Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 18 de noviembre de 2021

Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz en la clausura del seminario a los delegados del Poder Popular recién elegidos, para la experiencia que se realizaría en la provincia de Matanzas, el día 22 de agosto de 1974

En el discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz en la clausura del seminario a los delegados del Poder Popular recién elegidos, para la experiencia que se realizaría en la provincia de Matanzas, el día 22 de agosto de 1974, conceptualizó los principios de cada uno de los componentes del sistema del Poder Popular, los que aún tienen plena vigencia. Siempre, desde la existencia misma de los órganos del Poder Popular, se hace referencia a este discurso, y que tanta falta hace interiorizar y poner en práctica su contenido.

Concluimos en la noche de hoy, este seminario que se ha extendido por 17 días en total, con 13 días netos de intenso trabajo por parte de ustedes y de los compañeros profesores que, para poder atender a todos los grupos, se han visto precisados a permanecer    ocho horas en el aula, durante cada día de trabajo, sin contar las horas necesarias de preparación de sus clases.

En este período ustedes se han visto sometidos a un estudio duro para vencer todos los temas y examinar todos los materiales previstos.

Pero se trata de un esfuerzo que era necesario e indispensable realizar, para poder enfrentar debidamente preparados, la parte más importante de esta experiencia, que se lleva a cabo en la provincia de Matanzas.

Las fases anteriores de preparación, primero, de las condiciones iníciales, de explicación general a las masas, y después de nominación de candidatos, de las elecciones, de la constitución de las asambleas municipales, regionales y provinciales del Poder Popular, han transcurrido con completo éxito y, por tal motivo, el pueblo de Matanzas, el Partido, las organizaciones de masas de esta provincia y la Comisión Nacional que ha trabajado en todo este proceso, se hicieron acreedores al reconocimiento y a la felicitación de la Dirección del Partido y del Gobierno, expresada por el compañero Fidel en su discurso del pasado 26 de Julio.

Pero la parte más importante y difícil de esta experiencia se inicia ahora.

Todo lo anterior sólo tiene un verdadero significado, en la medida en que está vinculado, como un paso indispensable, para desarrollar esta otra parte, que es la relativa al funcionamiento y las actividades prácticas de los órganos de Poder Popular en esta provincia. 

La importancia del proceso electoral, de su carácter profundamente democrático, de la amplia y entusiasta participación de las masas en la nominación de los candidatos y luego en la elección de sus representantes, está dada por el hecho de que esos representantes van a ejercer el poder estatal, van a dirigir y orientar la administración de las actividades económicas, culturales, recreativas y de servicios en general, de los municipios, regiones y la provincia de Matanzas.

En la medida en que esos representantes van a ejercer gobierno, a intervenir en todas las decisiones estatales que afectan a la comunidad, que van a tener facultades para poyar y contribuir al desarrollo de todas las actividades económicas y sociales de trascendencia nacional, que tienen lugar en esta provincia, en la medida en que, a través de esos representantes, las masas van a participar sistemática y regularmente en los asuntos del gobierno de la sociedad y en la discusión y solución de todos los problemas estatales, es significativa y trascendente esta experiencia.

Y todo ese contenido de trabajo de los órganos del Poder Popular, todas esas decisivas funciones, todas esas facultades, toda esa participación de las masas se va a concretar en la realidad, en la etapa que se inicia ahora, y que deberá ofrecernos sus resultados para ser evaluados dentro de un año, por el Primer Congreso de nuestro Partido. De ahí que esta sea la etapa más importante de la experiencia de Matanzas y   se hace necesario que todos tomemos conciencia de ello.

Nosotros hemos revisado los siete temas que se les han impartido a ustedes, los guiones de las clases dadas por los profesores, los materiales bibliográficos que estudiaron; estamos informados del desenvolvimiento de los seminarios, de las intervenciones de ustedes, y no cabe la menor duda de que este Seminario, en su conjunto, puede calificarse también de exitoso. Estamos seguros de que con él, se ha logrado lo que planteara Fidel el 26 de Julio, acerca de que, en esta actividad, ustedes recibirían una “detallada y minuciosa explicación de todo, que los ayudará a desempeñarse perfectamente bien en sus funciones", y que, producto de este seminario, también como esperaba Fidel, “ustedes van a estar en condiciones de asumir las responsabilidades que la Revolución y el pueblo les entregan”. Por ello los felicitamos a ustedes, a los compañeros que han dirigido la organización del Seminario y, en especial, a los profesores que han desarrollado este arduo e intenso trabajo, sin afectar por ello su calidad y eficiencia.


Asimismo, tenemos conocimientos bastante detallado de cuáles son las preocupaciones fundamentales que ustedes han manifestado, cuáles las preguntas que han hecho, los criterios que en relación a numerosas cuestiones, han expuesto. La casi totalidad de sus preguntas se refieren a cuestiones de fondo, las opiniones vertidas son racionales y bien fundamentadas, sus preocupaciones justas y lógicas.

Algunas de las interrogantes planteadas era posible responderlas y aclararlas y, por la información que hemos recibido, en cada ocasión fueron acertadamente respondidas por los profesores.

Respecto a la mayor parte de los criterios, las sugerencias y las preguntas que ustedes han formulado, deben ser contestadas y resueltas por la propia experiencia y por el trabajo que van a iniciar. No obstante, parece lógico tener en cuenta, desde ahora, algunas propuestas, como es la hecha por un gran número de participantes en el Seminario de crear una Dirección de Suministros o Abastecimientos en cada instancia del Poder Popular. Así también parece lógica la proposición sobre la necesidad de crear en los municipios clasificados convencionalmente como A y específicamente en el municipio de Colón, una Dirección de Transportes, Correos, Telégrafos y Prensa.

Sin embargo, no debe olvidarse que tal y como se plantea en uno de los materiales que ustedes estudiaron; "Uno de los objetivos de la experiencia de Matanzas sobre los órganos de Poder Popular, consistente en determinar cuántas y cuáles Direcciones Administrativas deben establecerse en cada instancia, de modo que se logre la óptima eficacia y eficiencia de estas, por ello queda prevista la posibilidad, de que se hagan   modificaciones en cuanto a las Direcciones Administrativas.”

Ustedes plantearon muchas preguntas para las cuales no tenemos una respuesta en   estos momentos, o por lo menos no tenemos una respuesta definitiva.   Preguntas a las que debe dar respuesta el desarrollo de la propia experiencia, preguntas a las que tienen encontrarles las respuestas ustedes mismos.

Preguntaron, por ejemplo, acerca de cuál debe ser el mecanismo de entrega de las viviendas, el mecanismo de entrega materiales de construcción a la población, el mecanismo para decidir las prioridades en la reparación de las viviendas; preguntaron sobre las estructuras internas de la direcciones administrativas, sobre los problemas de capacitación del personal, sobre los problemas de las actividades de control y atención de cuadros, que actualmente existen en los organismos, acerca de los problemas de fuerza de trabajo, sobre las cuestiones concretas referidas a las actividades de Reforma Urbana; preguntaron en forma sugerente acerca de la conveniencia de crear agencias bancarias en algunos municipios; preguntaron por qué en las granjas agrícolas se venden algunos artículos   de consumo personal, sólo a los campesinos y no a los obreros agrícolas; preguntaron por qué hay radios y televisores que no se arreglan aun cuando hay piezas para ello, y muchas otras preguntas más. A todas estas y a muchas otras cuestiones, son ustedes los encargados de encontrarles una respuesta, una solución;  para esto es la experiencia.

Se han establecido los principios generales, las cuestiones normativas fundamentales, las reglas básicas para el funcionamiento de la experiencia, pero incluso muchas de estas cuestiones normativas y de estas reglas pueden resultar, y seguramente resultarán, modificadas producto de la experiencia.

Son ustedes -que se enfrentan directamente a los problemas- que estarán en contacto diario y directo con la población, que pueden recoger sistemáticamente sus opiniones y sus sugerencias, los que deben reunirse, analizar cada problema, tratar de ver todos los aspectos posibles del mismo, las posibilidades reales y concretas de solucionarlo, proponer las soluciones y elevar sus propuestas a los niveles correspondientes.

Ésta es una de sus tareas, una de sus responsabilidades. La responsabilidad de los delegados no es solamente la de trasladar las quejas y problemas de las masas, sino principalmente la de estudiar su solución, la de resolverlos o proponer cómo resolverlos. Esta es precisamente, una de las formas en las que debe, manifestarse la participación de las masas y de sus delegados, en la solución y en la decisión de los asuntos estatales.

En sus asambleas deben analizar todos los reglamentos que se hayan establecido, todas las cuestiones que tentativamente hayan sido normadas por los organismos centrales, discutir sobre todos estos reglamentos y normas, franca y críticamente.   Decirnos lo que consideran incorrecto, proponer que se cambie y se modifique todo lo que entiendan qué debe ser cambiado y que sea reglamentado, todo lo que entiendan que debe ser reglamentado.

En mis conclusiones no voy a abordar ante ustedes, nada nuevo; todo lo fundamental que en relación a los Poderes Populares debía ser expuesto, se halla planteado en primer lugar,   en el discurso del compañero Fidel, pronunciado el pasado 26 de Julio; en la intervención del compañero Blas Roca, en ocasión del Acto de Constitución de la Asamblea Provincial del Poder Popular; en la Ley que autoriza la realización de esta experiencia en la provincia de Matanzas y que crea la Comisión Nacional correspondiente; en los Acuerdos del Consejo de Ministros, adoptados el pasado 9 de julio y referidos a las unidades y actividades que se transfieren a los órganos de Poder Popular en Matanzas, a la estructura de los aparatos administrativos que tendrán estos órganos de Poder Popular, a las cuestiones bancario-financieras, laborales y de personal, de planificación, de información estadística y de sistema de registro, que deben tenerse en cuenta en el proceso de esta transferencia y en el posterior funcionamiento    de estas unidades y actividades subordinadas al Poder Popular; acuerdos que versan sobre las relaciones entre los órganos de Poder Popular y los organismos centrales del Estado, sobre el actual Consejo Provincial de Organismos Estatales y su Comité Ejecutivo y las modificaciones que experimentan, sobre la existencia de un delegado con facultades, administrativas, en poblados de relativa importancia y sobre el proceso mismo de transferencia de estas unidades y actividades, el cual deberá producirse en la forma prevista, en lo que resta de año, y que debe quedar concluida para fines de diciembre.

Todos estos documentos y materiales que ustedes estudiaron y algunas otras cuestiones más, se hallan en la bibliografía y deben ser considerados como una guía por la que debe orientarse en lo fundamental, la experiencia de Matanzas. Resultaría conveniente que se editaran en un libro, para hacer llegar un ejemplar a cada delegado, a cada miembro de los comités ejecutivos, a cada jefe o funcionario de las direcciones administrativas, a todos los dirigentes del Partido y de las organizaciones de masa, a todos los dirigentes de las delegaciones y de organismos centrales que permanecen en la provincia, para que les sirva como una especie de texto de consulta por el cual orientarse, en relación con el funcionamiento y las facultades de los órganos de Poder Popular y sobre sus relaciones con los demás organismos estatales y con el Partido y las organizaciones de masa.

A este libro pudiera hacérsele un índice temático, lo más detallado posible, que facilitara encontrar en él, las orientaciones respecto a las diversas cuestiones tratadas.


Democracia Real y las Instituciones Representativas.

Por los motivos expuestos, tan sólo voy a hacer énfasis en algunas cuestiones que me parecen esenciales y que deben tenerse muy en cuenta, en el desarrollo de esta parte de la experiencia que se inicia ahora y que, como les dije antes, es la más importante.

A ustedes se les explicó en detalles, el sistema de la dictadura del proletariado, el papel de cada uno de sus elementos componentes: el Partido, el Estado y las organizaciones de masa y sociales; se les explicó qué es el Estado, cuál es la estructura de un Estado proletario, cuáles son sus elementos integrantes; estudiaron cuáles de esos elementos han estado presentes, en estos 15 años de desarrollo de la Revolución y cuáles no y examinaron cuál es el papel que están llamadas a jugar las instituciones representativas del Estado.

En los primeros años de nuestra Revolución, no existían las condiciones adecuadas para crear estas instituciones y no eran, además, una necesidad urgente, vital ni decisiva, para las tareas que en esos primeros tiempos enfrentó nuestro proceso revolucionario.

Estos primeros años se caracterizaron por una situación de cambios revolucionarios profundos, radicales, acelerados y rápidos.

En aquellos primeros años se hizo necesario enfrentar las sucesivas y cada vez más violentas agresiones, por parte del imperialismo y de la contrarrevolución interna.

Para desenvolverse en esta situación y enfrentar las tareas del momento, se requería de un aparato estatal ágil, operativo, que ejerciera la dictadura en representación del pueblo trabajador, que concentrara las facultades legislativas, ejecutivas y administrativas a la vez, en un mismo órgano y que pudiese tomar decisiones rápidas, sin muchas dilaciones.

Nuestro Gobierno Revolucionario, que ha concentrado en él durante todos estos años, las facultades legislativas, ejecutivas y administrativas, cumplió adecuadamente sus funciones, en toda la primera fase de lucha por la supervivencia: hizo las leyes revolucionarias, expropió a los imperialistas, liquidó a los explotadores nativos, llevó a cabo con éxito, la lucha política frente a las agresiones externas e internas.

Por otro lado, durante esos primeros años, la escasez de medios materiales hacía temer la organización de los Poderes Populares, sin que pudieran contar con los recursos mínimos, para hacerles frente a sus tareas, entre las cuales se hallan algunas de gran demanda por parte de la población, como son el problema de la vivienda, su mantenimiento y su reparación.

Y se temía que esta limitación de recursos, impidiese cumplir a los Poderes Populares con sus tareas y que la idea de su constitución, siendo correcta en lo esencial, pudiera sufrir un cierto descrédito.

Además, en los primeros años de la Revolución, no nos encontrábamos debidamente preparados   para darnos a la tarea de crear estas instituciones representativas.

En aquellos momentos no teníamos todavía un Partido fuerte, no se habían desarrollado suficientemente las organizaciones de masa, no teníamos en suma los instrumentos de organización de que ahora disponemos.

Cuando tal vez pudiéramos considerar que ya estaban dadas las condiciones para crear estas instituciones representativas, a finales de los años 60, nos vimos enfrascados en la gran batalla económica por la zafra gigante del año 70 y, como ustedes conocen y ha sido planteado en más de una ocasión por el compañero Fidel, la concentración de esfuerzos en esta dirección, nos llevó a desatender otras ramas de la economía y otros frentes de trabajo de la Revolución.

A todos estos factores, podemos sumar también, algunas inexperiencias e incomprensiones en muchos de nosotros, sobre toda la importancia que tienen estas instituciones representativas y sobre el papel que están llamadas a jugar.

Pero, no obstante la ausencia, durante todos estos años, de las instituciones representativas de nuestro Estado, podemos considerar que el Gobierno Revolucionario ha llenado en lo fundamental, su cometido.

Sin embargo, se trata de un Estado provisional y se hace necesario darle a nuestro Estado una forma definitiva como ha insistido Fidel.

A partir de 1970 es que comienza el proceso de institucionalización de nuestra   Revolución, proceso que se acelera a partir de 1972, en que maduraron las condiciones, se produjo una recuperación en la economía, se había avanzado bastante en el proceso de recuperación   y fortalecimiento de las organizaciones de masa.

A finales de 1972, se reestructura el Consejo de Ministros y se crea su Comité Ejecutivo. Durante 1973 se reestructura todo el aparato de nuestro Partido desde el Comité Central hasta los comités municipales se precisan sus mecanismos de funcionamiento, se delimitan su papel y sus responsabilidades, se desarrolla el proceso de nueva organización de nuestro sistema judicial y, a   finales   de 1973, se inician las tareas preparatorias para organizar, durante este año de 1974, las instituciones representativas en la provincia de Matanzas, a manera de experiencias, con el propósito de extenderlas a todo el país, con posterioridad al Primer Congreso del Partido, en el transcurso de 1976.

El establecimiento de las instituciones representativas de nuestro Estado significa un paso trascendente, en nuestro proceso revolucionario. Con ellas se completan los elementos que deben integrar nuestro Estado proletario; y si al principio, durante los primeros años de lucha por la supervivencia, no eran indispensable ni vitales, e incluso podían haber significado un cierto freno a la agilidad necesaria que requería el Estado en aquellos momentos, ahora, con las condiciones creadas, se han convertido en una necesidad insoslayable, en un elemento fundamental de nuestro Estado, con el cual se le dará forma institucional, regular, real y sistemática, a la participación del pueblo.

No se trata, desde luego, de que la Revolución y sus dirigentes hayamos estado, en ningún momento, por encima del pueblo, que el pueblo haya resultado olvidado, que se haya dejado de contar en algún momento con las masas; al contrario, por el hecho de que se contó con el pueblo y con las masas trabajadoras, se desarrolló con éxito la lucha insurreccional, se derrocó a la tiranía, tuvo lugar la huelga general y se frustraron los intentos de golpe de estado. Sólo porque se contó con el pueblo y con su participación masiva y entusiasta, se pudieron realizar los profundos cambios revolucionarios, se enfrentaron las agresiones del imperialismo, las bandas contrarrevolucionarias del Escambray, Matanzas y otros lugares, la agresión de Playa Girón, la situación creada cuando la Crisis de Octubre, las dificultades del bloqueo. Es el pueblo, nuestras masas trabajadoras movilizadas una y otra vez, organizadas cada vez mejor en sus diferentes organizaciones de masa, las que han constituido el factor decisivo en todo el desarrollo de la Revolución.

No hay posiblemente otro caso en la historia, en que una revolución, la dirección de una revolución, haya contado con un apoyo tan masivo y tan total del pueblo, con una confianza y un entusiasmo revolucionario tan inagotables e incesantes por parte de las masas, con una unidad tan completa, como la que ha ofrecido nuestro pueblo a su Revolución, a sus dirigentes y especialmente al líder querido e indiscutible de la Revolución cubana el compañero Fidel Castro.

No se trata tampoco de que nuestro Estado revolucionario, no haya sido y no sea democrático, aun sin la presencia de las instituciones representativas.

Cuando un Estado como el nuestro, representa los intereses de los trabajadores, cualesquiera que sean su forma y estructura, resulta un tipo de Estado más democrático, que ningún otro tipo que jamás haya existido en la historia, porque el Estado de los trabajadores, el Estado que construye el socialismo es, bajo cualquier forma, un Estado de las mayorías, mientras que todos los Estados anteriores, han sido los Estados de las minorías explotadoras.

EI Estado burgués-latifundista que había en Cuba, aún en la etapa anterior al Golpe de Estado del 10 de Marzo de 1952, con sus instituciones “representativas”: la Cámara y   el Senado, con sus elecciones periódicas, era infinitamente menos democrático que nuestro Estado revolucionario, porque servía al dominio de los imperialistas, a sus monopolios y empresas en nuestro país y representaba sus aliados nacionales, los burgueses nativos o extranjeros y los grandes terratenientes del patio. Era un órgano de coerción, con su ejército, sus policías, sus torturadores, sus gánster, cárceles y tribunales, dirigidos contra los intereses de las grandes mayorías nacionales.

El Estado revolucionario rescató para todo el pueblo, las riquezas nacionales de   manos de los imperialistas   y de los explotadores de todo tipo.

La propiedad de los medios de producción, la convirtió de propiedad privada de unos pocos, en propiedad de todos.

Eliminó el desempleo y abrió fuentes de trabajo para todos; eliminó el analfabetismo y puso la educación gratuitamente, al alcance de todos; la atención médica y hospitalaria llega también gratuitamente a todos; la vejez está asegurada para todos.

Organizó al pueblo y le dio armas y le enseñó a manejarlas para que se defendiera. Las masas han participado en la discusión de todas las cuestiones más importantes de la Revolución, de sus leyes principales, y ahora comienzan a participar en la discusión de los planes económicos, hasta nivel de unidades de producción y servicios.  

Nuestro Estado ha sido y es, por lo tanto, un Estado esencialmente democrático,   un Estado de los humildes, por los humildes y para los humildes; un Estado de todos y para todos los trabajadores. De Io que se trata, pues, \con la creación de las instituciones representativas, es de perfeccionar a nuestro Estado, de darle una estructura completa y definitiva, de perfeccionar nuestra democracia.

Si las instituciones representativas socialistas significan la voluntad expresa del pueblo, a través de su voto, una vía por la cual el pueblo no sólo está representado por el Estado, sino que de hecho forma parte directamente de dicho Estado y participa directa y sistemáticamente de sus decisiones y si las condiciones para su creación están dadas ya, se hace indispensable e impostergable su creación.

Ya en nuestras condiciones actuales, parafraseando a Lenin, podemos decir que “sin instituciones representativas no puede concebirse nuestra democracia, ni aún cuando se trata de una democracia proletaria”.

De aquí la enorme importancia histórica de este paso que estamos dando y la extraordinaria responsabilidad y el grandioso privilegio que tienen ustedes, de ser los integrantes de las primeras instituciones representativas socialistas que se organizan en nuestro país; de tener la oportunidad de demostrar en los hechos, con su trabajo el papel de estas instituciones, ser los protagonistas en la definición de las formas que revestirá nuestro Estado proletario en el futuro.

Nuestros órganos representativos de poder Popular nacen luego de 10 años de desarrollo del proceso revolucionario, durante los cuales hemos recogido experiencia de nuestros aciertos y de nuestros errores.

Debemos tratar de que nazcan sin los vicios y los malos hábitos que, en los años de ausencia de estas instituciones, de exceso de centralización en muchos aspectos, de métodos inadecuados de administración, de incomprensión y de confusión en cuanto a los papeles y funciones de1 Partido, los organismos estatales y las organizaciones de masa, se han desarrollado en todos nosotros.

Esto es algo que debemos tener en cuenta, todos, nosotros y ustedes, y principalmente aquellos compañeros, delegados o miembros de los comités ejecutivos de los Poderes Populares o funcionarios de sus direcciones administrativas, que proceden de los aparatos administrativos, que llevan años en ellos y que, por tanto, tienen el riesgo y la posibilidad de estar más imbuidos en estos vicios y de estos hábitos.

Es necesario tener presente que, con los órganos de Poder Popular se trata, como dijera Fidel en el X Aniversario de la Federación de Mujeres Cubanas, hablando sobre el tema, de "ir sustituyendo los hábitos meramente administrativos que corren el riesgo de convertirse en procedimientos burocráticos".

La existencia y funcionamiento de los órganos de Poder Popular, las instituciones representativas de nuestro Estado socialista, los máximos órganos de poder estatal, en el territorio sobre el cual ejercen su jurisdicción, debe producir indefectiblemente la erradicación total de esos hábitos, meramente administrativos; el reemplazo completo de esos procedimientos que corren el riesgo de convertirse en burocráticos y que, en muchos casos, en muchísimos casos, lamentablemente te se han convertido en procedimientos burocráticos.

EL CENTRALISMO DEMOCRÁTICO Y RESPONSABILIDADES DE LOS ÓRGANOS DEL PODER POPULAR.

Los órganos de Poder Popular asumen a nivel de municipio, de región y de provincia, la administración de numerosas y significativas actividades, que hasta ahora se administraban centralmente. Pero la importancia mayor y más trascendente de estos órganos, no reside en el papel que juegan en el aspecto administrativo, sino en el hecho de ser los órganos básicos del poder estatal, órganos integrados por los representantes elegidos democráticamente por las masas; órganos á través de los cuales el pueblo tiene la posibilidad de participar directamente en el dominio y, gobierno de los asuntos sociales.

La existencia de los órganos de Poder Popular debe significar sin falta, la erradicación del centralismo burocrático existente en muchas partes de nuestro aparato estatal y sustituirlo por el centralismo democrático, que es el fundamento marxista-leninista, sobre el cual debe funcionar.

Ustedes han estudiado en estos días, en qué consisten los principios del centralismo democrático, pero es este uno de los temas sobre el cual nosotros quisiéramos ahondar con ustedes, porque reviste una excepcional y cardinal importancia en el funcionamiento y éxito del Poder Popular.

El centralismo democrático, aplicado por los órganos estatales se expresa, en primer lugar, en que los integrantes de los máximos órganos de poder estatal, que son las instituciones representativas, son elegidos en todas sus instancias de abajo a arriba por el voto de las masas; se expresa en el hecho de que los elegidos como delegados y como miembros de los comités ejecutivos de las diferentes instancias, deben rendir cuenta periódica, sistemática y regularmente de sus actividades ante los que los eligieron; y éste es uno de los principios más importantes, que es necesario tener en cuenta en la actividad concreta de los órganos de Poder Popular y se hace necesario convertirlo, de una mera declaración en un hecho práctico y sistemático.

En cada instancia la máxima autoridad no la tienen los elegidos sino los que eligen, considerados éstos no individualmente, sino en su conjunto. Y en este hecho reside lo esencial, que convierte en real la participación de las masas, en el poder estatal, que hace posible el ejercicio real por éstas, de ese poder.

En la circunscripción electoral la máxima autoridad no la tiene el delegado elegido, sino el conjunto de los electores: son estos lo que le otorgan el mandato para que los represen en sus problemas, quejas y opiniones: son éstos los que pueden revocarlo en cualquier momento cuando no responda a sus intereses. Por ello, es el delegado el que rinde cuenta ante los electores y no a la inversa. Son las masas de la circunscripción las que tienen el máximo poder, el poder primario, el poder del delegado es derivado, otorgado por las masas.

En la instancia municipal la máxima autoridad y jerarquía no la tiene el comité ejecutivo elegido, sino la Asamblea municipal que lo elige; es la asamblea de delegados la que le otorga el mandato para que la represente y cumpla sus acuerdos y decisiones en los períodos entre una y otra de sus reuniones, y es la asamblea la que está facultada para modificar, en todo o en parte, la integración del comité ejecutivo en cualquier momento en que lo considere necesario. Por ello, es el comité ejecutivo municipal el que rinde cuenta ante la asamblea municipal y no a la inversa.

Asimismo, el presidente, el vicepresidente y el secretario del comité ejecutivo municipal son elegidos por este y ratificados por la asamblea y, en consecuencia de esto, es que son los primeros, los que deben rendir cuenta ante los segundos, y actuar en cumplimiento de los acuerdos y decisiones de estos dos órganos del Poder Popular municipal.

De esta manera, puesto que el presidente, el vicepresidente y el secretario del comité ejecutivo municipal, se subordinan a dicho comité ejecutivo y a la asamblea municipal; ya que dicho comité ejecutivo se subordina en su conjunto a esta Asamblea y, a su vez, puesto que dicha Asamblea está integrada por delegados elegidos por las masas y subordinados a estas masas que pertenecen a éstas de sus respectivas circunscripciones, el resultado de tal mecanismo es que son las masas las que ostentan, en la práctica, el máximo poder y pueden, por ello ser, en los hechos, protagonistas activas del proceso, con facultades concretas e institucionalizadas de iniciativa y decisión.

Si la pirámide se construyera a la inversa y el comité ejecutivo estuviese subordinado al presidente del poder popular municipal, y si a su vez la Asamblea estuviese subordinada al Comité Ejecutivo y a su presidente y si las masas de cada circunscripción estuviesen subordinada al correspondiente delegado, entonces el poder real y primario, estaría de hecho, no en las masas, sino en el presidente y el Comité Ejecutivo del Poder Popular municipal; y cada peldaño inferior de la pirámide tendría menos poder, menos facultades de iniciativas y decisión y cuando llegáramos a la base de la pirámide, que son las masas, ésta no tendrían jerarquía ni autoridad alguna y serían protagonistas pasivas del proceso y meras y meras ejecutoras de las decisiones tomadas en los escalones superiores.

Y esto que hemos explicado respecto a la instancia municipal, adquiere una mayor importancia, a medida que ascendemos en la escala hacia las instancias superiores; y mucho más con el mecanismo que se ha adoptado y según el cual los miembros profesionales de los comités ejecutivos del Poder popular en las instancias regional y provincial, no son, en su totalidad o casi su totalidad, delegados elegidos en las circunscripciones directamente por las masas, sino elegidos por los delegados de las masas que integran las asambleas regionales y la asamblea provincial.

Debido a ello, es necesario tener, en la práctica una clara comprensión a todos los niveles de este asunto y especialmente a nivel de región y de provincia, y viabilizar en todas las instancias, al máximo, el ejercicio por las respectivas asambleas de sus facultades como órganos supremos del poder estatal en la instancia dada. 

El comité ejecutivo regional es elegido por la asamblea regional para representarla, para cumplir sus acuerdos y decisiones, y para que asuma las responsabilidades de la dirección estatal en la región, entre una y otra reunión de dicha asamblea. En consecuencia, el comité ejecutivo regional se subordina a la asamblea regional y rinde cuenta ante ella. Igual ocurre en la instancia provincial.

De tal forma, y de manera similar a lo que sucede en la instancia municipal que explicamos antes, puesto que, el presidente, el vicepresidente y el secretario del comité ejecutivo provincial y de los comités ejecutivos regionales se subordinan a los respectivos comités ejecutivos, éstos se subordinan a las correspondientes asambleas y los delegados que integran estas asambleas regionales y la provincial se subordinan a las asambleas municipales que los eligieron y a las circunscripciones por las cuales son delegados; de nuevo vemos que el máximo poder estatal residirá, de hecho, siempre y en última instancia, en las masas; que en ellas estará el poder primario del cual se deriva todo otro poder; en todas las instancias del mismo, además, estarán presentes como delegados los representantes directamente elegidos por las masas.

Si la pirámide de decisiones y facultades se invirtiera en la forma en que explicamos antes, las masas, como vimos, no tendrían ningún poder y los centros reales de poder y decisión estarían cada vez más alejados de éstas, a medida que ascendemos en la escala jerárquica.

Si queremos realmente que las masas participen en las decisiones estatales y no hay duda de que es lo que todos perseguimos porque ello responde a la esencia más profunda de la democracia socialista y de los principios del marxismo-leninismo, y porque la utilización de toda la sabiduría y experiencia de las masas y de su iniciativa creadora aligera y hace extraordinariamente más eficiente, el trabajo de los aparatos dirigentes; si queremos que las masas tomen parte real y directamente en el gobierno de la sociedad, debemos tratar de que este principio del centralismo democrático funcione de manera cabaI.

El delegado de circunscripción.

Cada delegado al Poder Popular debe reunirse una vez cada tres meses con las masas en su circunscripción, para rendir cuentas de su actividad. (Tomando en cuenta esta periodicidad, la primera de dichas reuniones deberá tener lugar en los primeros días de diciembre, y en el transcurso de la experiencia podrán producirse cuatro reuniones de rendición de cuenta. A su vez, entre una y otra reunión trimestral de rendición de cuentas, con toda la población que vive en su circunscripción, los delegados deberán tratar de celebrar por 1o menos una reunión por separado con la masa que habita en el área de cada uno de los CDR o bases campesinas, que forman parte de la circunscripción dada. Estas reuniones por grupos más pequeños de población permitirán un contacto más directo Y cercano, del delegado con las masas posibilitarán un diálogo más vivo y una participación mayor del electorado.

Además, cada delegado deberá prever una sesión semanal para que los electores en su circunscripción puedan acercarse a él y plantearle individualmente sus quejas, sus problemas y sus sugerencias.

En cada contacto colectivo con sus electores, el delegado deberá informar sobre las actividades del Poder Popular municipal en sus diversas responsabilidades; sobre su actividad personal como delegado, sobre la forma que han sido atendidos los problemas que los electores le hayan encargado plantear ante el Poder Popular, sobre los que tienen solución y sobre los que no la tienen, o la tienen a más largo plazo; el porqué de cada solución y cada medida. Nada debe quedar sin explicación ante las masas.

Los delegados deben imponerse de todas las razones que determinan una u otra medida tomada por los órganos estatales, bien sean los órganos del Poder Popular municipales, regionales o provincial, o los órganos centrales del Estado. Si un precio se eleva, debe explicarse el porqué; si una cuota de distribución se modifica, hay que aclarar la razón a las masas; si un producto demora más que lo normal en llegar al pueblo, hay que exponer las causas; si el horario en que se presta un servicio es cambiado, el pueblo debe conocer los motivos, y en cada caso, la explicación debe ser convincente. Los delegados no deben ser jamás portadores, ante las masas, de explicaciones absurdas o de razonamientos formales "para salir del paso, qué no convencen a nadie. Los delegados deben exigir en el seno de las asambleas a las cuales pertenecen y de los comités ejecutivos correspondientes, todas las explicaciones que sean necesarias, a fin de poder trasladarlas satisfactoriamente a las masas.

A su vez, los delegados deben recoger todas las quejas y sugerencias que les trasmitan sus electores y ser exponentes de ellas, ante las respectivas asambleas. Una queja, una sugerencia, una opinión que sea planteada o apoyada por la mayoría de los electores, deberá ser trasmitida por el delegado a los órganos de Poder Popular aun cuando individualmente, el delegado tenga un criterio en contra. El delegado no se representa sólo a él, ni principalmente a él, sino a una masa de electores que lo ha elegido y son las opiniones y problemas de esa masa, los que él tiene que representar y no sus problemas y criterios personales.

Es necesario tener presente, como planteara Fidel el 26 de Julio, que "lo que no se puede de dejar de hacer, es dar una explicación a cada ciudadano, que vaya a pedir algo o a solicitar algo, explicarle con honestidad, con franqueza, si se puede, si no se puede; no hay que engañar a nadie nunca".

Pero la rendición de cuenta de los elegidos a un órgano de Poder Popular no sólo debe tener lugar ante los que lo eligieron, sino también ante las instancias superiores del Poder Popular, y del Estado central, porque otro principio básico del centralismo democrático es el de la subordinación de los órganos inferiores, a los órganos superiores.

Los delegados rinden cuenta ante los electores de su circunscripción, pero además, deben hacerlo ante su asamblea y ante el comité ejecutivo respectivo. Los órganos del Poder Popular municipal rinden cuenta, ante los órganos del Poder Popular de la instancia regional; éstos, ante los órganos del Poder Popular de la instancia provincial y éstos últimos, ante los órganos del Estado central.

La subordinación de los órganos inferiores a los superiores, está determinada por la necesidad de que haya uniformidad, homogeneidad, coordinación y correlación adecuadas entre las actividades desenvueltas por el aparato estatal, cualquiera que sea el municipio, la región o la provincia en que tengan lugar concretamente; por la necesidad de que los intereses particulares de cada localidad, se conjuguen y armonicen con los intereses más generales de la región, la provincia y la nación.

La instancia regional del Poder Popular responde y vela por los intereses de todos los municipios de la región dada, y para evitar que los órganos de Poder Popular de un municipio puedan tomar decisiones o realizar actividades que afecten los intereses de otro municipio, los órganos de Poder popular municipal se subordinan a los órganos de poder Popular regionales.

De la misma manera, la instancia provincial del Poder Popular responde y vela por los intereses de todos los municipios y regiones de la provincia dada y para garantizar que los intereses de una localidad (municipio o región) no resulten afectados por otra, los organismos de Poder Popular municipal y regional se subordinan a los órganos de poder Popular provincial y, por los mismos motivos, estas tres instancias se subordinan a los órganos centrales del Estado.

En esta relación, los órganos superiores están facultados para anular un acuerdo o decisión de las asambleas y comités ejecutivos de las instancias inferiores, cuando contradigan las leyes y normas vigentes o cuando afecten los intereses más generales, de otras comunidades de la sociedad y del país. Los acuerdos que tome el comité ejecutivo del Poder Popular de una instancia dada, pueden ser anulados por la asamblea del poder popular de esa propia instancia, a la cual se subordina, pero también pueden serlo por el comité ejecutivo o la asamblea de la instancia superior, del Poder Popular. Es natural que previamente a utilizar este procedimiento de anulación, al que sólo debe recurrirse excepcionalmente y en última instancia, deben haberse agotado por los organismos superiores todas las posibilidades de razonamiento y de convencimiento con el órgano u órganos inferiores, que hayan tomado el acuerdo que se impugna.

Hay que tener en cuenta que, junto a la subordinación de los organismos inferiores a los superiores, lo que garantiza la necesaria centralización normativa, metodológica, de planificación de los recursos, y de todos los demás aspectos que requieren estar centralizados en una u otra instancia, es necesario asegurar y garantizar también, la indispensable autonomía de cada una de estas instancias del Poder Popular, para tomar decisiones libremente y con responsabilidad propia en todas aquellas cuestiones de su competencia.

La organización de los poderes populares no debe significar simplemente la descentralización hasta nivel de provincia; es decir, únicamente una descentralización que traslade a las instancias provinciales del poder Popular las facultades y los mecanismos administrativos, que hasta ahora .estaban centralizados en el aparato central. La creación de los Poderes Populares significa la descentralización, en todas sus instancias del aparato estatal; la concentración de la mayoría absoluta de las actividades económicas y sociales, bajo la administración de las instancias inferiores del aparato estatal, es decir, de las instancias municipales; significa Ia descentralización no sólo de la provincia, respecto a la nación, sino también de la región, respecto a la provincia y del municipio respecto a la región, y más adelante, la descentralización de las unidades económicas respecto a los centros de dirección administrativa estatal.

Las instancias inferiores están subordinadas a las superiores, pero actúan con autonomía dentro de los marcos legales y normativos que se establezcan y no deben estar sometidas al tutelaje constante y limitante, de las instancias superiores. Este mecanismo, además de hacer más ágiles, operativas y acordes con las exigencias del momento y del lugar, las decisiones a tomar, libera a las instancias superiores, y sobre todo a los organismos nacionales de una pesada y voluminosa carga de tareas administrativas y corrientes, que en la práctica no pueden cumplir debidamente, viéndose obligados a desatenderlas en gran medida, y que por otro lado les impiden desarrollar las tareas y responsabilidades de su verdadera competencia, en lo relativo a la normación, control e inspección de las actividades que atienden.

Numerosos ejemplos concretos e ilustrativos en grado sumo, de cómo una aparente centralización total que incluye hasta los aspectos administrativos más pequeños, significa en los hechos, en muchos casos, la descentralización anárquica de cuestiones que debían estar centralizadas, la violación de normas elementales y la heterogeneidad irracional de cosas, que debían ser uniformes y homogéneas, los tenemos en algunos casos planteados por varios de ustedes, en este mismo Seminario.

Sobre cómo, por ejemplo, en diversos lugares por el viaje en autos de alquiler y en otros casos en ómnibus, se cobra una tarifa por hacer el recorrido de un punto dado a otro y otra tarifa distinta por el mismo tramo, cuando el recorrido es á la inversa; sobre cómo se cobra un precio igual por los productos y servicios, tanto cuando se ofrecen con los ingredientes y la calidad requerida, como cuando se ofrecen faltándoles varios ingredientes y con una calidad deficiente, sobre casos en que se dejan de prestar servicios en un lugar, por la falta de insumos que, sin embargo, aparecen sobrantes en manos de otras dependencias administrativas en !a misma localidad, etc., etc.

Así, de Coliseo a Limonar los autos de alquiler cobran cinco pesos, y de Limonar a Coliseo, cuatro pesos. De manera similar desde el Centro Médico de Matanzas hasta la terminal de ómnibus, que hay en Pueblo Nuevo cobran sesenta centavos por una carrera con tres personas, y de la terminal al Centro Médico cobran tres pesos; el caso de un ómnibus que cuando va de Jovellanos a Matanzas cobra veinte centavos por el tramo desde Limonar hasta Matanzas,


pero ese mismo ómnibus, cuando hace el recorrido a la inversa, de Matanzas a Jovellanos, cobra sesenta y cinco centavos por el mismo tramo, pero ahora recorrido de Matanzas a Limonar; Ia venta de sundaes de helados, cobrando lo mismo tanto cuando se despacha con todos sus ingredientes, como cuando sólo se dan las dos bolas de helado; la venta de preparados de pan con croquetas por los cuales se cobra un precio cuando contenía queso y cátsup y por los cuales se sigue cobrando el mismo precio aun cuando ahora no tienen queso, no tienen cátsup y casi no tienen croqueta; el caso del cobro igual por el servicio de tintorerías para la ropa de almidón, tanto cuando le ponen almidón como cuando no se lo ponen; el caso de la venta de libras de pan que sólo tienen 12 onzas, etc.,etc.

La presencia y funcionamiento de los órganos del Poder Popular y el ejercicio adecuado de los mecanismos previstos que ustedes han estudiado, evitarán que ocurran cosas como éstas.

Otro principio del centralismo democrático es el de Ia revocabilidad de los elegidos por los electores, en cualquier momento de su mandato, o como dijera Fidel: "En cualquier hora del día o de la noche"; en este sentido y en relación con lo expuesto sobre el punto anterior, es necesario enfatizar que la facultad de sustituir a un delegado o a un miembro de un comité ejecutivo, en una u otra instancia del Poder Popular, no la tienen en ningún caso, los órganos de las instancias superiores, sino única y exclusivamente los que lo eligieron para el cargo dado. La proposición puede partir de un órgano superior, pero la decisión sólo puede ser tomada por el voto de los que lo eligieron.

La subordinación de la minoría a la mayoría, en todos los órganos del Poder Popular que funcionan sobre la base de la dirección colectiva, es otro de los principios esenciales del centralismo democrático que no debe ser pasado nunca por alto, en el funcionamiento de esta experiencia. Las asambleas y los comités ejecutivos de las distintas instancias de los Poderes Populares, son órganos de dirección colectiva, lo que quiere decir que sus decisiones deben ser tomadas siempre por votación. En sus reuniones nunca debe darse por supuesto un acuerdo o una decisión siempre deben ser sometidas a votación las proposiciones y las observaciones o modificaciones, que se hayan planteado en la discusión. Como bien se señala en uno de los materiales que ustedes estudiaron, en las reuniones de los órganos de dirección colectiva del Poder Popular, todos sus integrantes están en situación de completa igualdad en deberes y derechos, y el presidente y el secretario de los comités ejecutivos actuarán en las reuniones de estos comités y en las de las asambleas correspondientes, como presidente y secretario de dichas reuniones, pero con iguales facultades y responsabilidades que cualquier otro miembro y con la misma obligación que los demás, de someter sus proposiciones a la aprobación de la reunión y de acatar después la decisión de la mayoría.

Otro principio del centralismo democrático, en relación con los órganos de Poder Popular, reside en la facultad indelegable que tienen la asamblea y los comités ejecutivos de cada instancia, de designar y sustituir cuando sea necesario a los directores y demás funcionarios principales de las direcciones que forman parte del aparato administrativo de la instancia dada del Poder Popular, atendiendo a los procedimientos establecidos al respecto. Así, por ejemplo, la designación y sustitución de los directores provinciales de las direcciones administrativas del órgano provincial del Poder Popular la hará la asamblea provincial, pero contando con la opinión del organismo central correspondiente; y en los casos de Salud Pública y Educación, harán la selección de una relación propuesta por el organismo central correspondiente.

Estas direcciones administrativas, sus directores y demás funcionarios, son los encargados de ejecutar la administración y el manejo de los recursos y de las actividades que corresponden a la instancia dada del poder Popular. En estas funciones dichas direcciones administrativas tienen autonomía de decisión en toda una serie de cuestiones operativas de la misma manera que los administradores de las unidades de producción y servicios subordinadas a las diversas direcciones administrativas, deben tener también una determinada autonomía de decisión sobre diferentes cuestiones menores de la unidad que administran.

Quiere decir que no son los delegados, ni la asamblea, ni su comité ejecutivo, ni el presidente, vicepresidente y secretario de ese comité ejecutivo, Ios que administran directamente las actividades subordinadas a la instancia dada del Poder Popular, sino la dirección administrativa y las administraciones de las correspondientes unidades de producción y servicios. La asamblea y el comité ejecutivo designan a estos funcionarios para que cumplan esa tarea, toman los acuerdos y establecen los reglamentos que rijan la actividad de esos funcionarios, orientan, controlan, supervisan e inspeccionan su trabajo, y cuando no cumplan o cumplan mal con sus responsabilidades, tienen la facultad de sustituirlos.


Los delegados trasladarán las quejas y opiniones de las masas a la asamblea, harán las proposiciones que estimen pertinentes; como integrantes de la Asamblea participan de los acuerdos que ésta tome, y luego a través del contacto con las masas de su circunscripción y participando en la comisiones de trabajo del Poder Popular, controlarán cómo las direcciones administrativas cumplen con los acuerdos y decisiones tomados por la Asamblea y su Comité Ejecutivo.

Las direcciones administrativas se subordinan a la Asamblea correspondiente y su Comité Ejecutivo y rinden cuentas periódicamente y por separado, ante estos órganos. Los directores de las direcciones administrativas en cada instancia, deben realizar despachos frecuentes y sistemáticos con los miembros de los respectivos comités ejecutivos, pero advertimos, como procedimiento no saludable, la celebración sistemática de reuniones del colectivo de directores administrativos, solos o conjuntamente con el comité ejecutivo, como no sea por excepción, para la coordinación de alguna tarea específica, porque ello conduce a la práctica viciosa de poner a funcionar en los hechos, a otro órgano de decisión que tiende a desconocer y sustituir las facultades de la asamblea o, cuando menos, a actuar paralelamente a ella.

Para cubrir los cargos de directores y funcionarios de las diversas direcciones administrativas, en las diferentes instancias del poder Popular, deberán ser designados inicialmente, en la mayoría de los casos, compañeros que venían desempeñando funciones similares en las delegaciones de los organismos centrales del Estado, existentes en la provincia y que en un número bastante alto están presentes en este Seminario. La designación de tales compañeros es, como regla, lo más aconsejable, sobre todo en los primeros momentos de funcionamiento de los poderes populares, porque se trata de compañeros con experiencia, en el trabajo de las correspondientes actividades, que conocen los mecanismos y problemas internos de cada una de ellas y que garantizarán la indispensable continuidad en el trabajo.

Estos compañeros están vinculados a la administración estatal desde hace un mayor o menor tiempo, en algunos casos desde hace bastante tiempo, y con tal motivo están necesariamente vinculados a los aciertos y a los errores, a los logros y a las deficiencias que haya tenido el aparato administrativo, en el cual han trabajado. En aquellos casos en que se hayan observado errores y fallos, es necesario tener en cuenta que estos compañeros han trabajado en condiciones muy difíciles, en un contexto desfavorable en muchos aspectos, en medio de hábitos y procedimientos administrativos que ellos no establecieron, pero dentro de los cuales se han visto obligados a actuar; lo que hace, que si bien no resulta desacertado ni apologético ver principalmente, como fruto de sus esfuerzos y de su labor, los aciertos y los éxitos que puedan haberse logrado, si resultaría, por el contrario, injusto hacerlos necesariamente responsables, en todos los casos, de las deficiencias y errores que se detectan en la actividad en que hayan trabajado.

Sólo ahora, en la nueva situación que se creará con la existencia de los Poderes Populares, es que habrá que valorar su trabajo y estamos completamente seguros de que, por la experiencia que tienen y por la abnegación con que la mayoría de ellos ha trabajado hasta ahora, representan un apoyo inapreciable para los órganos del Poder Popular y están llamados a jugar un papel decisivo en el éxito de la experiencia. Les pedimos a estos compañeros la mayor cooperación en esta empresa.

En muchos casos, como les fue explicado durante el Seminario, se hará indispensable el traslado de alguno de ustedes de la instancia en que se hallan, a otra instancia. Como saben, la mayor cantidad de las unidades que se transfieran a los Poderes Populares se concentran en el nivel municipal, lo que significa un desplazamiento apreciable desde las instancias en las que actualmente se administran, a la instancia a la que pasan a ser administradas. De las 5 597 unidades que se transfieren a los Poderes Populares, 4 092 estaban administradas ya a nivel municipal; pero la transferencia implica que en este nivel municipal, serán administradas por los Poderes Populares 4 971 unidades, lo que significa el desplazamiento hacia dicho nivel, de casi 900 unidades, con la característica de que en su totalidad proceden de organismos que no tenían delegaciones en los municipios y ello exige que, conjuntamente con el desplazamiento de Ia función administrativa, se desplace el correspondiente aparato de administración y sus funcionarios. Este movimiento se hará en todos los casos, sin afectar los ingresos de los compañeros y teniendo en cuenta en cada oportunidad, Ias posibilidades reales y las dificultades de su traslado físico; pero el movimiento se hace necesario y pedimos a los compañeros, también en este sentido, el máximo de comprensión y de cooperación.

Otro principio del centralismo democrático, del cual depende la realización práctica de los principios de la dirección colectiva y de la rendición de cuentas, es el de la celebración regular y sistemática de las reuniones con los electores en cada circunscripción y las de las asambleas y comités ejecutivos de las diferentes instancias.

Y un último principio del centralismo democrático, al que queremos referirnos, es el de la libertad de discusión y de ejercicio de la crítica y autocrítica en el seno de los órganos de Poder Popular. Todos los miembros de los distintos órganos de Poder Popular deben ejercer el derecho a opinar franca y abiertamente sobre todas las cuestiones sometidas a discusión, antes de que se torne acuerdo sobre ellas, y a ejercer el derecho a criticar, en las reuniones de los órganos a los cuales pertenecen, cualquier medida y a cualquier miembro o funcionario de los órganos de Poder Popular, cualesquiera que sean su cargo o jerarquía.

Debe considerarse una práctica saludable y profiláctica Ia publicidad en la prensa diaria, de las críticas fundamentales y demostradas que se les hagan a medidas tomadas, por uno u otro miembro o funcionario de los órganos del Poder Popular, sin que ello conlleve necesariamente, la sustitución del criticado. El pueblo debe conocer ampliamente, el trabajo de los órganos de Poder popular y de sus integrantes, sus aciertos y sus errores. Éstos son, como su nombre lo indica, los órganos del poder del pueblo, son sus instituciones, y por tal motivo el pueblo tiene el derecho a que se le informe, sobre todo lo que concierne a la actividad y funcionamiento de dichos órganos. Ese es también el motivo por el cual se plantea, en uno de los materiales estudiados por ustedes, que las reuniones de las Asambleas serán públicas a menos que el Comité Ejecutivo o la propia Asamblea determinen, excepcionalmente, que alguna reunión o parte de ella sea privada.

Carácter público.

Los órganos del Poder Popular están integrados por los delegados elegidos por el pueblo, representantes de los intereses y las opiniones del pueblo; en sus reuniones se discuten los problemas del pueblo y los problemas del pueblo deben ventilarse ante el pueblo, a menos que se trate de asuntos referidos a secretos de Estado o que afecten la seguridad del País.

El papel dirigente del Partido y las relaciones con los órganos del Poder Popular.

Ustedes han estudiado también en estos días, las relaciones que deben existir entre el Partido, las organizaciones de masa y los organismos estatales y específicamente los órganos de Poder Popular. No obstante, también nosotros quisiéramos detenernos en algunos aspectos de esta cuestión, para lo cual consideramos útil, comenzar por recordar lo que al respecto se plantea en el Comunicado del Secretariado del Comité Central del Partido sobre las relaciones entre el aparato del Comité Central y los organismos centrales del Estado.

En dicho Comunicado se dice textualmente: “Los años que hemos trabajado sin la adecuada estructuración de nuestro Partido y de nuestro Estado y sin el debido esclarecimiento de sus interrelaciones y delimitaciones, han hipertrofiado hasta cierto punto, a nuestras instituciones partidistas y estatales que, en numerosos asuntos y ocasiones se han invadido recíprocamente sus respectivos campos de acción y mutuamente se han sustituido en sus funciones y facultades. Como lógica consecuencia de todo esto, en sus dirigentes y funcionarios se crearon hábitos que han tomado fuerza y que hoy, por inercia, tienden a permanecer y a manifestarse, creando dificultades adicionales a la necesaria e indispensable tarea de perfeccionar el aparato del Partido y las instituciones del Estado y de las organizaciones de masas, a fin de que todas funcionen mejor y logremos con ello un más rápido avance en la histórica tarea de construir el socialismo, como primera fase de la sociedad comunista. Estos hábitos tenemos que desarraigarlos y atajar resueltamente sus manifestaciones; en lugar de ellos tenemos que desarrollar los nuevos hábitos, acordes con el proceso de definiciones y de fortalecimiento del partido, del Estado y de las organizaciones de masa, que se está llevando a cabo bajo la firme dirección de nuestro Buró Político, de acuerdo con las orientaciones del compañero Fidel"

En varios de los materiales que ustedes han estudiado en estos días y específicamente en el Comunicado del Secretariado del Comité Central mencionado antes, y en la intervención del compañero Blas en el Acto de Constitución de la Asamblea Provincial de Matanzas, se explica muy acertadamente y con detalles, el porqué del papel dirigente que juega el Partido en la etapa de construcción del socialismo y el significado que tiene la promesa de mantener acatamiento consciente y libre a este papel dirigente, la cual ha sido firmada y ratificada públicamente por todos y cada uno de los delegados al Poder Popular aquí presente. No nos detendremos, por tanto, en este aspecto de la cuestión.

Quisiéramos advertir contra las posibles manifestaciones de esa cierta hipertrofia de nuestras instituciones, de esos vicios, malos hábitos y confusiones en cuanto al papel y a las relaciones entre unas y otras instituciones a que hace referencia el Comunicado del Secretariado y que, aunque se han superado en gran medida, en los últimos dos años, aún persisten con fuerza suficiente, como para hacer válido estén alerta que quiero darles a todos y a cada uno de ustedes: delegados al Poder Popular, miembros de sus comités ejecutivos, jefes o posibles jefes de sus direcciones administrativas, dirigentes de las organizaciones de masa, y, en especial, a ustedes' compañeros dirigentes del Partido. Tengan en cuenta siempre que el Partido es incuestionablemente, el máximo organismo dirigente de nuestra sociedad, y que dirige no sólo a las organizaciones partidistas y a sus militantes, sino que también dirige a los órganos del Estado y a las organizaciones de masa y por tanto también debe dirigir a los órganos de Poder Popular.

Pero tengan presente, y en esto es en lo que quiero hacer énfasis, los métodos y las vías, a través de los cuales es válido para el Partido, ejercer su papel dirigente. Recuerden siempre, en la práctica de ustedes, que el Partido no administra, que en ningún caso debe inmiscuirse en el trabajo cotidiano y corriente de los órganos de Poder Popular y de sus aparatos administrativos y que debe abstenerse en todo caso, de emitir disposiciones que sean competencia de los órganos de Poder Popular.

Recuerden que la máxima autoridad política e ideológica de la provincia es el Partido, pero que la máxima autoridad estatal y administrativa en los municipios, en las regiones y en la provincia de Matanzas no son los órganos del Partido, sino los órganos de Poder Popular, y que una instancia del Poder Popular sólo se subordina directamente en lo estatal y administrativo, a las instancias superiores de este Poder Popular y no al Partido, que el Partido nunca deberá suplantar ni imponerse a la administración y a los órganos de Poder Popular, ni violar las facultades de éstos.

No olviden que las directivas, resoluciones y disposiciones del Partido no poseen directamente, carácter jurídico y administrativo, obligatorio para todos los ciudadanos e instituciones del país, sino que tan sólo son obligatorias para los organismos y organizaciones partidistas y para sus militantes y aun en este caso, si alguno no las cumple, sólo pueden sancionarlo políticamente e incluso expulsarlo de las filas del Partido, pero éste no tiene ningún aparato de fuerza o coerción para obligarlo y someterlo a su disciplina.

Recuerden que para dirigir a los órganos del Estado, a los órganos de Poder Popular; que con relación a los no militantes, el Partido solo dispone de su autoridad política la justeza de su línea y de sus orientaciones, de la fuerza de su ejemplo, de la confianza que inspira y que sus métodos única y exclusivamente, pueden ser los del convencimiento y la persuasión.


El Partido, en las diferentes instancias de la provincia, debe estar al tanto de los planes, tareas, responsabilidades y problemas de los órganos de Poder Popular. Debe dar su opinión sobre toda cuestión importante y fundamental, que se plantee ante dichos órganos.


Controlar (en el sentido de comprobar) si cumplen debidamente con sus deberes, si se atienen en su funcionamiento, a lo establecido por los organismos superiores del Partido y del Gobierno. Ayudar a coordinar las actividades del Poder Popular con los demás organismos estatales y con las organizaciones de masas; controlar y ayudar a que los órganos de Poder Popular seleccionen y designen personal más idóneo para ocupar los diferentes cargos administrativos a ellos subordinados: contribuir a la educación y capacitación de ese personal; orientar y hacer cuantas sugerencias estimen pertinentes a los órganos de Poder Popular, para mejorar su trabajo y garantizar el cumplimiento de sus responsabilidades; ayudar, a través del aparato partidista y de su militancia, al más exitoso desenvolvimiento de las actividades de estos órganos. Pero todo ello debe hacerlo el Partido, sin inmiscuirse nunca en las cuestiones de competencia estatal y sin suplantar jamás en sus facultades de decisión autónoma, a los órganos de Poder Popular.

El Partido debe orientar y dirigir la labor de los órganos de Poder Popular, basándose en la delimitación más precisa de las funciones del Partido y del Estado, de sus papeles “complementarios pero diferentes", apoyándose en las más fraternales relaciones de trabajo que deben existir entre los organismos dirigentes del Partido y los órganos de Poder Popular en cada instancia. El Partido puede y debe sugerir, proponer, recomendar, aconsejar, orientar a los órganos de Poder Popular, pero nunca "bajarles disposiciones", nunca imponerle decisiones, nunca intentar represalias de ningún tipo frente a un órgano de Poder Popular o frente a los miembros de éstos, que no estén de acuerdo y no cumplan algo que el Partido haya sugerido, propuesto, recomendado, aconsejado u orientado.

El Partido deberá utilizar como vía principal, para asegurar que sus orientaciones y criterios sean puestos en práctica por los órganos de Poder Popular la labor de los militantes que forman parte de dichos órganos, como delegados o como miembros de sus comités ejecutivos. Los militantes del Partido "cualquiera sea el lugar donde trabajen y el cargo que ocupen, están obligados a cumplir y a aplicar las decisiones del Partido y a convencer (no a imponer ni obligar) a los no militantes, de la justeza de esas decisiones y de la necesidad de cumplirlas". Si luego de agotado el uso de todos los métodos y recursos que son propios de su actividad y de sus relaciones con las demás instituciones, el organismo dirigente del Partido, en una instancia dada (la municipal, por ejemplo) no logra que los órganos de Poder Popular de esa instancia, sigan una recomendación u orientación que consideren importantes, debe dirigirse a la instancia inmediata superior del Partido (la regional en este caso) para que ésta discuta el asunto con la instancia regional del Poder Popular, si ésta tampoco estuviese de acuerdo con el Partido, el organismo partidista de dirección regional (si la cuestión tiene la suficiente envergadura), deberá dirigirse a la instancia provincial de dirección del Partido, para que ésta discuta el problema con la instancia provincial de Poder Popular. En el supuesto caso (que no es lógico que se dé en la práctica) de que tampoco a este nivel hubiese acuerdo, el asunto se elevaría a la Comisión Nacional de Constitución de los órganos de Poder Popular en Matanzas, y, en última instancia, al Buró Político y al Consejo de Ministros.

Sobre estos principios deben basarse las relaciones entre los miembros de los comités ejecutivos del Poder Popular y los directores y demás funcionarios de sus direcciones administrativas por un lado y por otro, los miembros de los buroes   ejecutivos y los jefes y demás funcionarios de los departamentos de los comités del Partido, que atienden las mismas actividades en las diferentes instancias de dirección.

Ocurre que muchos miembros de los buroes ejecutivos y los jefes y funcionarios de numerosos departamentos de los comités del Partido, tendrán la responsabilidad de atender por la vía partidista y en lo que aI Partido compete, actividades que son dirigidas y administradas por una u otra dirección administrativa del Poder Popular y por uno u otro miembro de los comités miembro de los comités ejecutivos del Poder Popular. Así, por ejemplo, en la instancia provincial y también en la regional, vamos a encontrar en Los comités del Partido, un Departamento de Cultura, Ciencia y Centros Docentes y un miembro del buró ejecutivo correspondiente del Partido que atienden, por la vía partidista, las actividades de cultura, entre otras. Por su parte, en el Poder Popular en esas instancias, encontraremos una Dirección de Cultura y un miembro del comité ejecutivo correspondiente del Poder Popular que dirigen y administran estatalmente esa actividad. Igual sucede con otras actividades como las del comercio, la gastronomía, el transporte, etc.

En cada caso, los dirigentes y funcionarios del Partido tienen el deber y la facultad de conocer, controlar y orientar el desarrollo de la actividad dada y de asesorar y auxiliar a los correspondientes organismos del Partido en lo concerniente a las responsabilidades del Partido con dicha actividad. Para esto y por ello, deberán existir las más estrechas y fraternales relaciones y coordinaciones de trabajo, entre estos cuadros del Partido y los respectivos cuadros del Poder Popular.

Pero en cada instancia las decisiones administrativas concretas en cuanto al manejo y uso de Ios recursos materiales y humanos, destinados a una u otra actividad, corresponden a los órganos de Poder Popular y a las direcciones administrativas correspondientes y a sus cuadros y funcionarios y no a los organismos, aparatos y cuadros del Partido.

Éstos pueden sugerir o recomendar uno u otro uso de dichos recursos, pero no imponer una decisión en este sentido, porque no es de su competencia. Pueden y deben controlar el manejo y uso de esos recursos, advertir a los órganos de Poder Popular cuándo se están usando mal, informar a los organismos pertinentes del Partido sobre ello y por los procedimientos explicados antes, intervenir e influir decisivamente en la cuestión.

Pero en ningún caso el Partido deberá recurrir a procedimientos meramente administrativos, que no le son propios y que viciarían sus relaciones con los órganos de Poder Popular. El Partido debe ser el dirigente de los órganos de Poder Popular, pero no su tutor; debe ser su rector, pero no su “padrastro".

El organismo dirigente del Partido en una instancia dada y los miembros de este organismo, pueden solicitar asistir a una reunión de la asamblea o del comité ejecutivo del Poder Popular de dicha instancia, para exponer el criterio del Partido sobre una u otra cuestión y para pedir que la misma sea analizada y decidida por el órgano respectivo del Poder Popular, pero es necesario tener siempre presente que las reuniones de las asambleas y de los comités ejecutivos del Poder Popular son reuniones de los órganos de Poder Popular y no reuniones del Partido y en todo caso deben estar dirigidas por el presidente del comité ejecutivo correspondiente, o por el miembro del órgano de Poder Popular que la reunión decida, pero nunca por un miembro de los organismos dirigentes del Partido a título de tal, que esté presente en la reunión como invitado, aunque se trate del primer secretario del Partido de la instancia dada.


Es necesario respetar siempre y en todos los casos la indispensable autonomía de los órganos de Poder Popular, como órganos estatales que son, porque de lo contrario, como se expresa en una resolución del partido bolchevique, redactada por Lenin, “la falta de una delimitación estricta de las funciones y la intromisión (del partido) en asuntos que no son de su competencia, conduce a la falta de responsabilidad estricta y exacta de cada cual por la tarea asignada, aumenta el burocratismo en las propias organizaciones del Partido, que lo hacen todo y no hacen nada, estorban a la seria especialización de los funcionarios administrativos, aI estudio de !a cuestión en todos los detalles, a la adquisición de experiencias verdaderamente prácticas. En una palabra, dificultan la correcta organización del trabajo".

Para fortalecer el papel del Partido, para que éste juegue cabalmente su verdadero rol, es necesario liberarlo de todas las tareas de carácter estatal y administrativo, que ha tenido que asumir hasta ahora, por la ausencia de las instituciones y de los mecanismos adecuados. La presencia de los órganos de Poder Popular y su correcto funcionamiento permitirán al Partido concentrarse y desempeñar a plenitud sus responsabilidades propias y jugar con rnayor eficacia su papel rector, dentro de nuestro proceso revolucionario.

Relaciones de los órganos del Poder Popular con las organizaciones de masas.

De igual manera deben permanecer claras y delimitadas las funciones y responsabilidades de los órganos de Poder Popular, en relación con las organizaciones de masa y en particular con los CDR, que son, dentro de éstas, los que atienden el área de actividades y de población, que resulta más coincidente en varios aspectos, con lo que es responsabilidad del Poder Popular y que por la ausencia hasta ahora, de estas instituciones estatales, son los que han tenido que ocuparse de algunas tareas que realmente son propias de los órganos de Poder Popular y que naturalmente pasarán a ser asumidas por éstos, como es el caso, por ejemplo, de los inspectores populares del Comercio y del Transporte.

Las organizaciones de masa: los CDR, la ANAP, la FMC, la CTC y los sindicatos, así como las organizaciones juveniles, están llamadas a cumplir la doble función de ser cauce adecuado para que fluya organizadamente, en contribución determinante y decisiva al proceso revolucionario, el torrente impetuoso de las iniciativas y esfuerzos, que los diversos sectores del pueblo están llamados a aportar a la construcción del socialismo, en correspondencia con los intereses generales del país, y cauce que conduce en corriente de contrapartida, la expresión de los intereses y problemas específicos que cada sector tiene, que es necesario atender y que no siempre resultan contemplados suficientemente, en la actividad y en el trabajo de las instituciones que, como el Partido y el Estado, tienen como contenido y responsabilidad fundamental los objetivos estratégicos de la Revolución y las cuestiones que son de interés general y común para todo el pueblo.

Con ayuda de las organizaciones de masa se logra conjugar esos intereses más generales, con los intereses específicos y particulares de cada sector.

Cumpliendo esta doble función, el papel de las organizaciones de masa está magistralmente sintetizado, en la conocida frase de Lenin que las califica como "correas de transmisión", que comunican a la vanguardia, con el resto de las masas trabajadoras.

Los sindicatos, por el importante papel que juegan en las unidades de producción y servicios que administran los Poderes Populares, han de desempeñar fundamentalmente tareas en sus relaciones con estos y en otros aspectos de la actividad económica y social en el municipio, la región y la provincia y, en particular, los CDR, la ANAP, y la FMC, por el carácter territorial de su organización y por el contenido de su trabajo, están llamados a jugar un rol muy importante, en apoyo a determinadas tareas y responsabilidades de los órganos de Poder Popular.

Es tarea de ustedes, y de las organizaciones de masa encontrar las formas más adecuadas de colaboración y de complementación entre éstas y los órganos de Poder Popular. La definición más concreta y multifacética de esas formas y vías, debe ser uno de los resultados a lograr con la experiencia de Matanzas.

"Ante ustedes se plantean tareas de extraordinaria importancia histórica, cuyos

resultados repercutirán decisivamente en el desarrollo posterior de nuestro país"

Compañeros delegados, miembros de los comités ejecutivos y funcionarios de las direcciones administrativas del Poder Popular, ante ustedes se plantean tareas de extraordinaria importancia histórica, cuyos resultados repercutirán decisivamente en el desarrollo posterior de nuestro país.


En ustedes descansa la responsabilidad de someter a la prueba de la práctica, las formas concretas y definitivas que deberá revestir nuestro Estado en el futuro, y que hasta ahora sólo tienen consistencia teórica, aunque desde luego, tienen la solidez de basarse en los principios marxista-leninistas comprobados ya por la experiencia histórica y los cuales sólo es necesario adaptarlos a nuestras condiciones concretas.

Tienen ustedes la responsabilidad, además, de encontrarles respuesta a muchos aspectos en este terreno, a los que aún no les hemos dado ni siquiera solución teórica, para ofrecernos al final de la experiencia, un resultado lo más completo e integral posible.

Tienen ustedes que comprobar con la práctica de su trabajo, que el funcionamiento de los órganos de Poder Popular significa una mayor eficiencia en la labor del aparato estatal, y por ello deben luchar enconadamente contra el burocratismo en sus diversas manifestaciones: el papeleo, “el peloteo”, las soluciones demoradas innecesariamente, las plantillas infladas, etc.

Hay que evitar que puedan resultar hipertrofiadas burocráticamente, las plantillas de los órganos de Poder Popular. ¡Que no haya ningún lugar ni un solo hombre más, que los estrictamente necesarios para desarrollar un trabajo eficiente!

Como planteara Fidel el 26 de Julio, tienen ustedes que luchar por el ahorro máximo de los recursos materiales y humanos, por la por la máxima eficiencia económica, por llevar la más rigurosa contabilidad y control de todo.

Tienen que luchar por el cumplimiento de los planes económicos, por el desarrollo de Técnica en las actividades productivas y de servicios por la disciplina laboral, por el aumento de la productividad del trabajo, y luchar por todo esto no sólo en relación con las actividades y unidades que se transfieran al Poder Popular, sino también en relación en las actividades y unidades que permanecen subordinadas administrativamente a los organismos centrales del Estado, con los cuales deben los órganos de Poder Popular, mantener las más estrechas relaciones de coordinación, colaboración y ayuda mutua. Deben ustedes seguir de cerca la ejecución de los planes de estas actividades y unidades que permanecen subordinadas a los organismos centrales del Estado. Estar atentos a los problemas y dificultades que tengan y a las posibilidades de ayuda y apoyo que les puedan dar los órganos de Poder popular.

Comisiones de trabajo.

Con estos fines deben organizarse rápidamente las comisiones de trabajo que están previstas al respecto y quisiera sugerirles que, ante todo y en todos aquellos lugares e instancias en que sean recomendables, se organice una comisión de trabajo para atender, para controlar (en el sentido de seguir de cerca, de buscar las posibilidades de apoyo y de ayuda) las actividades relacionadas con la producción azucarera, tanto en su aspecto industrial como agrícola, producción que como ustedes saben, es la principal fuente de ingresos del país.

Igualmente sugeriría crear, entre otras, una comisión de trabajo que se preocupe por la producción de viandas y vegetales, tanto la que tiene lugar en el sector estatal como en el privado, pero dándole una atención especial a este último.

A la actividad de acopios de viandas y vegetales deberán ustedes

Brindarles una atención de primer orden puesto que de ella depende en mucho el suministro adecuado de alimentos a la población. Sabemos que en Matanzas se han obtenido éxitos en este aspecto, en los últimos años. El Poder Popular es responsable de mantener y superar lo logrado y no nos cabe la menor duda de que habrá de conseguirlo.

Deben ustedes estudiar vías y proponer iniciativas que ayuden a resolver problemas de servicios a la población que resulten muy deficientes y que, en algunos casos, prácticamente no existen.

Todos sabemos lo difícil que es encontrar un carpintero, un plomero, un electricista o un albañil que realice una reparación en una casa particular y, sin embargo, éstas son necesidades de primer orden que tiene la población. Deben localizarse todos los carpinteros, plomeros, electricistas, albañiles, etc., que existan en cada localidad. Debe estudiarse la vía para que, de forma controlada y autorizada, puedan estos trabajadores realizar trabajos en horarios extra laborales a los vecinos de la comunidad, en contratación directa con éstos, dentro de las normas que sea necesario establecer y garantizando totalmente que ello no vaya en detrimento, en ningún caso, de la labor que esos obreros realizan en sus centros de trabajo. 

Deben ustedes ser celosos vigilantes de la legalidad socialista “enemigo de la vieja ley y baluartes de la ley nueva", como dijera Fidel; estar atentos contra toda violación de las leyes establecidas, de que ningún acuerdo o disposición de los órganos de Poder Popular, estén en contradicción con las leyes existentes.

Los órganos de Poder Popular, además, no deben acatar ni cumplir ninguna disposición, proveniente de las instancias superiores del Poder Popular o de los organismos centrales del Estado, que no se atengan a la legislación vigente.

Los órganos de Poder Popular deben cumplir y velar porque todo el mundo: instituciones y personas cumplan estrictamente las leyes. Para ello los órganos de Poder Popular deben apoyarse en las fiscalías, cuyo trabajo es necesario mejorar y hacer más eficiente y combativo.

Deben ustedes, como les planteara Fidel, crear, en todas las dependencias administrativas del Poder Popular y en todos los centros de producción y servicios del Poder Popular el hábito de tratar esmeradamente, exquisitamente al público y tomar todas las medidas que sean necesarias para lograr este importante propósito.

Deben ustedes, en fin, lograr más y mejores resultados con los mismos recursos de que se ha dispuesto hasta ahora.

El delegado.

Deben educar a sus electores, a las masas, en cada circunscripción, acerca de los problemas que tenemos, de las cosas que pueden ser resueltas y de las que no pueden serlo por ahora. Explicarles que los órganos de Poder Popular no van a producir soluciones milagrosas.

Debemos evitar que se vayan a crear falsas ilusiones en las masas; pero a la vez, es responsabilidad de ustedes luchar por no defraudar a estas masas, en lo que ellas pueden esperar y esperan lógicamente de ustedes: que manejen con más eficiencia los recursos del pueblo; que sean capaces de convertir a la misma cantidad de recursos, en una mayor cantidad de productos y servicios, que tengan, además, una mejor calidad. Eso sí está en vuestras manos lograrlo.

Eficiencia, mayor productividad, mayor calidad, control riguroso en  el manejo de los recursos, menos burocratismo, soluciones a los problemas que está en vuestras manos solucionar y propuestas de soluciones para otros, que escapan a esas posibilidades, pero que pueden ser solucionados en otras instancias; funcionamiento correcto de los órganos de Poder Popular; respuestas sobre las  formas concretas más adecuadas que estos órganos deben tener en nuestro país.

Éstas son las cosas que el pueblo de Matanzas y de toda Cuba, el Partido, la Revolución y la patria espera de ustedes y estamos completamente seguros de que, al igual que en la etapa ya transcurrida, en esta nueva etapa de la experiencia, ¡MATANZAS TAMBIEN CUMPLIRÁ!

¡Muchas gracias!

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