Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 17 de febrero de 2022

¿El salario es el motor de la economía capitalista?


Un veterano dirigente marxista, del Partido Obrero y del movimiento piquetero, Eduardo Belliboni, entrevistado por la TV (el 15/02/2022), planteó que “el salario es el motor de la economía”. Una afirmación que encaja con la solución al desempleo que propone: aumentar los salarios para reactivar el mercado interno y la producción. Así, en otra intervención televisiva (el 24 de enero, Crónica TV) explicó que “hay que reordenar la economía para que se desarrolle… se reordena con un aumento de salarios. (…) con los salarios tan bajos, como hay hoy, no hay reactivación posible porque la mayoría de lo que se produce en Argentina se consume en Argentina, no se exporta”. Si el salario es el motor de la economía, su aumento sería el motor de la reactivación. ¿No es sencillo? Sentido común de “economista de barrio” (“la mía es una lógica para un economista de barrio”, afirmó).

Pues bien, esa es la idea central del subconsumismo (enfoque que defiende el PO; véase los enlaces citados más abajo). Según el subconsumismo, las crisis (o el estancamiento) se deben a la debilidad de la demanda causada por los bajos salarios. Por eso, si aumentaran los ingresos de los asalariados, todos se beneficiarían: los obreros vivirían mejor; las empresas producirían más porque la gente consumiría más; y los capitalistas tendrían sus correspondientes ganancias. Todos contentos, el sueño de todo socialismo vulgar (categoría en la que Engels ubicaba al socialismo de Dühring, otro subconsumista de su tiempo).

Sin embargo, la pregunta es: ¿cuándo el capitalismo salió de una crisis aumentando los salarios? Para poner el ejemplo más cercano: la recuperación de la economía argentina desde mediados de 2002 comenzó antes de que el salario tocara fondo (y se hundió a niveles bajísimos). Lo cual está en la lógica del sistema: debido al aumento del desempleo que acompaña a la depresión, los salarios, lejos de aumentar, caen. Y ningún capitalista aumenta el salario de sus obreros durante una depresión con vistas a fortalecer la demanda. Pero si esto es así, la solución del veterano piquetero y marxista no tiene fundamento (para una crítica más general del subconsumismo marxista, véase aquí; aquí). Para una discusión de su naturaleza política, aquí. Por otra parte, ya en otras notas critiqué el enfoque subconsumista del Partido Obrero, aquí, aquí.

Sobre el motor de la economía

Contra lo que dice el simpático “economista de barrio”, el motor de la economía capitalista no es el salario, sino la valorización del dinero lanzado al circuito capitalista: “la valorización del valor es el objetivo determinante, el motivo impulsor” de la economía capitalista (véase, por ejemplo, cap. 4, t. 2, El Capital; también cap. 2, t. 1). Por eso también Marx dice que el valor es el sujeto. La noción de sujeto aquí remite a fuerza impulsora y determinante (vinculación con la noción hegeliana de sujeto).

Por supuesto, es correcto afirmar que el modo de producción capitalista se asienta en el trabajo asalariado. Es en este sentido que Marx sostiene que el trabajo asalariado es condición de existencia del capital: dado que solo posee su fuerza de trabajo, el obrero accede a su salario si acepta entregar gratis plustrabajo al capitalista. De ahí el carácter antagónico de su relación con el capital. Pero esto no tiene nada que ver con la idea subconsumista de que el funcionamiento del capitalismo depende de la demanda motorizada por el salario. La acumulación capitalista no está impulsada por el deseo del capitalista de pagar salarios, a fin de aumentar la demanda, sino por su objetivo de apropiarse de plusvalía. El salario está subordinado a este proceso: solo existe si el capitalista adelanta su dinero como capital. Por eso, que el motor de la acumulación capitalista sea la valorización del capital coloca en el centro del programa socialista la abolición de la propiedad privada del capital. La lucha por aumentos de salarios se ubica, en la tradición del marxismo, en esa perspectiva; no en la de proponer salidas a las crisis utópicamente colaborativas con el capital (o su Estado). Hay que decir la verdad a la población: el capitalismo no sale de sus crisis aumentando salarios. Pero esta creencia es el telón de fondo de la colaboración de clases del reformismo. Por eso, no parece inocente el desplazamiento de las contradicciones del capital hacia la demanda vía salarios que hacen los marxistas subconsumistas.

Por último, señalo que la lógica “de los economistas de barrio” lleva, inevitablemente, al callejón de la ideología burguesa de la colaboración de clases. Su base última es la economía vulgar, caracterizada por su superficialidad y “veneración de las apariencias” (Marx). ¿Cómo desarrollar un discurso socialista sobre esos cimientos? No basta con el sentido común “de barrio” y las buenas intenciones. La interpretación y crítica de los hechos económicos debe asentarse en las categorías científicas, e ir al hueso. ¿Por qué no prueban con El capital alguna vez?

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