En este artículo: Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), Crisis Económica, Democracia, Economía, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Revolución cubana
22 diciembre 2023
“Esta última sesión de la Asamblea del 2023 puede marcar el inicio de una nueva tendencia en el comportamiento de la economía cubana”, afirmó el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante la clausura del segundo periodo ordinario de sesiones del Parlamento en su décima legislatura, este viernes en el Palacio de Convenciones.
Díaz-Canel señaló que, en medio de profundas distorsiones y deformaciones estructurales que marcan el desempeño económico, afectado por el recrudecido bloqueo estadounidense, los efectos de la crisis en las relaciones económicas internacionales y nuestros propios errores, “una vez más, todo dependerá de la capacidad que tengamos de ejecutar e implementar adecuadamente las medidas aprobadas aquí”.
“‘Economía de guerra’ la hemos llamado, porque debe operar en un escenario de política de máxima asfixia diseñada y aplicada contra un pequeño país por el más poderoso imperio de la historia”, dijo el mandatario, recordando que somos una nación del Tercer Mundo, marcado por la herencia del colonialismo y una larga y multifacética crisis agravada por guerras y desajustes consustanciales con la desigualdad que genera el capitalismo neoliberal y que profundizó la reciente pandemia.
“Llamo la atención de aquellos que prefieren que soslayemos el término bloqueo. Ojalá fuera sacarlo de nuestra cotidianidad y borrar sus amenazas y sus efectos sobre la sociedad cubana. Hacerlo equivaldría a actuar como aquellos que hoy pretenden negar el genocidio israelí en Gaza cuando las bombas sionistas caen sobre barrios, escuelas y hospitales con el criminal propósito de exterminar a ese pueblo.
“Como dije en el Séptimo Pleno del Comité Central del Partido: las medidas de asfixia económica de los últimos años son bombas dirigidas a derribar las columnas que sostienen la resistencia cubana. Importa entonces que encontremos las vías y modos de impedir que exploten.
“No parece que cambiará en el 2024 la hostilidad del imperio vecino. En su jamás abandonado empeño de destruir la Revolución y lograr el ‘cambio de régimen’, Estados Unidos favorece acciones de desestabilización, descrédito y guerra mediática que buscan alentar el estallido social”, afirmó el mandatario ante los diputados.
“Se reactivan, incluso, las amenazas de actos terroristas y las autoridades hacen como que no ven o no lo reconocen. Como si fuera posible ignorar que desde territorio norteamericano se facilita y financia el entrenamiento con apoyo logístico a grupos armados que desbordan mensajes de violencia por todos los medios a su alcance”.
Díaz-Canel subrayó que “queremos reiterar aquí que la determinación de enfrentarlos es firme y que la información que hemos divulgado en días recientes es parte de la alerta”.
“La historia recoge numerosos actos y crímenes perpetrados por elementos vinculados a la extrema derecha de Miami, en lo que no se descarta la participación de las agencias norteamericanas”, añadió.
Advirtió que quienes alientan planes terroristas contra Cuba tienen su base en el sentimiento de impunidad que prevalece en estos sectores. Ahí están los casos de impunidad de Luis Posada Carriles y Orlando Bosch quienes, a pesar del reconocimiento público de sus crímenes, lo que está registrado incluso en los documentos desclasificados, en entrevistas concedidas a importantes medios de prensa norteamericanos, terminaron tranquilamente sus vidas en Miami bajo la protección de las autoridades de ese país”.
El presidente cubano continuó señalando que no hay correspondencia, sino incoherencia, en el discurso y el compromiso que propugna Estados Unidos en su lucha contra el terrorismo, “y en la actuación permisiva que mantiene ante personas de origen cubano que desde territorio norteamericano alientan, planifican, financian, organizan y realizan planes violentos contra Cuba y ss dependencias diplomáticas, incluso en nuestra sede ubica cerca de la Casa Blanca.
“Exigimos a las autoridades norteamericanas que investiguen y tomen medidas, hagan justicia contra elementos que profesan el terrorismo y acciones violentas que no han cesado de aplicar estos métodos en medio del reforzamiento del bloqueo”, afirmó.
Díaz-Canel sostuvo que el estímulo que representa la política de Estados Unidos para la comisión de acciones violentas contra Cuba “no es ningún absurdo. Por el contrario, ha sido recurrente en el contexto bilateral y es un patrón de conducta probado por la historia.
“Como expresó Fidel en 1998, en conmovedor e inolvidable acto de homenaje a las víctimas del atentado a un avión de Cubana frente a las costas de Barbados: ‘Lo que no podrán nunca imaginarse aquellos que cometen grandes crímenes contra los pueblos en la embriaguez de su impunidad y en el carácter efímero de su poder, es que la verdad siempre se abre paso, más tarde o más temprano’.
“Tres años de una administración demócrata que actúa con total apego a su antecesor republicano confirman que la hostilidad contra Cuba no responde a un partido, sino que es una política afincada en la pretensión hegemónica de un imperio incapaz de aceptar la soberanía de su pequeño vecino.
“Si alguien tuviera dudas, basta con leer lo dispuesto en el título II de la lLey Helms-Burton, que, entre otros aspectos, plantea la permanencia del bloqueo económico hasta que sea derrocado el Gobierno revolucionario, desaparezcan el Partido Comunista de Cuba y las organizaciones políticas y de masas, y sean devueltas las propiedades o haya recibido compensación todo el que alguna vez tuvo una propiedad en Cuba.
“También establece que durante el periodo que medie entre el derrocamiento del poder revolucionario y la devolución de las propiedades, habrá en Cuba un Gobierno de transición seleccionado e impuesto por el Gobierno de Estados Unidos que certificará si las disposiciones de esa perversa ley se han cumplido”, dijo el mandatario.
“A pesar de irrefutable evidencias –continuó– de absoluta prepotencia imperial, no faltan los dispuestos a reclamar o sugerir que Cuba ofrezca gestos o concesiones para ‘ayudar’ al Gobierno estadounidense a asumir una conducta más benévola y constructiva.
“Con frecuencia desconocen o simplemente no se quiere oír hablar sobre el impacto del bloqueo. Algunos ni siquiera lo mencionan como el aspecto central del conflicto entre los dos países y los impedimentos que impone a nuestro desarrollo. Más de 30 veces consecutivas, la mayoría de los Gobiernos del mundo han respaldado, mediante votos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, la resolución cubana contra el bloqueo.
“La prepotencia imperial desprecia este apoyo global, vira la cara a este reclamo mundial y mantiene su criminal política, la cual justifica desde una construcción discursiva de doble rasero, mentirosa y calumniosa que, tras una falsa preocupación y compromiso con los problemas del pueblo cubano, esconde sus reales propósitos de destruir la Revolución a cualquier costo”.
Díaz-Canel afirmó que “con la solidaridad y la comprensión de una parte significativa de la comunidad internacional, Cuba enfrenta los impactos del bloqueo recrudecido. Hoy nos corresponde enfrentar la concurrencia de estas problemáticas con las secuelas de la pandemia y la crisis global. Lo haremos con decisión y firmeza, con inteligencia e integralidad, con optimismo y confianza; compartiendo esfuerzos y aportes entre todos, en medio de un contexto adverso, pero seguros de que vamos a superar los desafíos con trabajo, talento y creatividad. O sea, con resistencia creativa”.
El mandatario cubano apuntó que “como el dinosaurio de Monterroso, el bloqueo seguirá, ahí ahora mil veces recrudecido, deteniendo nuestros sueños, poniendo obstáculos, impidiendo el desarrollo y la prosperidad merecida debido a que el Gobierno de Estados Unidos continúa lastrado por la falta de voluntad política para avanzar hacia una relación con Cuba que sea respetuosa y apegada a la Carta de las Naciones Unidas y al derecho internacional”.
El empeño –dijo– es cortar el acceso a capital y a financiamientos, asfixiar la economía y mutilar así la capacidad del Gobierno para dar respuesta a las necesidades fundamentales de la población. El efecto de esa política es visible en la depresión de varios servicios esenciales, entre ellos la electricidad, la salud, la educación, el abasto de agua, los servicios comunales, el transporte público, la producción de alimentos y de medicamentos, todos los cuales requieren de la importación de equipos, piezas, partes, combustibles o materias primas, para los que no alcanzan los escasos recursos financieros con los que podemos contar.
“Incluso, si la gestión económica del Estado fuera la más eficiente y efectiva del mundo, cosa de la que no puede presumir ningún Gobierno en el mundo, muchos de nuestros problemas persistirían por esa causa, por la causa del bloqueo, como se expresa en la contracción de los abastecimientos para el consumo de la población, el nivel de inflación y el insuficiente poder adquisitivo de la mayoría del pueblo”.
Ese –subrayó– “es el objetivo de la guerra económica, y los resultados se materializan con claridad, aunque no alcanzan a cumplir con la meta que se trazó el imperialismo desde el triunfo de la Revolución.
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