Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

martes, 26 de abril de 2022

Ser objetivos, única garantía.

 Por Rogelio Castro Muñiz

Mucho hemos estudiado los cubanos de Filosofía y Economía Política, marxista por demás. En todas las universidades y carreras son asignaturas básicas desde el primer año y para todos los planes de estudio. La finalidad de estos estudios es que los profesionales tengan una visión objetiva de la realidad y que sus actividades postgraduados se realicen de forma consciente del entorno cambiante (dialéctico) donde se desarrollan. 

En el caso de los economistas esta base filosófica es aún más necesaria, pues dicho sea de paso la Economía Política es el fundamento esencial de todo el sistema de relaciones de producción, distribución, cambio y consumo.

No obstante esta cultura adquirida no somos capaces de distinguir cuando estamos en el campo de las ideas subjetivas (utópicas) o cuando son objetivas y realizables.

Para ilustrar la diferencia entre objetivo y subjetivo señalaré que cuando uno toma una pelota en la mano y la suelta esta cae al suelo, queramos o no, cae al suelo, aunque pensemos que no nos conviene que caiga al suelo, aunque creamos que las pelotas deben subir al cielo, que cuando la soltemos debe ascender, ella cae al suelo, independientemente de lo que pensamos, independientemente de lo que digamos, independientemente de lo que gritemos, independientemente de que hagamos una consigna aclamando porque las pelotas deben ir al cielo, cuando la soltamos caen al suelo. Y cuando caen al suelo su destino es un cúmulo de probabilidades que dependen de otras condiciones que tampoco están al alcance de nuestras ideas. Todo pasa como nos enseñaron porque estamos en presencia de una realidad objetiva que responde a leyes objetivas.

Las leyes objetivas más generales que controlan el sistema de relaciones de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, se demuestran a través de la experiencia de grandes pensadores en la historia de la humanidad y organizadas entre otros por Carlos Marx en un sistema filosófico que presenta dos vertientes: el materialismo dialéctico y el materialismo histórico. Y este sistema sirve de método para el estudio de la Economía Política, que por su parte estableces Leyes objetivas y esenciales para la ciencia económica.

Si hasta aquí estamos de acuerdo, nos surgen preguntas al azar, qué pasa con nuestra economía que no logra resolver sus problemas fundamentales. Porqué con tanto conocimiento no se dan pasos irreversibles.  Después de más de 60 años o quitemos los 20 primeros de la Revolución no se avanza sosteniblemente.

Hoy se nos convoca a la innovación y al uso de la ciencia como herramienta de dirección para dar solución a nuestros problemas. El enfoque está muy bien  planteado, pero en la práctica el actuar presenta contradicción entre el deseo y la realidad, es decir las medidas no son objetivas, no se sabe a dónde va la pelota si es que se conoce que caerá al suelo. 

Convocar la necesidad de incrementar la producción, de ser eficientes, no pasa de ser una idea si no va acompañada del conocimiento objetivo de lo necesario para que esto ocurra. La simple exhortación a lo que hay que hacer y que en muchas ocasiones todos conocemos no se cumplirá, no es garantía para su cumplimiento. Tampoco basta con que sean tareas de un pleno, que se chequean con relativa periodicidad, pues siempre tendrán justificaciones para lo que no se cumplió, y las justificaciones generalmente si son objetivas porque son la causa de que la ineficiencia perdure y sobre las que no se ha trabajado.

Entonces se debe trabajar sobre los fundamentos de nuestra sociedad, esos que nos hacen ser una sociedad diferente y pensar diferente, pero sin dejar de ser humanos, los humanos que independientemente de lo que nos digan somos el resultado del entorno en  que vivimos y tendremos las mismas necesidades que cualquier otro en cualquier parte del mundo y actuaremos como tal, humanamente. Necesidades que pueden ser propias de nuestra naturaleza y otras asimiladas por la experiencia y el entorno en que vivimos.

Si tenemos en cuenta todas esas cosas para resolver los problemas de nuestra economía, deberíamos pensar en primera instancia que cuando al hombre se le dice que la propiedad de los medios de producción (fábricas, empresas) es social, que todos somos dueños, que esto está fundamentado institucionalmente, y lo convierte en una realidad objetiva,  el hombre tiene que auto demostrarse con acciones que él puede actuar como dueño, que él tiene poder de decisión, que él puede influir y determinar en su radio de acción más estrecho. De no ser así la realidad objetiva deja de serlo, quedando en letra muerta y convirtiéndose en otra cosa, el dueño es El Estado no soy yo.

Entonces la realidad objetiva es que el dueño es el Estado y por lo tanto la explotación del hombre por hombre, tan bien estudiada y aprendida, es otra realidad objetiva y todos somos sujetos de dicha explotación por el estado, cuestión que nos aleja de la responsabilidad de actuar como preservadores de los medios de producción y entusiastas emprendedores de la eficiencia en la utilización de estos medios.

Esta es una de las cuestiones por las que las medidas no cumplen su objetivo, porque no tienen en cuenta al hombre, ese que debe ejecutarlas, él no tiene motivación para hacerlo, no existe la identificación del trabajador con la propiedad y se limita a cumplir orientaciones hasta un límite dentro de lo que él considera  su aporte por el salario recibido.

En cuanto a los beneficios sociales que todos recibimos, por la misma cuestión de que el dueño es El Estado, se siente que más que un beneficio es el pago por el excedente de trabajo no remunerado producto de la explotación. Esta cuestión la abarque en un trabajo anterior “Los subsidios en Cuba”.

Hoy se han aprobado medidas para potencializar el trabajo de la empresa estatal y habría que preguntase si alguna modifica la capacidad de acción de los trabajadores sobre su propiedad. Si en alguna de ellas los trabajadores pueden escoger a sus dirigentes, si en alguna de ellas los planes no necesitan aprobación detallada del Ministerio de Economía y Planificación. Si en el entramado estructural de las grandes empresas y sus unidades subordinadas el trabajador directo puede influir en las decisiones. Solo un cambio en la legislación que identifique al hombre con la propiedad hará que la propiedad social sea una realidad objetiva. A partir de ese momento todas las orientaciones, medidas y chequeos se deberán hacer en función de que los trabajadores son los dueños y que solo ellos pueden decidir qué es lo mejor para la empresa en función de obtener los resultados  esperados por la sociedad. Las estructuras superiores no irán a la base a exigir cumplimientos, irán a rendir cuenta de su gestión a partir de los aportes de la empresa, irán a trazar políticas de desarrollo para el bien común.

Si analizamos la realidad objetiva desde la base hay que preguntarse, quién conoce mejor la máquina que produce, quién sabe las materias primas que necesita, quién sabe cuán productivo puede ser. Solo el obrero en sentido general conoce con exactitud que pasaran en cada momento según las operaciones que realizará esa máquina, las condiciones necesarias para que esta aporte de la forma esperada, y  podemos generalizar en la fábrica y en la empresa.

Pero el estado también existe de forma objetiva y le corresponde orientar en función de que él es representante de la sociedad en general, y no de los obreros y trabajadores en particular. Por lo tanto tendrá la tarea de distribuir la riqueza obtenida a partir de los impuestos y contribuciones. Pero conociendo objetivamente  que cada ciudadano debe sentirse representado, que mientras existan ciudadanos inconformes  la dirección de la sociedad no es correcta.

Ser objetivo en la dirección de la sociedad es tener conciencia de lo que pude hacer un hombre cuando sus necesidades son apremiantes y cuando sus necesidades son abundantes. Tener conciencia de que la población seguirá una tendencia creciente y por lo tanto la producción debe crecer para poder satisfacer sus necesidades. De nada vale apelar a la conciencia si no se es consecuente con el actuar esperado de la masa a concientizar.

Muchos ejemplos en la producción son muestras de que las medidas no responden la realidad objetiva donde se desarrolla el proceso de creación de valor y por lo tanto son letra muerta desde el mismo momento que se firman. Muchas medidas tienen solo aspectos cumplibles sin llegar a la esencia y por lo tanto el resultado final solo queda en la intención.

Ser objetivo es actuar conociendo que la producción es el resultado de la unión de los Medios de Trabajo (equipos y herramientas) con los Objetos de Trabajo (materias primas) a través de la Fuerza de trabajo (el hombre), es saber que solo el hombre los une y transforma en los bienes de consumo necesario, que por lo tanto él y solo él es quien debe estar estimulado para realizar la transformación necesaria de la sociedad.   

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