Fuente: Internet
Por Manuel
David Orrio del Rosario
La Habana,
24/01/12.- Día para este escribidor de paciencias y estupores, porque ciertos vaivenes de la "mecánica
nacional" le obligaron a aguardar
varias jornadas para el cobro ya retrasado de sus haberes de jubilado, a causa
de las vicisitudes de la llamada bancarización .
La bancarización es un
proceso que busca reducir el efectivo en circulación; a primera vista racional, pero tan mal organizado que por el momento
logró
justo lo contrario: más billetes en las calles y lógica desconfianza hacia la banca por el vendaval de
incomodidades que ha provocado.
Dinero en
mano, no duró mucho la euforia porque el
primer desembolso casi provocó un desplume: atacó la inflación galopante que campea por sus respetos en Cuba y adiós a la cuarta parte en la compra de una treintena de huevos.
Alto precio, la
adicción
a las tortillas: hasta conduce a pensar en la inmortalidad del cangrejo,
signada por el devaneo a propósito de la vernácula inflación, por
cuanto el pronóstico para este año del Dragón estima que se reducirá respecto al finiquito 2023, aunque rebasará al promedio
mundial previsto en una "bicoca": más de 10% que el estimado de Bloomberg para el
orbe, y a amarrar los cinturones.
Fuente: autor. Costo de la factura: Al cambio son 6 mlc x 248=2132,80 pesos, que representan 50,55% del salario medio (4219).
Abrid paso
al saber en los dineros: según el Dr. en Ciencias Económicas Juan Carlos Albizu- Campos, "los ingresos necesarios per cápita para tener una vida digna...son treinta y seis mil pesos cubanos, y
si se toma la línea de pobreza que está usando Naciones Unidas en el Inforne de Desarrollo Humano, que es de
3,1 dólares diarios, eso significaría 95 dólares mensuales
mínimo. Si lo multiplicamos por 250 pesos - ya en 270 - , que es lo que
vale el dólar en Cuba, tendríamos un salario mínimo de 23 750 pesos".
Visto desde
otro ángulo, el economista Dr. Omar Everleny Pérez Villanueva apuntó que "Si
tomamos 1989 como año base, el salario real de los cubanos en 2022 fue sólo de 185 pesos".
Según cifras oficiales, en el 2022 el sueldo medio nominal ascendió a 4219 pesos; o sea, que el real sería 4,38% del
nominal, de seguir a Pérez- Villanueva.
Esta caída del salario real es de largo plazo: abarca el
llamado Periodo Especial (1991 -95, mínimo), en que el Producto Interno
Bruto cayó 35%, más la recuperación económica posterior a 1995, y lo que duró - Cuba ahora
en recesión más inflación galopante -, y no logró alcanzar en el 2006 más que un 24 % del salario medio real
de 1989, según la agencia InterPress Service (IPS) (1).
A tenor de
las cifras, sí habría un descenso de largo plazo en ese indicador, y un toque de alarma ante la pobreza que
destacados economistas cubanos ya mencionan sin pelos en la lengua; más cuando el problema se agravó al filo del 2021-23, según datos y percepción popular.
Si en el 2006 el
salario real fue el 24% del nominal de 1989, mucho menos lo fue en el 2022
respecto a ese año base.
Así, al ajustar la equivalencia del dólar al peso, al 11 de enero de este año y de acuerdo con Albizu -Campos, el salario mínimo requerido
sería de 25650; el último sueldo medio reportado (2022) fue de 4219 y la pensión media de un jubilado alrededor de la mitad, con muchos entre
1000-2000, por lo que la calidad de vida fue cuesta abajo , en lo principal en
el derecho a la alimentación; su diz que paliativo fue la
distribución a precios subsidiados de los víveres que
integran la llamada canasta básica, más que
deficitaria.
Grosso
modo, esa "cesta" per cápita contiene, para un mes:
arroz 3,5 kilos ; 2 de azúcar ; 0,28 de granos ( por regla general chícharos); un jabón de baño; catorce paquetes de cigarrillos - los no fumadores los venden a entre
80-100 pesos cada uno para compensar
sus ingresos, o son objeto de trueques y
también solidaridades ; dos magros
paquetes de picadillo; uno de 10 salchichas pequeñas
("perritos"); 1 litro de aceite vegetal; 1 kilo de detergente; 7 huevos y algo más dígase con mucho optimismo. Lo demás ha de
adquirirse en los mercados de oferta y demanda, sea en las llamadas tiendas
MLC, sea en las en pesos cubanos, donde
una treintena de huevos no baja de 1800
pero puede costar 2500 o más, según el barrio(2).
De suyo se
desprende que el eufemístico abastecimiento ni para una semana alcanza: ya no es pensar en la
inmortalidad del cangrejo, sino en divagar sobre el racionamiento, lo cual
invita a más de uno a lanzar una sarcástica interrogante: ¿para qué, la "libreta"?
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Tal se apoda a la
cartilla de racionamiento por la cual se distribuyen los magros víveres, al
machacón
reiterar de que su entrega es a precios
subsidiados, cual si fuera beneficencia lo que es un derecho humano: alimentarse con decoro.
Subsidios a
personas necesitadas, no a productos o servicios - como es ahora -, más no eliminación de la "libreta": se
está repitiendo hasta el cansancio desde ya se sabe cuál altura y ¡cuánto se publica!, aunque destaca un grave retraso: durante un decenio no se prestó atención al llamado popular en favor del
cambio cuando sí fue oportuno - había sobradas condiciones -, y ahora se pretende finiquitar a
"productos y servicios" en un
escenario en que casi toda la población califica como
necesitada, y ¿requiere de subsidios?
Tarde y mal: hasta parece una adicción; otros tantos han ocurrido u ocurren con la
unificación monetaria y cambiaria; la autorización de las
micro, pequeñas y medianas empresas; la extensión de las cooperativas; la
descentralización de las decisiones en materia económica y en fin, el mar...
Idéntico a como se dice respecto a la política de Estados
Unidos contra Cuba - vulgo bloqueo y cuyo inmenso y cierto daño es proverbial -, varias generaciones nacieron y crecieron bajo el
imperio de una "libreta" que sí alimentó y tuvo justiciera razón de ser en los igualitarios y
"felices 60" del siglo pasado y bastante más acá; por entonces, en olvidado
libro, se consignó que la CIA renunció a hacer propaganda sobre el número de calorías y proteínas asignadas al común: eran, por mucho, poderoso argumento para que la mitad del llamado
Tercer Mundo se sublevara en pro de semejante derecho a la alimentación.
Parolee: bajo palabra. Marta A. González López. Ediciones Venceremos. La Habana, 1965.
Si hubiera
existido Internet, un ¡abajo el imperialismo! habría "tomado el cielo por
asalto".
Aunque sí parece, no es momento para divagar sobre la inmortalidad del cangrejo -
digo, la "libreta" -, porque
aunque parezca kafkiano, hay una cuota de razón en el
sarcasmo que formula una pregunta: ¿para qué la
"libreta", si "lo que da" ni para una semana alcanza ?
Tomar nota: da, no compra ¿Toda una precisión sociológica?
Sin embargo, por los también "felices 80" la
eliminación de la legendaria cartilla
estuvo sobre el tapete: fue una ilusión de abundancia que la firme oposición pública frustró, para suerte nacional porque lo
primero que acechó y después asaltó fue el crack de la Unión Soviética, más Cuba a la cuarta pregunta, más el llamado Período Especial, más un consumo de calorías y proteínas per cápita por debajo del mínimo que la Ciencia prescribe y en fin,
el copón bendito.
Para
asombro de los historiadores del próximo siglo, la "libreta"
será recordada como casi una salvadora de la nación, al menos al
garantizar la distribución de los víveres en forma igualitaria pero a la vez no del todo justa, ni
suficiente.
Guste a
quien guste, pese a quien pese, junto al sarcasmo que cuestiona la existencia
de la cartilla, existe la suspicacia: la paulatina pero constante reducción de los abastos normados inclina a pensar a un número de ciudadanos que está en marcha una conspiración para dictar el úcase eliminatorio de la
"libreta" y, por ende, de las garantías que la
acompañan, por magras que sean.
No es simpático apuntarlo, pero el hecho es terco, aunque desde aquí y acullá se insista en lo sacro del racionamiento.
Sarcasmos y
suspicacias aparte, la normación del yantar ha creado desde
siempre desajustes entre oferta y demanda, inflación reprimida,
mercadeo en contrabando, bienes para quienes no los necesitan y la obligación estatal de sostener una inmensa estructura que parece comercial pero
en verdad es burocrática, muy burocrática, signada por un ministerio
extendido hasta los barrios, no
menos de 12 mil establecimientos minoristas que son más papeleo que
servicio al pueblo, más informalidades o corrupciones
oscilantes entre millones o "centavos", según sea el
chance.
También es un gasto público que incrementa el déficit fiscal, previsto para el 2024 hasta 18% del Producto Interno
Bruto, cuando lo recomendable es no superar el 3-5%
Consecuencias harto
conocidas: la cartilla es objeto desde anatemas hasta sonadas burlas al estilo
del cubanísimo choteo que, desde la "noche de los tiempos",
es sinónimo
de una desacralización de la autoridad y de sus emblemas, además de una
expresión
de soterrada rebeldía; tanto, que el pitorreo dio lugar a un clásico de la
ensayística
cubana, el cual diseccionó de modo magistral esa arista diríase genética del nacido en Cuba: Indagación del
choteo, de Jorge Mañach.
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Gusta decir
un destacado académico que la mayor amenaza a la gobernanza criolla es la trompetilla, y en este apunte va "una
tonelada de diplomacia". Éso es el choteo, que en este caso se
burla de la solemne defensa de
aquellos argumentos a favor de una justicia social que requieren urgente revisión, habida cuenta de carencias y
desatinos, mientras prominentes abdómenes son indicios de un doble rasero sobre austeridades y
cortesanos genuflexan, en ejercicio de
una adulación que en castellano se llama guataquería.
Viejo
recurso es hacer humo aquí para ocultar el incendio allá. Ojo y no sea la apología de la "libreta" un recurso para desviar la atención de las causas de la inflación galopante y el déficit fiscal, por citar dos ejemplos, en los que los llamados
"errores y distorsiones", al decir gubernamental, tienen nombres y
apellidos.
Ojo, una
vez más, porque puede ser que en vez de un castigado y sufrido Liborio se presente un mambí, cuyo nombre
es Elpidio Valdés y lidere lo que el poeta y
revolucionario Rubén Martínez Villena demandó: una carga
para matar bribones.
Notas y
enlaces
1.- La
inflación y el salario real: 1989-2006.
https://www.ipscuba.net/ipscuba-net/hemeroteca/ck1-economia-y-desarrollo/la-inflacion-y-el-salario-real-1989-2006/
2.- Manuel
David Orrio del Rosario, sobre la base de su cartilla de racionamiento.
Estimado Orrio, estas escribiendo desde la emoción y la pasión y se nota un poco de incongruencia, a ese paso vas a perder lectores. No es una crítica, solo una alerta
ResponderEliminarGracias, tomo nota
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