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lunes, 7 de junio de 2021

El G-7 intenta domesticar al "big tech" de Silicon Valley en los paraísos fiscales

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

El ministro de Finanzas del Reino Unido (RU), Rishi Sunak, consiguió en Londres en la reunión del G-7 (EEUU, Canadá, Japón, Francia, Alemania, RU e Italia) lo que Financial Times (FT, 5-6-21) titula "acuerdo histórico" para gravar a las trasnacionales.

Las muy lánguidas negociaciones iniciaron hace siete años cuando la boyante globalización financierista impidió equitativos avances fiscales.

El acuerdo del G-7 es sólo el inicio, ya que requiere de una mayor aprobación colectiva: primero, en la cumbre del G-20, la segunda semana de julio en Venecia y luego de parte los mercados emergentes y otros países en vías de desarrollo.

Según FT, en la primera parte del acuerdo, Biden operó una "significativa concesión" cuando "las trasnacionales globales mayores con márgenes de ganancia de por lo menos 10% tendrían en un futuro que asignar 20% de sus dividendos globales a los países donde realizan sus ventas".

Aquí surge un primer escollo porque todavía falta definir el significado de "las mayores trasnacionales globales".

A cambio de la concesión de EEUU, "el resto de cada país del G-7 impondrá una tasa mínima global de por lo menos 15% a las trasnacionales, lo que “reducirá el incentivo para declarar ganancias en los paraísos fiscales (sic) o en las jurisdicciones de bajos impuestos como Irlanda” –asiento de trasnacionales farmacológicas y de alta tecnología que ostenta un impuesto de 12.5% y está renuente a incrementarlo.

The Wall Sreet Journal (WSJ) asevera que faltan “detalles significativos (https://on.wsj.com/2RpMGK2)”, lo cual necesita el apoyo del G-20 –como China e India– y de los “135 (sic) países que negocian las nuevas reglas en el Marco Incluyente (Inclusive Framework)”.

Según WSJ, el objetivo de los cuatro países europeos del G-7 "ha sido incrementar los impuestos a los gigantes digitales de Silicon Valley como Alphabet/Google y Facebook", lo cual había causado fuertes fricciones tanto con Trump como con Biden.

Un obstáculo relevante radica en que los cambios acordados por los ministros de Finanzas del G-7 "requerirán la ratificación por dos terceras partes del Senado", donde hoy demócratas y republicanos ostentan un empate técnico.

En el nivel doméstico, todavía Biden no cuenta con la aprobación del Congreso, ni siquiera de la mayoría de los demócratas, para incrementar la tasa de impuestos a las trasnacionales de 21% a 28% y para elevar el impuesto mínimo existente de las ganancias foráneas (sic) de las empresas con sede en EEUU de 10.5% a 21%.

El ministro de Economía alemán, Olaf Scholz, sentenció que se trata de “una muy buena noticia para una fiscalidad justa y solidaria y mala para los paraísos fiscales ( sic) de todo el mundo (https://bit.ly/2S3WCJH)”.

El tema de la evasión de las trasnacionales en los paraísos fiscales es muy añejo, en plena orgía de la globalización financierista , y tuvieron que ocurrir varias crisis financieras –hoy incoercibles– para que finalmente el G-7 optara por una inevitable política correctiva.

El ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, saludó con entusiasmo el combate y el punto de partida contra la evasión y la optimización fiscal.

Para Le Monde, el acuerdo histórico “tiene en la mira a las grandes trasnacionales de tecnología (sic), en su mayoría de EEUU, que pagan impuestos irrisorios, pese a sus enormes ganancias, al domiciliarse en países donde la tasa impositiva a las empresas es muy baja, sino nula (https://bit.ly/3gse56P)”.

Para la Secretaria del Tesoro, la israelí-estadunidense Janet Yellen, el impuesto mínimo global “aportará la justicia a la clase media (sic) y a los trabajadores en EEUU y en el mundo (sic)”.

Ya eran fétidamente insostenibles los escándalos de los paraísos fiscales desde las Islas Vírgenes Británicas (https://bit.ly/3z7Braj) hasta Andorra, en lo cual, a juicio del connotado economista francés Thomas Piketty (TP), la crisis del Covid-19 contribuyó aún mas a “exacerbar las desigualdades (https://bit.ly/2S4Dtaz)”.

TP da como ejemplo a seguir el sistema de "repartición de cargas" alemán Lastenausgleich de 1952 que reconstruyó a la Europa de la posguerra.

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