, a su papel, su esencia, formas,
estructuras, tipos de regímenes y gobiernos, etc., referidas a los partidos
políticos, al nivel de participación real y/o formal de estos y de las
diferentes clases y grupos sociales que representan en los asuntos del gobierno
y del poder y al tipo de relaciones que deben existir entre estas clases y
grupos.
Sobre
esto es mucho lo que se ha escrito a partir del siglo XVI y principalmente en
las etapas previas, vísperas y posteriores a la revoluciones inglesas y
francesas de los siglos XVII y XVIII y se sigue escribiendo en la actualidad.
Considerada
en este último aspecto la política responde igualmente a unos determinados
intereses de clases y grupos sociales y constituye una forma de la ideología: la
ideología política, que es parte de la conciencia social de cada época
histórica.
La
política como una forma de la ideología y la política como actividad práctica, resultan inseparables y se interinfluencia entre sí. La primera nace,
se deriva y se nutre de la segunda pero ya constituida la primera, guía y
orienta a la segunda o trata de hacerlo y se materializa en ella. La una se
expresa en forma de ideas y sistemas de ideas y la otra en forma de acciones
prácticas.
En las
condiciones de construcción y desarrollo de un proceso socialista luego de
tomado el poder político, la política en sus dos manifestaciones y, por tanto,
la actividad de las clases y grupos revolucionarios y de las organizaciones
políticas, de masas y sociales en general en que se hayan integrado y
estructurado los revolucionarios y las masas del pueblo en general, tienen o deben tener como objetivo central la
consolidación y perfeccionamiento del nuevo Estado y de todas las demás
instituciones y organizaciones, así como de los mecanismos a través de los
cuales ejercer el gobierno y la dirección de la Sociedad para defender,
desarrollar y hacer avanzar el proyecto socialista.
En este
sentido es de tener muy en cuenta de manera indispensable lo planteado por
Fidel en su Concepto de Revolución, sobre que debe actuarse con sentido del
momento histórico concreto que se vive y cambiando todo lo que deba ser
cambiado de acuerdo con las exigencias de ese momento histórico dado.
Lenin
dejo dicho que en tales circunstancias “La política es la participación en los
asuntos del Estado, la dirección del Estado, la determinación de las formas,
tareas y contenido de la actividad estatal” y que “Hay que encaminar las cosas
de tal modo que todo trabajador contribuya con su esfuerzo al
fortalecimiento del Estado obrero y campesino”
Por lo
tanto, en esta fase el trabajo político debe tener como objetivo el formar
a los cuadros, dirigentes, funcionarios y militantes revolucionarios y a las
masas en general para hacer uso del poder, para ejercer el gobierno de la
sociedad de la manera más eficiente, participativa y democrática posible y para
defender ese poder, ese gobierno y al sistema económico social que representan.
Por su
parte La ideología, si bien incluye al conjunto de
ideas y doctrinas que constituyen la ideología política no se reduce a
esta, la cual solo es una de sus formas de manifestarse, aunque se trate de su
forma principal a cuyo alrededor giran todas las demás.
La
ideología, como concepto o categoría filosófica y
sociológica, comprende a la totalidad de ideas, teorías y doctrinas de los
más diversos campos que responden a un determinado grado de desarrollo de la
sociedad y a unos determinados intereses de clases o grupos sociales.
Sus
formas fundamentales de manifestarse, además de la ideología política, son la
ideología jurídica, la ideología moral, la ideología estética, la ideología
filosófica, la ideología religiosa y la ideología en forma de ciencias sociales
pues, como dijera Lenin, “en una sociedad erigida sobre la lucha de clases no
puede haber una ciencia social totalmente “imparcial”.
En el
prólogo que escribiera Carlos Marx el 25 de julio de 1867 para la edición del
Tomo I de “El Capital” se dice textualmente: “En economía política la libre investigación científica tiene
que luchar con enemigos que otras ciencias no conocen. El carácter especial de
la materia investigada levanta contra ella las pasiones más violentas, más
mezquinas y más repugnantes que anidan en el pecho humano: las furias del
interés privado”
Y en el
prólogo a la segunda edición redactado el 24 de enero de 1873, escribe Marx: “La
burguesía había conquistado el poder político en Francia y en Inglaterra. A
partir de ese momento la lucha de clases comienza a revestir, practica y
teóricamente, formas cada vez más acusadas y más amenazadoras. Había sonado la
campana funeral de la ciencia económica burguesa. Ya no se trataba de si tal o
cual teorema era o no verdadero, sino de si resultaba beneficioso o
perjudicial, cómodo o molesto, de si infringía o no las ordenanzas de la
policía. Los investigadores desinteresados fueron sustituidos por espadachines
a sueldo y los estudios científicos imparciales dejaron el puesto a la
conciencia turbia y a las perversas intenciones de la apologética”.
De
todas las formas mencionadas, la ideología jurídica es la más estrechamente
vinculada a la ideología política resultando en la práctica una expresión
concentrada de esta última. “Una Ley- decía Lenin—es una medida política, es
política”.
Por
otro lado, debe tenerse en cuenta que existen dos niveles de la ideología:
uno espontaneo y otro teórico y sistematizado.
El espontaneo es derivado directamente de las condiciones materiales especificas en
que viven unos y otros grupos sociales, unas y otras personas, de su posición
respecto a la propiedad de los recursos productivos, de su participación y
forma de participación en la distribución de lo producido, del grado en que
pueden satisfacer sus necesidades, de su nivel cultural, de su historia
personal y la de sus ancestros, etc. es decir de la situación objetiva histórico
concreta en que se hallan.
En este
nivel la ideología no manifiesta con claridad su carácter de tal ni los
intereses a los que se afilia más que en una cierta propensión o tendencia a
pensar y actuar de cierta manera, mientras que el conjunto de las ideas,
hábitos y costumbres presentes en los miembros de los diferentes grupos
sociales resulta una totalidad abigarrada y heterogénea en la que se
entremezclan elementos ideológicos de las distintas formas de ideología que
responden a los más diversos intereses. No obstante, tienden a predominar los
elementos correspondientes a los grupos dominantes y/o que disponen de los
principales medios de divulgación masiva y por tanto de formación de opinión.
Como ya
apuntamos, en este nivel es difícil determinar e identificar en las personas,
por lo que dicen y hacen, a que ideología y a que grupo social responden, pues muchas
veces piensan, hablan y actúan inconscientemente en contra de sus propias
conveniencias como individuos y como componentes de un grupo social dado.
Sin
embargo, el nivel teórico y sistematizado de la ideología se presenta
como un conjunto de ideas elaboradas, de teorías y doctrinas que responden a
unos determinados y precisos intereses de grupos sociales específicos, aunque traten
de presentarse como ideología común que responde a los intereses de toda la
sociedad.
Este
nivel es el resultado de la labor de ideólogos con niveles culturales por lo
general por encima de la media, de profesionales de la labor ideológica y en numerosos
casos ni siquiera son integrantes del grupo social cuyos intereses defienden y
proclaman, sino mercenarios a sueldo de uno u otro grupo social que les paga
sus servicios. Este nivel actúa, orientada y premeditadamente sobre el nivel
espontaneo arriba mencionado, el cual se manifiesta en las masas de población
menos preparadas e informadas.
La
ideología en sus distintas formas se divulga y se inculca a través de los
centros de enseñanza, de las instituciones religiosas y otros tipos de
asociaciones. Generacionalmente, se trasmite de padres a hijos, a través de las
familias, amistades y ambientes sociales cercanos. Un papel determinante lo
tienen los medios masivos de comunicación: prensa escrita, radio, televisión,
cine, teatro, obras literarias y otras manifestaciones artísticas, y actualmente,
y desde hace un tiempo con un peso y desarrollo creciente, actúan las llamadas
redes sociales o digitales apoyadas en los dispositivos tecnológicos modernos en
constante avance.
El
papel y el fin de la ideología y del trabajo ideológico de las diferentes
clases y de los diferentes grupos sociales es crear un estado de opinión y pre
conducta social que se materialice en un comportamiento de los diferentes
individuos y grupos sociales ante las diferentes actividades y esferas de la
vida social que se corresponda con los intereses de los promoventes del trabajo
ideológico dado.
En
nuestro caso, por haber triunfado una Revolución “de los humildes, por los
humildes y para los humildes” tenemos el poder político en manos
revolucionarias y el dominio de los principales medios y vías institucionales
de formación y divulgación ideológica, como una indudable ventaja a nuestro
favor como promoventes ideológicos, desde hace ya 60 años. A ello se ha sumado el haber contado al frente
del proceso durante sus primeros 56 años con un inigualable y carismático líder
como Fidel, con una aceptación y seguimiento mítico por parte la mayoría
absoluta del pueblo y con un poder de comunicación y convicción excepcionales
No
obstante, por razones de la terca continuidad histórica, de la resistencia al
cambio de los hábitos, costumbres e ideas tradicionales trasmitidas a través
del tiempo de generación en generación y por la lucha de lo viejo que se niega
a ceder el terreno a lo nuevo, durante un largo tiempo en el proceso de
construcción y desarrollo de un proceso socialista, y el nuestro no es una
excepción, la ideología realmente dominante en la mente de la mayoría de la población
en muchas de sus diversas formas, no lo ha sido ni lo es la que corresponde a
la del nuevo orden social en desarrollo, a la de los nuevos grupos sociales
revolucionarios representantes de las nuevas concepciones, aunque en sus manos
este el poder político y el dominio de los principales medios y vías
institucionales para la formación y divulgación ideológica y haber contado con
un líder como Fidel.
A ello
se ha sumado en sentido negativo que no siempre hemos hecho un trabajo político
e ideológico eficiente a partir de la fuerza y recursos disponibles ni un uso
oportuno, atractivo y convincente de los medios de comunicación masiva a
nuestra disposición.
También
en sentido negativo, nos hemos visto sometidos constantemente de manera
creciente por parte del imperialismo, de la reacción internacional y de los
grupos nacionales desplazados del poder a un bombardeo ideológico por todos los
medios a su alcance (que han sido y son muchos), para tratar de confundir,
demeritar y sembrar dudas e incertidumbres acerca de la obra de la Revolución y
mantener vivas e influyentes (y si es posible hacerlas crecer), todas las
malezas ideológicas del pasado que ya de por si se resisten a desaparecer.
Ante
nosotros y ante nuestra ideología: socialista, marxista, martiana y fidelista,
se manifiestan pues diversas situaciones ideológicas y diversas ideologías y
teorías ideológicas planteadas por nuestros enemigos. Unas más abiertamente
opuestas a la nuestra y otras más habilidosamente encubiertas y a veces con una
envoltura que pudiéramos engañosamente considerarlas como de nuestra parte,
aunque con un hiper criticismo no constructivo.
Formando
parte de estas ideologías enemigas están las que tratan de promover entre
nosotros las ideas neo liberales y que abiertamente nos proponen el regreso a
un orden capitalista e incluso de nuevo anexionismo.
Lamentablemente
de nuestra parte se manifiestan los conservadores, dogmáticos defensores de una
continuidad no dialéctica, apegados a una vieja mentalidad de la que no logran
desprenderse a veces incluso, en los peores casos, por intereses y
conveniencias materiales personales a los que se resisten a renunciar.
Antes
esta realidad se pronuncia correctamente Vascos llegando a plantear, para
enfrentarlos, la consigna que nos propone al final de su ultimo comentario
Por
otra parte, como en el éxito del trabajo político e ideológico tiene un papel
muy importante la base económica de la sociedad, su desarrollo, la posibilidad
de satisfacer de manera creciente las necesidades de la población e ir elevando
su nivel de vida de manera gradual pero sistemática, el enemigo ha hecho todo
lo imaginable para torpedear, obstaculizar y entorpecer esos objetivos
acudiendo a todo tipo de agresiones incluyendo las militares y a un bloqueo
económico mantenido durante todos los 60 años de nuestro proceso, que en estos
momentos se ha recrudecido significativamente y se recrudece semana a semana y
día a día.
Además,
está el hecho objetivo de nuestro punto de partida como país pequeño,
subdesarrollado, con una economía abierta y relativamente pobre en recursos
naturales, y dependiente de factores externos determinados por nuestros
enemigos (desarrollados y poderosos), y por la crónica crisis internacional del
sistema económico mundial, con momentos de agravamiento que ocurren
periódicamente sin contar eventos e imprevistos como el de la actual pandemia
de la covid 19.
Adicionalmente
han estado presentes en nuestro proceso errores de conducción económica, que
algunos han denominado correctamente “bloqueo interno”.
Creo
que debemos defender nuestra ideología frente a todas las ideologías y
manifestaciones abiertas o encubiertas de la ideología del enemigo.
Creo
que debemos evitar el dogmatismo y las actitudes conservadoras de nuestros
cuadros y funcionarios, de nuestros periodistas, de nuestros artistas y
creadores artísticos y literarios. En aras de ello hacer todas las
sustituciones de dirigentes, cuadros y funcionarios que sean necesarias y hacer
todas las reformas institucionales que sea necesario acometer.
Creo
que debemos ejecutar con audacia, rapidez y sentido del momento histórico todos
los cambios amparados por la Conceptualización y demás acuerdos el VII Congreso
del Partido y anunciados recientemente por Díaz Canel.
Creo
que debemos hacerlo sin parafraseo buscando una nueva consigna no acertada, sino
según el aforismo literal de Luz y Caballero de “Todas las escuelas y ninguna
escuela: he ahí la Escuela”.
Es
decir, en cuanto a nuestro Sistema Económico Social y Político, ni la escuela
soviética y la de los demás países socialistas del Came, ni las escuelas más
actuales de China y Viet Nam aunque sin dejar de tenerlas en cuenta por lo
contemporáneo de las mismas, ni las escuelas latinoamericanas de experiencias
socialistas o pro socialistas. (Aunque “Injértese en nuestro tronco el mundo”)
Pero en
cuanto a al trabajo político ideológico a realizar actualmente, no podemos
considerar con similar importancia y significado a todas las ideologías
existentes a las que nos enfrentamos, renunciar a todas, proclamarlas a toda
como iguales y de la nada una derivar una Nueva Ideología.
Defendamos
no cualquier ideología sino la nuestra plenamente identificada. A esa no
podemos renunciar. Y hagámoslo sin dogmatismo ni fundamentalismos de ningún
tipo y con la frescura con que lo hicieron y nos enseñaron a hacerlo Marx,
Lenin, Martí y Fidel.
Un
abrazo,
Humberto
Pérez.
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