Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 30 de agosto de 2023

Cuba: Entre liberar trabas y acelerar el cambio de mentalidades

¿Qué hacer frente a la baja producción agropecuaria y los crecientes precios de los alimentos que golpean a numerosas familias cubanas en un contexto agravado por las medidas impuestas por el gobierno estadounidense y las secuelas de la covid? En busca de algunas respuestas a esta y otras interrogantes, la Redacción IPS Cuba se acerca a lo que piensan y proponen cuatro especialistas cubanos.

SOCIEDAD 29 agosto, 2023



¿Cuáles son los principales problemas que ha causado la crisis económica de los últimos años a la familia cubana? ¿Observa usted posibles soluciones a corto o mediano plazo?

Ariel Terrero

Interpretada desde la perspectiva de las familias cubanas, veo tres problemas principales derivados de la crisis económica que comenzó con la pandemia de la covid:Contracción de mercados de alimentos y de otros bienes básicos, como la electricidad, que experimentan afectaciones reiteradas por carencias, poca disponibilidad de divisas para importar, altos precios y otras irregularidades.
Conflictos monetarios y cambiarios derivados de la inflación y los desajustes macroeconómicos provocados por el programa de ordenamiento monetario emprendido en 2021. Por todas esas razones, se ha reducido el salario real de muchos trabajadores, los ingresos de sus familias y han crecido las personas y familias en situación de vulnerabilidad.

Fuertes corrientes migratorias que fragmentan a las familias y distancian entre sí a sus integrantes.

En relación con las posibles soluciones, creo que en medio de la tormenta suele ser difícil imaginar la salida posterior del sol, pero siempre ocurre cuando termina el chaparrón. Es lo lógico. Dependerá mucho de la capacidad interna para implementar medidas y políticas que se han adoptado en el país, pero también de la situación en los mercados externos, que han estado sujetos a una crisis inflacionaria global. La economía mundial suele recuperarse de estas crisis económicas en ciclos de pocos años. Empezó con la pandemia en 2020 y creo que en 2024 pueden empezar a verse señales más claras o más sólidas de recuperación en el exterior y también en Cuba.


Debe recordarse que, ya desde la década de los noventa del pasado siglo, Cuba viene sufriendo diferentes etapas de crisis, pero ninguna tan profunda como la de estos cuatro últimos años, a la cual se suman, entre otros factores, la persistencia y recrudecimiento del bloqueo estadounidense, los efectos de la covid, los desequilibrios estructurales, esencialmente. En los últimos tiempos las familias cubanas han visto mermado el poder adquisitivo de sus ingresos, dígase salarios, sobre todo aquellas personas que están vinculadas al sector presupuestado, jubiladas, entre otras. Esto ha provocado muchas dificultades para enfrentar la vida, ya que están sufriendo desabastecimiento de alimentos, tienen dificultades para transportarse, han sido afectados por los cortes de electricidad, recientemente la falta de combustible, de medicamentos; es decir, fenómenos que no estaban presentes en el cuadro de las crisis anteriores y que ahora dificultan y hacen muy dura la cotidianidad.

Sinceramente, no veo soluciones en el corto plazo. Aunque las autoridades han expresado que se está trabajando para remontar esas carencias con paquetes de medidas para recuperar la industria, la agricultura, aún esas estrategias no llegan al plato de las familias. También se han firmado acuerdos con socios tradicionales, como Rusia.

Por otra parte, aún se observa cierta lentitud en la aprobación de negocios con capital extranjero y se sigue postergando la ley de empresas, que todavía está en discusión. El Estado cubano debería de acabar de resolver el tema de la rentabilidad de las empresas estatales, debe darse cuenta de que no puede seguir pendiente de financiar o atender la gastronomía, las producciones ligeras, servicios personales, entre otros. Debe concentrarse sólo en aquellas líneas estratégicas fundamentales para el desarrollo del país.

Sí considero que en un mediano plazo tal vez exista claridad en las cuestiones que hay que hacer para remontar la actual crisis. Pero no sólo claridad, sino ejecución real.


La situación puede resumirse, muy rápidamente, en una caída drástica y masiva del nivel de bienestar de las familias. Hay que decir que desde los años noventa del pasado siglo XX hasta aquí, con mejorías y caídas, se había logrado remontar las dificultades del Período Especial; incluso, algunas familias mejoraron considerablemente, si bien durante estos años se fue acentuando la franja de pobreza muy resistente que, con el paso del tiempo, se reproduce.

Por ejemplo, en los primeros años del actual milenio, los últimos datos públicos disponibles hablan de un índice de pobreza del 20 por ciento de la población urbana y, aunque no se cuenta con la cifra de las zonas rurales —pues no existen aún publicadas las estadísticas más actuales—, basta con una observación empírica para aseverar que esta realidad se ha agravado. De modo que ese es el principal efecto de la actual crisis: una caída del bienestar para todos pero, claro, mucho más aguda para aquellas familias que ya tenían una situación de vulnerabilidad anterior acumulada.

Me gustaría decir, para matizar la respuesta, que es evidente el desplome de los ingresos reales, debido a la combinación de las crisis económicas acumuladas más la inflación, la escasez, los efectos de la covid y la tarea ordenamiento, entre otros fenómenos. Todo esto provoca que se acrecienten las dificultades para acceder a bienes básicos, principalmente alimentos, medicamentos y servicios para el hogar. Y claro, esto daña mucho el nivel de vida de la población.

Otro elemento es la depresión de los servicios públicos, en esencia: salud, transporte, higiene comunitaria y educación. Creo que, cuando se combinan, por un lado, la pérdida de capacidad de los ingresos familiares para acceder a bienes y servicios y, por otro, el deterioro ostensible de la esfera pública, la situación se torna dramática.

Por otra parte, estamos asistiendo a una emigración masiva de la población cubana, que se evidencia en la salida de muchos jóvenes y que va dejando un rastro de personas de la tercera edad que viven solas y muchos abuelos —al cuidado de sus nietos— que se han quedado atrás porque sus hijos han emigrado en busca de mejores condiciones de vida.

Claro, no todas las familias están viviendo la crisis de la misma manera. Como se sabe, las familias están atravesadas por variables como el estatus económico, de clase, la racialidad, el territorio, la composición generacional y de género. Por supuesto, una familia que ya padecía vulnerabilidades asociadas a la discriminación racial, a las exclusiones, al género, a las desventajas territoriales pues se encuentra ahora en peores condiciones para para enfrentar la crisis.

De igual modo, hay que reconocer que familias con un estatus económico superior a la media —ya antes de la covid se podían identificar unas capas medias vinculadas al sector no estatal: artistas, deportistas…—; es decir, una franja de población relacionada con el sector externo, tenía ahorros y activos que le permitieron remontar mejor esta crisis, e incluso algunos hacerse de emprendimientos o mejorar los que ya tenían. En ellos el efecto negativo es menor, aunque —insisto— todas las familias, en mayor o menor grado, sufren las consecuencias negativas de la actual crisis económica.

Ahora bien, ¿qué es posible hacer?, ¿qué soluciones poner en práctica? Hace falta un verdadero rescate económico. Más allá de las fuertes y monumentales restricciones que representa el bloqueo estadounidense para el acceso a recursos para el desarrollo, existen componentes endógenos inexplotados o mal manejados en los que no abundaré, pues insisto en que no es mi zona de experticia. Pero podría resumirlo en la idea de una política de fomento económico. Remito a los lectores a las publicaciones del Centro de Estudios de la Economía Cubana de 2021 y 2022, donde se resumen algunas de estas cuestiones del qué hacer.

Articulado a ese rescate económico, se requiere radicalizar la modernización de las políticas sociales. Este es un proceso ya en curso o tal vez iniciado e interrumpido. Por ejemplo, desde antes de la pandemia se formularon e iniciaron programas como el de Adelanto de las Mujeres, el de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación, el de Atención a grupos vulnerables, Nuevas políticas de empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el de Desarrollo Territorial Integral, que son políticas públicas sociales que muestran muy bien un tránsito desde el universalismo homogenista —es decir, iguales ofertas para todos, entendiendo que eso es la igualdad de derechos y oportunidades—, hacia un universalismo que —sin negar los derechos de ningún grupo social— atiende con acciones prioritarias, afirmativas y focalizadas aquellos grupos cuyo punto de partida es inferior y que necesitan recursos y acciones especiales para poder aprovechar las ofertas de las políticas sociales. Eso fue un muy buen comienzo.

Mi impresión es que se ha interrumpido y ralentizado el proceso de su implementación, han quedado como a mitad de camino y siguen padeciendo de una visión centralizada y sectorial. No acaban de hacer el despegue de territorialización y visión integrada que supere el sectorialismo. Esto se explica, seguramente, por la restricción de recursos tan grande que significa la propia crisis; pero, a mi modo de ver, es necesario continuar ese proceso y, con los escasos recursos con los que se cuente, comenzar a implementar dichas políticas de esta otra manera e intensificar las posibles acciones afirmativas, focalizadas y , en especial, participativas.


La vida cotidiana es cada vez más tensa para la familia cubana promedio. Incluso, las propias manifestaciones de la crisis son inestables. Por ejemplo, lo que hoy es un problema, como el suministro del pan, suma mañana otras faltas, como la del gas licuado para cocinas y así, sucesivamente, aparecen de manera permanente otras carencias en el acceso a productos y servicios. Tres temas son, dentro de tantos otros, destacables: el incremento notable de la pobreza, la migración y la violencia. Los que, en alguna medida, alcanzan a la mayoría de las familias cubanas.

Ahora bien, no es posible ni justo hablar de familias, como una generalidad. El nivel de afectación de la crisis en la vida cotidiana de nuestros hogares no es el mismo en todos ellos. En medio de la crisis, hay familias con elevados niveles de consumo de bienes, servicios, incluyendo posibilidad de ocio; al tiempo que otras, la mayoría, padecen una realidad que por momentos es angustiosa.

Cuando hablamos de crisis, es importante enunciar el sostenido deterioro de servicios básicos como electricidad, agua, energía para la cocción de los alimentos, los servicios de salud pública y el suministro de la cuota mínima de alimentación normada.

No observo soluciones importantes en el corto plazo. El sistema productivo cubano está colapsado, no se generan suficientes riquezas. La prioridad de las políticas sociales es cada vez más distante. Estas políticas son, comparativamente, menores respecto a las crecientes demandas insatisfechas ya por varios años. Solo una estrategia de desarrollo integral, estable y sostenible podría generar los recursos suficientes para palear, no solucionar, en el corto y mediano plazos, los problemas acumulados en la cotidianidad de la familia cubana promedio.

¿Cómo se podría remontar la baja producción agropecuaria y los crecientes precios de los alimentos?

Omar Everleny Pérez Villanueva

Sólo se puede remontar los crecientes precios de los alimentos si hay una mayor oferta: es una verdad que ya no se discute. En la medida que existan mayores producciones y más importaciones —aunque sabemos que el Estado no tiene hoy todos los recursos que necesita, pero el sector privado sí los puede buscar o los podría gestionar—, esto contribuiría a bajar esos precios. ¿Qué es lo que pasa?, que es baja la producción agrícola por disímiles factores. Un ejemplo reciente lo demuestra: no se han podido sembrar caballerías de determinados productos porque no ha habido combustible para el riego. En los últimos meses la agricultura ha sufrido mucho porque no se ha sembrado, no se ha regado, a eso se suma el estado de la maquinaria agrícola que tiene años y años de deterioro y no hay capitales para nuevas inversiones.

Por otra parte, todavía es insuficiente el precio que Acopio les paga a los productores y, además, uno se pregunta cómo es posible que se queden en los campos producciones de mango, por ejemplo, por falta de camiones, de cajas, porque no hay capacidad productiva, entre otros factores. Es más que viejo el debate sobre el sistema de Acopio, que nunca ha funcionado en Cuba; sin embargo, se sigue arrastrando con ese problema. Creo que, para que aumente la producción agrícola, hay que seguir desamarrando nudos. No es posible que los campesinos entreguen producciones por encargo social a sectores públicos, como Salud Pública o Educación, y luego no se les pague o exista demora de tres o cuatro meses para recibir esos pagos. Hay trabas también a nivel municipal para el cobro de determinados productos. En esencia, te diría que hay que acabar de eliminar esos nudos que están entorpeciendo la madeja de la producción agrícola.


Debo repetir que este no es mi campo de experticia, pero sí estoy al tanto de muchas publicaciones de reconocidos economistas como Armando Nova, recientemente fallecido; Omar Everleny Pérez, Oscar Fernández Estrada, Pável Vidal y Pedro Monreal, entre otros, y encuentro mucha lógica en sus propuestas, entre las cuales se encuentra liberalizar la economía; darle fin a esa vieja fórmula que es Acopio, que no ha funcionado y ahora tiene menos sentido que nunca; establecer vínculos efectivos de los productores con el plan; crear incentivos para determinados productos y estimular la agroecología, entre otras.

Por supuesto, hay que tener en cuenta que el país vive una situación dramática y el tiempo se va acabando para rescatar esta propuesta de socialismo diverso. Ciertamente, el acceso a recursos es limitadísimo, pero lo que quiero acentuar en mi respuesta es que sí hay opciones y sí hay cosas por hacer.


Es evidente que los mercados requieren de un mayor abastecimiento de alimentos para que bajen los precios o, al menos, se detenga la inflación. El incremento de los suministros exige de mayores producciones agropecuarias nacionales, pero también de un mayor volumen de importación de alimentos. Aunque es útil defender políticas de desarrollo que nos acerquen a un modelo de autonomía y soberanía alimentaria, no creo que vaya a cambiar en el corto plazo la tradicional dependencia cubana de las importaciones. El suministro externo de alimentos es el modelo comercial al que la economía cubana ha permanecido sujeta, en etapas muy diversas de su historia. El momento actual, de debilidad económica acentuada, no es óptimo para conseguir un cambio profundo en esta dependencia externa.

Antes que una expansión significativa de la producción agropecuaria, en el corto plazo parece más visible una reactivación de exportaciones líderes cubanas —turismo, servicios médicos, medicamentos y los tradicionales tabaco, ron y níquel— para contar con solvencia en moneda dura que permita adquirir los productos que importamos habitualmente y, entre estos, alimentos básicos como cereales, lácteos y carnes. Conseguiríamos así, gradualmente, pero con mayor prontitud, un abastecimiento más estable de los mercados internos de alimentos.

Simultáneamente, sin embargo, habrá que seguir trabajando en el desarrollo del programa de autonomía y soberanía alimentaria. Desde la perspectiva de las producciones agropecuarias nacionales, se han dado pasos para otorgarles mayor autonomía a los productores estatales y no estatales, entregarles tierras en usufructo, ampliar espacios de mercados para la oferta libre de producciones, así como favorecer políticas que otorgan mayor protagonismo a los actores del desarrollo local.

El punto débil sigue siendo la inversión para la compra en el exterior de tecnologías y bienes esenciales en la agricultura y la ganadería, como los equipos de riego, plaguicidas, fertilizantes y piensos. Es necesario pensar en favorecer más atrevidamente la inversión extranjera en la agricultura, un área que no suele ser de gran atractivo para los inversionistas de otros países. Paralelamente hace falta una política crediticia más profunda que la conseguida hasta la fecha. Podría intentarse una propuesta bancaria de fomento agrícola con participación de bancos cubanos y extranjeros.


Es un tema complejo por la propia estructura agraria, por la descapitalización del agro cubano y por la falta de estímulos estables a las personas que producen directamente en los campos. Creo que la solución esencial es que las decisiones sobre el agro cubano las tomen, directamente, los productores y no funcionarios que, en no pocos casos, han paralizado durante décadas el despertar del agro cubano.

Se habla de liberar trabas y acelerar el cambio de mentalidades. ¿De qué trabas se está hablando y qué entiende usted por cambio de mentalidades?

Mayra Espina Prieto

Considero que la traba principal, en términos de mentalidades y prácticas de quienes tienen a su cargo la tarea de encaminar el país, es seguir gestionando la economía desde una planificación centralizada, al detalle, que no es coherente con el enfoque del socialismo multiactoral que introduce la nueva Constitución y de la reforma descentralizadora que instauran los lineamientos y la propia Carta Magna.

Las decisiones concretas de política económica, de paquetes de medidas, no son coherentes con ese espíritu de apertura y diversificación en positivo; se pretende seguir gestionando a partir del control excesivo de cada actividad y mirando a los llamados nuevos actores económicos como si fuera un mal necesario y no en un sentido complementario y positivo que la Constitución les da, de articulación y con un rol legítimo dentro de la economía.

Si se miran todas las medidas económicas que se han puesto en práctica para manejar la crisis, e incluso antes de la actual crisis, no se está siendo coherente con ese espíritu.

Pese a ciertos avances, la autonomía municipal sigue retardada y el ámbito de lo que puede hacer la empresa estatal también.

Si se aplica un análisis de economía política, la pregunta sería cómo un actor cambia de mentalidad cuando un proceso de cambio supone redistribución de poder. En esencia, eso es lo que sucede. Tanto la Constitución como el propio proceso de actualización suponen redistribuir poderes, colocar autonomías donde no las había; dinamitar ese sistema centralizado desde arriba, sectorial, donde el funcionario y la dirigencia central tienen una cuota de decisión enorme. Supone también modificar la mirada vertical y piramidal a la economía y la sociedad, para imaginar arreglos que tomen más en cuenta lo horizontal, circular, de redes. Ese sería el verdadero cambio de mentalidad, pero asociado a la real disposición de los actores involucrados en ceder, compartir y articular cuotas de poder.

En ese modelo, la economía y la sociedad no deben gestionarse por control negativo, es decir, a partir de prohibiciones o sanciones; sino por incentivos, políticas de fomento, participación, autonomía. Y concentrar la planificación centralizada, que aún tiene un peso importante, en ayudar a establecer balances, articulaciones y fomento.


En Cuba hay un cambio de mentalidad evidente. En la práctica y cada vez más en el discurso, se ha abandonado el proyecto social socialista, cuya centralidad era el control de los trabajadores y las garantías a la seguridad social del pueblo. Vivimos en un país ex socialista y eso es un cambio claro y verificable. La liberalización económica, en un nítido y acelerado proceso de privatización de los procesos productivos, es un cambio de mentalidad demostrable.

La mentalidad estable de la burocracia es encontrar un problema a cada solución. En la práctica, crean tres nuevas trabas para destrabar una. Es poco promisorio que el mismo grupo social que traba, destrabe. Creo que son otras personas, con otros orígenes y lugar social, quienes deben destrabar lo que no trabaron. Eso no es garantía de que salga bien, pero sí de intentar hacerlo de otras maneras y, en algunos casos, lamentablemente, desde otros intereses.


Una traba importante es el insuficiente conocimiento de la gestión empresarial y de las tendencias de los mercados en el mundo. Este desconocimiento constituye un obstáculo a la hora de implementar transformaciones en el modelo socioeconómico del país. El cambio de mentalidad lo necesitan todos esos actores de la economía, estatales, cooperativas y privados, así como los decisores en todos los niveles de gobierno. Después de décadas con un comercio excesivamente centralizado y poca conexión directa con la economía externa, muchas de esas empresas –estatales y no estatales– corren ahora múltiples riesgos de tropiezo, al incursionar en espacios de mercados agresivamente competitivos.

Las fuertes limitaciones de la oferta bancaria y del acceso a divisas para realizar inversiones mantienen a muchos actores y decisores de la economía sujetos a un hábito de asignación centralizada de recursos. Este hábito frena la capacidad de gestión empresarial de muchos.

Otra traba esencial no tiene que ver con las mentalidades, sino con las deformaciones profundas del sistema monetario y cambiario y los desequilibrios macroeconómicos consecuentes. Para un correcto avance de las transformaciones del modelo y de la actividad de todas las empresas y demás actores de la economía, incluidas las mipymes, será fundamental el desarrollo del Programa de Estabilización Macroeconómica que encabeza el Ministerio de Economía y Planificación. Buscaría eliminar la dolarización de la economía, devolverle funcionalidad a la moneda nacional y reequilibrar la relación de precios.

También representa una traba permanente, de doloroso costo para toda la economía, el bloqueo económico de Estados Unidos, independientemente de que las autoridades políticas de Cuba defienden la idea de encontrar salidas y desarrollos, aunque Washington mantenga sin cambios esta política anticubana.


Entiendo por trabas el exceso de burocratismo, el papeleo que hay que hacer en diversas instituciones para realizar cualquier gestión. El sector privado se enfrenta también a trabas, por ejemplo, cuando quiere contratar algunas producciones con determinadas empresas estatales y la respuesta es que no pueden atender a los privados en esos momentos.

Otro factor negativo es la percepción que se tiene de la empresa estatal socialista y las formas no estatales como entes diferentes, que actúan por separado, y no es así. Todas hacen parte de la economía cubana, lo que varía es su forma de propiedad. Siento que hasta que este elemento importantísimo, que es de carácter estructural, no se entienda, seguirán existiendo contradicciones.

Pese a todo lo que se ha avanzado y los resultados que se han obtenido, todavía está latente el “cierto temor” al sector privado e incluso, a veces, se le quiere achacar males que no le corresponde. Por ejemplo, se le adjudica a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) la responsabilidad de los altos precios y de la inflación. Eso es un error. Cuando comenzó la inflación, no se había autorizado la existencia de las mipymes. El tema que causa la inflación en Cuba, esencialmente, tiene su origen en la producción.

En ningún lugar está escrito que las mipymes tengan que solventar las necesidades de la población, sino contribuir con sus producciones a aminorarlas. Ellas primero deben crear productos, vender, tener utilidades y realizar una labor social, pero su fin no es alimentar a la población cubana. Sus resultados tienen que ver con participar de la economía, generar empleo, pagar impuestos… Y a veces se les quiere aplicar elementos que no están entre sus funciones. Considero que ahí tiene que existir un cambio de mentalidad. Es decir, hay que cambiar la mentalidad, pero de verdad. Esa transformación pasa por acabar de entender que, luego de 64 años, hay que introducirle más mercado a la economía cubana. No quiero con esto decir que esté abogando por convertir a la economía cubana en una economía de mercado. Se trata de introducir más mercado, como lo han hecho China y luego Viet Nam, ahí están sus resultados económicos. Me pregunto por qué no hacerlo. Todo esto tiene que ver con los cambios de mentalidad.

¿Qué opina sobre la inserción de las pequeñas y medianas empresas (mipymes) en el actual escenario económico de la isla caribeña? ¿De qué manera pueden contribuir a la recuperación del país?

Ariel Terrero

La inserción de micro, pequeñas y medianas empresas diversifica y multiplica la cantidad de actores de la economía. Es de esperar que muchas de estas entidades demuestren capacidad de gestión y éxito, donde otras similares fracasen. Es la tendencia global de estas estructuras. Tienen como virtud una mayor flexibilidad y adaptabilidad a las coyunturas y oportunidades que ofrece la economía en cada momento. Es lo que estamos viendo ya.

En estos primeros dos años, la cantidad de mipymes ha apuntado más a sectores vinculados con el comercio minorista básico, la gastronomía, el transporte y la construcción. Es de esperar que gradualmente se multipliquen y ganen visibilidad las mipymes comprometidas con la industria manufacturera, el procesamiento de alimentos y con la informática. También las vinculadas en el suministro a la industria turística, a medida que esta última vaya reanimándose. Serán sectores esenciales para imprimir mayor aporte al desarrollo económico y tecnológico del país.

En ese camino, es esencial el propósito declarado —pero difícil, sin dudas— de conseguir una relación comercial y financiera más armónica entre todos estos actores de la economía, estatales y no estatales, urbanos y rurales, nacionales y extranjeros.


Me parece que es incuestionable el desempeño de las mipymes en el actual escenario económico cubano. Ellas han demostrado que, sin recursos del Estado, sólo generando los suyos propios, han sido capaces de abastecer una determinada oferta de bienes y servicios a la población, fuera de los marcos estatales; se han buscado por ellas mismas su financiamiento, incluso las fuentes de cómo hacer pagos desde el exterior. Estoy convencido de que las mipymes pueden todavía hacer una mayor contribución a la recuperación económica del país porque, generan empleo, aumentan los ingresos al presupuesto, ayudan a bajar precios. Te pongo el ejemplo de la cerveza, que hace unos meses se estaba cotizando a 400 pesos cubanos, y a partir de que las mipymes comenzaron a hacer importaciones masivas, hoy cubanos y cubanas podemos tomar cerveza a 130 pesos cubanos. Esto lo han logrado hacer en un contexto en que ellas mismas tienen que buscar su financiamiento.

Por eso considero que es necesario darle un mayor empuje a su desarrollo, como otro actor dentro de la economía cubana. A eso puede contribuir el exonerarlas de determinados impuestos y, con el valor que sale de esas exoneraciones, decirles: “bien, ahora generen más bienes, importen más productos”. Sobre este tema hay que revisar los datos internacionales. Existen países donde el tejido industrial de la economía está compuesto hasta 90 por ciento y más de mipymes, al menos en sectores como la gastronomía y en servicios como panaderías, dulcerías, restaurantes y en la industria.


Contribuyen, donde es posible, a la generación de riqueza, la estabilidad de ciertas producciones, la diversificación de bienes y servicios, la generación de empleo, al encadenamiento productivo y la reanimación de algunas zonas de producción y servicios en el país. Al mismo tiempo, develan la potencialidad productiva que hay en algunos sectores sociales, por la creatividad, tanto en la infraestructura como en las producciones mismas, a lo que estaban relegados e impedidos.

Ahora bien, al no ser formas privadas, esencialmente para el lucro personal de los propietarios; al no existir una protección segura a los derechos de trabajadoras y trabajadores, se convierten en una fuente importante de desigualdad y violación de derechos.

Fue una decisión política potenciar modos de producción capitalistas, como son el grueso de estas entidades productivas, y no formas sociales como las cooperativas, mutualistas, más afines al socialismo, que también han dado muestras de eficiencia económica, y sobre todo, de justicia distributiva.

Ciertamente, son un beneficio visible en el escenario productivo cubano, pero no para la mayoría.


A mi modo de ver, fue una decisión acertada establecer una ley para la creación de las mipymes y hacerles un espacio en el escenario económico nacional. En primer lugar, porque fue aprobado dentro de la nueva Constitución, a partir del enfoque de socialismo multiactoral.

En la práctica, las mipymes crean empleo, como regla, con ingresos superiores a los equivalentes en el sector público y superiores a la media nacional; abastecen el mercado de productos y servicios, lo diversifican. De modo que cumplen un rol que, pese a las restricciones con que se han ido abriendo camino, muestran que tienen ventajas y potenciales para hacer una mayor contribución al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), a la generación de empleo… Lo que pasa es que primero, según mi punto de vista, la creación de mipymes y, en general, la ampliación del sector no estatal, estaba concebida dentro de una transformación de la economía mucho mayor.

Para que las mipymes hagan una verdadera contribución a la economía, no debería ser una medida aislada, sino que deben estar acompañadas de la transformación del sector estatal, de la creación de un ambiente financiero amigable para el sector privado, para las personas naturales y para el sector público. Nada de eso ha ido ocurriendo y, entonces, aparecen las mipymes casi como el único elemento dinámico de la economía. Esto, por otra parte, las coloca en reales desventajas. De hecho están situadas en un marco jurídico adverso, en el sentido de que establecen relaciones económicas un poco enrarecidas, sobre todo con lo que atañe a los créditos, al ambiente cambiario, y las obliga a hacer maromas, lo cual es nefasto para que puedan desplegar su potencial de contribución. Insisto en que, como medida aislada, por mucho dinamismo que logren traer al escenario económico, su real aporte queda lastrado. Si leemos la Constitución, si leemos los Lineamientos, si leemos las propuestas de economistas muy experimentados y académicos con muchos años de brega, vemos que ninguna de las medidas o los cambios previstos podrá avanzar mucho si se hace de manera aislada y desconectada del resto de los cambios necesarios.

¿Qué tan cerca o lejos se está de la llamada economía circular y de qué forma esta estrategia podría tener una expresión concreta y efectiva en la vida de personas, emprendimientos y empresas estatales?

Mayra Espina Prieto

Por lo que he podido observar dentro la labor de acompañamiento que, desde Cosude (Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación), realizo a proyectos de desarrollo local, puedo decir que hay muestras aisladas en localidades y emprendimientos que intentan construirse a partir de procesos circulares, de aprovechamiento de la materias primas y producciones con una visión de cero desechos, de encadenamientos con productores y recursos cercanos y de cerrar ciclos productivos. Suelen ser exitosos porque elevan productividad, ganancias, disminuyen costos; sin embargo, a escala nacional estamos aún lejos de una expansión y extensión de los enfoques circulares, más allá de estos emprendimientos que nacen con esta dimensión y vocación; e insisto, de territorios y municipios donde se alienta esta variante de estilo de producción.

Y con este enfoque pasa lo que comentaba en las preguntas anteriores, que no existe una real política de fomento, de incentivos positivos para que los diversos actores se articulen de esta manera circular, háblese de actores estatales y no estatales, gobiernos, proyectos ciudadanos… De modo que por el momento no rebasan estas iniciativas que ya muestran potenciales avances positivos.


La cercanía o distancia de la economía circular dependerá de muchas condiciones pendientes de desarrollo en Cuba:

Cultura de la gestión empresarial y medioambiental. Es insuficiente y está más centrada ahora en la incorporación de principios de administración empresarial más elementales.

Los documentos rectores de la reforma económica tienen un enfoque medioambiental que favorece principios próximos a la economía circular, pero lo cierto es que no aparece como mayor prioridad en la presente etapa, caracterizada por una lenta arrancada en las transformaciones del modelo económico.

Implementación efectiva de una legislación más avanzada para que las empresas, los bancos, los gobiernos y otras entidades actúen con mayor autonomía y se animen a descubrir y colocar los objetivos del desarrollo local entre sus prioridades reales.

Estabilización macroeconómica para que el modelo consiga un funcionamiento equilibrado, sin la inestabilidad inflacionaria, monetaria y financiera actual. En un ámbito signado por estos desequilibrios, los actores de la economía tienden a orientar sus gestiones hacia objetivos urgentes, inmediatos, de sobrevivencia a veces, y están menos centrados en objetivos de largo plazo, más enfocados al empleo profundo de recursos y tecnologías, recirculación de materiales y defensa medioambiental, propios de la economía circular.

La descentralización del modelo económico, actualmente en marcha, tiende a favorecer una mirada más intensiva hacia el desarrollo local.

En contraste, los principios de la economía circular, de lograr implementarse, aportarían a los actores económicos alternativas para emplear mejor los escasos recursos de que dispongan, redescubrir mejor las oportunidades de negocios en el entorno económico inmediato y construir alianzas con otros actores económicos más próximos que lo que habían apreciado.


Antes de especular sobre lo circular de la economía, habría que preguntar qué tan cerca estamos de tener economía.

La economía circular, o lo que por ella se entiende, ha sido perfectamente digerida por la lógica del capital, lo cual sugiere mirarlo con ciertos cuidados. Aun así, las experiencias que conozco en Cuba son muy pequeñas y me atrevo a afirmar que esta comprensión de los ciclos y vínculos productivos está muy lejos de ser sentido común entre los nuevos y no tan nuevos actores económicos en la isla.


La economía circular es muy importante, sobre todo en el momento inicial de la creación de las mipymes y el sector privado emergente, que cada vez crece más, pues es muy útil que cuando se abra un negocio sea una preocupación qué hacer con sus residuales y sus desechos productivos, y cómo convertirlos en otros productos. Por lo tanto, es una estrategia muy importante y efectiva para la vida de las personas.

Ya hay emprendimientos que tienen muy buenos resultados. Hay que seguir incentivándolos por muchas vías. Una empresa que sea capaz de reciclar sus desechos y realmente le de otra utilidad, es una empresa que hay que estimular con determinados incentivos fiscales, ya que en un mundo donde los recursos son escasos, reutilizarlos significa ahorro.

Tengo mucha esperanza en que le economía circular sea un componente a futuro, todavía no lo veo a corto plazo; pero sí creo que debería irse trabajando más fuertemente para lograr cerrar los ciclos productivos. Creo que en la gastronomía se puede dar ese salto, como también en otras producciones industriales o agrícolas.

11 comentarios:

  1. Son muchas las aristas a mirar ante la compleja situacion. Intentar abarcarlas todas es un error. Hay que identificar cual es la prioridad, a mi criterio, producir alimentos, este es un sector que se encadena con otras producciones de bienes y servicios, por lo que arrastra con el a varios sectores, y lo que se necesita es producir.....pero mientras solo el estado le dedique a la produccion de alimentos entre el 3 y el 5 % de las inversiones, seguiremos sin alimentos y sin economia.

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  2. Hay que establecer prioridades y en primer lugar esta potenciar las exportaciones a nivel nacional y local, sea nacional o local, con inversión estatal, privada nacional o extranjera. Ya que las inversiones en la agricultura necesita importar insumos y equipos, además la solución de los alimentos seria a mediano plazo, Sin embargo con ingresos en divisa se puedne importar alimentos básicos a corto plazo.
    Mientras los hoteles no tengan nivel de ocupación hay que cerrar los que dan perdidas y optimizar la planta hotelera, dinamizar los encadenamientos de productores nacionales con turismo a través de finatur

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  3. Muy preocupante y contradictoria, como siempre, las opiniones del economista Omar Everleny, teniendo en cuenta algunos de sus planteamientos:
    .- Señala “Sinceramente, no veo soluciones en el corto plazo”, se puede valorar de “muy acertada” esta propuesta de un economista que fue director del Centro de Estudios de la Economia Cubana. Esta persona no se da cuenta que es necesario medidas emergentes para salvar al país, como por ejemplo ORDENAR LA ANARQUIA EN LA AGRICULTURA. En ningún pais se permitiría que en los mercados agrarios se estén botando los productos para no bajarle los precios, mantener precios altos a productos que han perdido su calidad basica(eso nada tiene que ver con la inflación) . Prácticamente Acopio no está jugando ningún papel yla mayor parte de los camiones que abastecen dicen USO PRIVADO; los productores no contratan con el Estado y el 80% de la agricultura es gestionada por el sector privado. Otro asunto que el mismo señala : es la lentitud en la aprobación de negocios con capital extranjero ¿Qué vamos a hacer? Pues se conocen quiénes traban las aprobaciones en la Comisión nacional de aprobación de negocios extranjeros y se ha denunciado, al parecer este economista no ha asistido a las reuniones en la Comisión y deja en general la causa del problema o sin vías de solución.
    Sin embargo es elocuente Mayra Espina y le da una lección al economista Omar , cuando afirma: “Ahora bien, ¿qué es posible hacer?, ¿qué soluciones poner en práctica? Hace falta un verdadero rescate económico. Más allá de las fuertes y monumentales restricciones que representa el bloqueo estadounidense… podría resumirlo en la idea de una política de fomento económico.
    .- Este economista se ha cansado de proponer la economía de mercado y que el sector privado brinda las alternativas de solución a los problemas que el estado no puede o no ha podido resolver, pero ahora dice que nadie dijo que el sector privado iba a resolverlos. Señala que “ En ningún lugar está escrito que las mipymes tengan que solventar las necesidades de la población, sino contribuir con sus producciones a aminorarlas. Ellas primero deben crear productos, vender, tener utilidades y realizar una labor social, pero su fin no es alimentar a la población cubana” excelente el argumento si tenemos en cuenta que en la agricultura el 80% esta gestionada por el sector privado y que lejos de lo que el dice no se ha fomentado o estimulado realmente las Mipymes de producción y para la exportación, pues ha predominado las de comercio y servicios, Revisen la experiencia internacional para que vean que los gobiernos fomentan la producción y exportación en las mipymes y no la dejan solo al libre albedrio
    .- El colmo es el ejemplo que se pone de como la mipymes ayuda a bajar precios “Te pongo el ejemplo de la cerveza, que hace unos meses se estaba cotizando a 400 pesos cubanos, y a partir de que las mipymes comenzaron a hacer importaciones masivas, hoy cubanos y cubanas podemos tomar cerveza a 130 pesos cubanos”. Es muy bueno por el sector privado para economistas como el y otros que la cerveza constituye un importante bien de consumo. Pero resulta muy aberrante que en un país con aguda escasez de alimentos, sea la cerveza y no la leche o la carne, la que se ponga de ejemplo de las buenas acciones del sector privado, en un país bloqueado
    Lamentable los argumentos del economista

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    1. A mi lo preocupante y contradictorio y hasta incomprensible es que el Partido Comunista en el gobierno no tenga un plan coherente ,, público y medianamente eficaz para detener la crisis estructural y sistémica del actual modelo económico que resulta inoperante, no solo a medio plazo, sino a largo plazo

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    2. Si observas el sentido del articulo precisamente se parte de la inercia y falta de decisión del gobierno y por eso se pide opiniones Lo que dices del gobierno y el Partido es reiteradamente reconocido, el problema es que propuesta de decisiones y acciones prioritarias hay que exigirle

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  4. Por lo menos Omar dijo una gran verdad de que a corto plazo no ve ninguna mejora, Terrero q en el 2024 esto mejora ( uhmmm, para mi estamos casi en el 2024 y no veo nada de eso, al contrario)... otro entrevistado mencionó q mientras los trabadores sigan dirigiendo esto no se destraba ( muy de acuerdo)

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    1. Dijeron que el 2023 sería mejor, no lo ha sido, confundir propaganda con la realidad es un error que se paga con perdida de legitimidad y credibilidad en política.

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    2. Has caído en el mismo error del economista, si lees el articulo se esta pidiendo propuestas y acciones, no debemos quedarnos en decir lo que todo el mundo sabe que el gobierno no gobierna, que no se resuelven los problemas básicos, que se multiplican las reuniones y consignas alejadas de la realidad, todo eso es harto conocido, El problema es que vamos a consensuar como propuestas y acciones concretas en el corto y mediano plazo. Es a eso que invita el articulo y no ha seguir repitiendo lo mismo, que no resuelve nada

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  5. Para todos los que no ven alternativas de soluciones y solo repiten lamentaciones sobre la realidad , deben seguir la Oración de Francisco de Asís :
    "Oh Dios
    Dame la serenidad de aceptar lo que no puede ser cambiado
    El coraje de cambiar lo que conviene ser cambiado
    Y la SABIDURÍA DE DISTINGUIR ENTRE LO UNO Y LO OTRO"
    A ello hay que agregar la indicación de Fidel de "Cambiar todo lo que debe ser cambiado" .....no por lo que dice la burocracia sino por lo que exige el pueblo

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    1. Lo peor es que cualquiera sabe lo que hay que hacer....pero los que tienen el poder de hacerlo no lo hacen. Ejemplo, una reforma empresarial. Alguien ha visto o discutido lo que se está haciendo sobre ley de empresa "socialista o estatal". Nadie. Eso es lo primero, un debate público y abierto de los problemas y no más secretismo. Amén por San Francisco ....

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