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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 1 de mayo de 2022

Las tres opciones del turismo en España

En esencia, sólo caben tres posturas respecto del turismo.

La primera, que es la que más o menos vienen aplicando la mayor parte de los países del mundo, consiste en dejar crecer el número de visitantes, lo cual promueve la entrada de empresas para atender esa demanda, lo cual promueve nuevos visitantes, lo cual de nuevo atrae empresas. Este círculo tiene momentos de desequilibrio en los que hay más oferta que demanda, lo que tira de los precios hacia abajo. Con el empleo necesario para atender este crecimiento ocurre exactamente lo mismo: más empresas supone más demanda laboral pero como el turismo tiene poco nivel de exigencia en cuanto a competencias, más y más personas se suman a la oferta, generando una espiral que no permite subir los salarios. España, obviamente, está en este modelo. Tenemos cada vez más turistas, cada vez más empleo, cada vez consumimos más espacio, pero no necesariamente vivimos mejor porque los desequilibrios nos obligan a bajar precios y consecuentemente salarios, lo cual genera serias disfunciones. El Covid fue una prueba de ello.

El segundo tipo de turismo, que sólo aplican un puñado de territorios, consiste en tener un fuerte control de la oferta, de manera que, a partir de un punto, si el producto turístico sigue siendo atractivo, el turista pagará más precio; si el empresario es responsable y consciente de cuál es la estrategia, forma más a sus trabajadores y les paga más, porque quiere más calidad, la cual atrae también turistas de más valor añadido. En este segundo caso, se produce un aumento de ingresos, pero no derivado de un aumento del número de visitantes sino del valor añadido de cada uno de ellos. Esto, naturalmente, es turismo elitista, caro. Se produce en países donde en la práctica hay límites de algún tipo a la oferta y, en cambio, la clientela sigue estando presente.

Como digo, en esencia, esto es lo que hay.

Hablaba al principio de que hay tres posturas, porque la tercera consiste en no tener turismo, en limitar el producto para que no haya visitantes. Esto no siempre es posible al cien por ciento, pero, por supuesto, puede ocurrir: no hay turismo, no hay empleo, y normalmente hay emigración por parte de los residentes en esos territorios, a menos que haya otras fuentes de riqueza.

Estas son las tres opciones que existen. La casi totalidad de las regiones españolas están en la primera forma de turismo, por una serie de circunstancias que son fáciles de identificar. En primer lugar, porque no hay políticas claras y estables en materia de turismo. Los políticos se contradicen, no tienen competencias, cambian de criterio, no entienden, de forma que no hay norte. Nadie sabría decir a qué jugamos. Los empresarios, en su gran mayoría, no piensan en términos de territorio sino de empresa. O sea que lo importante para ellos es diversificar los territorios en los que están presentes, para ver si reducen los riesgos. Y suelen ser buenos, pero para ellos, no siempre para el conjunto del lugar en el que estás sus empresas. Y, después, la formación laboral en nuestro país desgraciadamente es tan caótica que siempre hay camareros, que es lo que el turismo ofrece.

Obviamente, lo suyo sería hacer una transición hacia el segundo modelo, lo que supondría limitar en cada ámbito la oferta cuantitativa, para apostar por el incremento en calidad; hay que mejorar la formación de los trabajadores, lo que debería ser muy exigente para poder ofrecer un producto por el que se pueda cobrar más.

Pero todo esto exige de estrategias y visiones globales que hoy no existen. Incluso hay muchas visiones que apuntan al tercer modelo, en una ensoñación impropia de alguien informado.

Vean, si no, el razonamiento que hacen los socios del Gobierno de Baleares: dicen que tenemos más turistas y los trabajadores no ganan más, por lo que arremeten contra el turismo. Observen qué rigor: Baleares pasó en cuarenta años de setecientos mil habitantes al millón doscientos mil, en su mayoría trabajadores del turismo, y pretendemos que el aumento de turistas pueda suponer más ingresos por cada trabajador, lo cual por cierto ha ocurrido incluso en estas condiciones.

A mí todo esto me preocupa porque estamos dejando circular visiones alocadas de cómo va el turismo. Estas no tienen incidencia mientras no se organicen movimientos políticos que quieran llevar a cabo estas políticas, en cuyo caso podemos terminar por arruinar la actividad a la que le debemos el crecimiento de los últimos cincuenta años, al menos en parte de las costas y las islas de España.

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