Ngozi Okonjo-Iweala, la exministra de Finanzas de Nigeria y exdirectora del Banco Mundial, que no gusta al presidente de Estados Unidos para dirigir la Organización Mundial de Comercio, pese a ser la favorita de la mayoría de los países del organismo que pilota las reglas del intercambio de bienes y servicios. Foto: OMC
GINEBRA, 29 oct 2020 (IPS) - “Incluso si pierde, Donald Trump tiene hasta el 20 de enero para hacer desastres, la OMC estuvo siempre entre sus objetivos”, fue la primera reacción a las consultas que hizo IPS apenas se supo el miércoles 28 que Estados Unidos había bloqueado a la candidata nigeriana, Ngozi Okonjo-Iweala, para dirigir los destinos de la Organización Mundial del Comercio.
Al igual que la autora del comentario, una experta latinoamericana en política internacional que pidió reserva de su identidad, los medios comerciales de Ginebra observan con recelo la coincidencia entre la conclusión del proceso de selección en la jefatura de la OMC y el desenlace de la sucesión presidencial en Estados Unidos, el martes 3 de noviembre.
Los temores no son infundados. El presidente estadounidense ha emprendido guerras comerciales, lo opuesto a los principios de la OMC, y extirpado el Órgano de Apelación, el instrumento que solidifica los acuerdos del intercambio.
Aún con esos antecedentes, sorprendió la intervención del jefe negociador enviado de Washington, Dennis Shea, que impugnó el proceso de selección de candidatos encabezado, como establecen las normas de la OMC, por el presidente del Consejo General, David Walker, de Nueva Zelanda, y secundado por los presidentes del Órgano de Solución de Diferencias, Dacio Castillo, de Honduras, y del Órgano de Revisión de Políticas Comerciales, Harald Aspelund, de Islandia.
Durante más de cuatro meses ese terceto de negociadores guió el proceso de selección hasta que finalmente quedaron escogidas dos candidatas, la nigeriana Okonjo-Iweala, y la surcoreana Yoo Myung-hee.
En la sesión de Jefes de Delegaciones del 28 de octubre, Walker anunció que sobre la base de las consultas mantenidas con las misiones negociadoras de los 164 estados miembros de la OMC, la candidata mejor posicionada para lograr un consenso era Okonjo-Iweala.
Walker rindió tributo a los ochos candidatos que participaron y en particular a Yoo, que llegó hasta la última ronda de selección.
El enviado neozelandés comunicó que la evaluación de los seleccionadores a favor a Okonjo-Iweala será transmitida al Consejo General, el cuerpo supremo de la OMC durante los intervalos de receso de las Conferencia Ministerial, en la reunión que se realizará el 9 de noviembre.
De acuerdo a los procedimientos de la institución en esa fecha, cuando ya se debería conocer el resultado de las elecciones estadounidense donde el republicano Trump aspira a la reelección ante el demócrata y exvicepresidente Joe Biden, el Consejo General de la OMC tendría que consagrar como la primera mujer responsable de la dirección general de la institución.
La pretensión estadounidense expuesta por Shea, de desconocer a Okonjo-Iweala y proponer a Yoo como nueva directora general, viola los procedimientos aunque recurre al principio del consenso que rige en la OMC para la adopción de decisiones.
Con estos parámetros se favorece el arribo de otro gran frente de tormentas a la OMC, que no es el primero desde que Trump llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, pero esta vez amenaza con arrasar todo a su paso.
Lo insinuó el tono despectivo del estadounidense Shea cuando dijo que su país no podía aceptar las recomendaciones de “tres individuos”, desacreditando a los negociadores que dirigieron la selección.
Opinó que ese proceso había sido “opaco” y “complicado”. Agregó que no es posible creer que Okonjo-Iweala haya concitado el consenso de los miembros como afirmó el presidente de Consejo General.
En Washington, el jefe de Shea, el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, defendió la candidatura de Yoo quien tiene, dijo, “todos los requisitos necesarios para ser una líder eficaz de la organización”.
“Esta es una época difícil para la OMC y para el comercio internacional. En 25 años no ha habido negociaciones arancelarias multilaterales, el sistema de solución de diferencias quedó fuera de control y demasiado pocos miembros cumplen con las obligaciones básicas de transparencia”, acusó Lighthizer.
En contraste, los 25 países que intervinieron en el debate de la reunión de Jefes de Delegaciones elogiaron el informe del terceto de negociadores encabezado por Walker y defendieron la selección de Okonjo-Iweala.
La candidata es exministra de Finanzas de Nigeria, exdirectora del Banco Mundial y actualmente presidenta de GAVI, la Alianza para la Vacunación, una asociación mundial de los sectores públicos y privados, creada en 2000 para llevar la inmunización a las poblaciones infantiles de las regiones marginales en el mundo.
El representante de la Unión Europea, el diplomático portugués Joao Aguiar Machado, dijo que el presidente del Consejo General, Walker, expuso con claridad que el mayor respaldo de los Estados miembros sostenía la designación de Okonjo-Iweala.
No es correcto decir que la propuesta provenía de “tres individuos”, recalcó Aguiar.
China, Sudáfrica, India, Australia y Gran Bretaña compartieron el resultado de la evaluación presentada por los tres negociadores. La misma opinión expusieron los tres únicos representantes de países latinoamericanos intervinientes, Chile, México y Perú.
La delegación mexicana entendió que el proceso de selección fue llevado con madurez y dignidad hasta alcanzar un epílogo respetable. Chile y Perú llamaron también a respetar los procedimientos y encontraron que la selección se realizó con rigor y transparencia.
Llamó la atención el silencio de la delegación de Corea del Sur. Se esperaba que al menos hablara en apoyo de su connacional, actual ministra de Comercio Exterior de la nación asiática.
Medios especializados en temas comerciales observaban que desde la década de 1950, cuando Estados Unidos intervino militarmente en apoyo del sur durante el conflicto con la vecina Corea del Norte, comunista, los gobiernos de Seúl han mantenido relaciones muy estrechas con Washington.
Todas estas posiciones se confrontarán el 9 de noviembre en una sesión del Consejo General que promete sobresaltos cualquiera que sea el resultado del 3 de noviembre.
Por lo pronto, el Consejo General tiene atributos resolutivos y en caso de que persistan las diferencias y se frustre el consenso, las reglas de la OMC admiten el recurso extremo de la votación y el riesgo de huellas previsibles.
Entre negociadores experimentados se puede encontrar siempre una solución. Lo contrario sería una disolución y el descalabro de una arquitectura levantada durante más de 70 años con la aparición del GATT, el Acuerdo General de Aranceles y Comercio, antecesor de la OMC, nacida en 1995.
El sistema vigente, con todas sus injusticias y desigualdades ha beneficiado a muchos intereses y con menor énfasis en los negocios lucrativos y mayor empeño en el desarrollo de todas las naciones, le queda una larga vida.
Menos optimista es el veterano negociador comercial Stuart Harbinson, que entre 1994 y 2002 representó diplomáticamente en Ginebra a Hong Kong, ahora región especial administrativa de China.
Cuando en mayo de 2020 se conoció el alejamiento del brasileño Roberto Azêvedo de la dirección general de la OMC a partir del 31 de agosto, un año antes de la finalización de su mandato, Harbinson trazó un panorama y un pronóstico de su sucesión.
Un primer modelo de sucesor o sucesora podría parecerse al irlandés Peter Sutherland, dotado de formación jurídica y comercial, junto a una fuerte personalidad, que le dieron acceso a los líderes mundiales y favorecieron el éxito de la Ronda Uruguay (1987-1994) y el nacimiento de la OMC, que lo convirtió en su primer director general.
La alternativa sería una persona de bajo perfil, tecnócrata, tipo sobreviviente. “Algunos dirían ‘más de lo mismo’, lo que nunca ha funcionado”, subrayó Harbinson en aparente referencia a Azêvedo.
Sea un sabio o un sobreviviente, Harbinson predijo que “una cosa es segura. Lo que la OMC no necesita ahora es una contienda turbulenta y prolongada por la sucesión”.
En particular, quienes sostienen el sistema “no quieren ver candidatos respaldados por superpotencias enfrentadas. Eso seguramente sembrará la semilla de posteriores divisiones y parálisis”, prosiguió.
La conclusión de Harbinson: “desafortunadamente la historia nos enseña que eso es lo que podemos obtener”. El 9 de noviembre puede haber una respuesta, conociéndose ya si la administración de Trump seguirá o no a partir de enero en la Casa Blanca.
ED: EG
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