Sin maquillajes ni triunfalismos, pero sin abandonar la confianza en el éxito, tuvo lugar en la mañana de este jueves el recorrido del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y del Secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista, Roberto Morales Ojeda, por el municipio Manuel Tames de la provincia de Guantánamo
MANUEL TAMES, Guantánamo.-¿De qué fibra está hecho el cubano? Se lo pregunta esta reportera cuando es testigo de cómo, en medio de las adversidades más evidentes, sucede muchas veces que el compatriota se resiste a solo hablar de lo malo, y casi por instinto -que no por simulación- toma el rumbo de conversar sobre los buenos intentos, sobre los sueños, sobre el atrevimiento y lo que puede hacerse para que Cuba avance.
Ese es el pensamiento nacido de lo visto, en la mañana de este jueves, durante el recorrido del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, del miembro del Buró Político y Secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista, Roberto Morales Ojeda, y de otras autoridades, por el territorio más oriental del país.
Esta vez -como ya ha anunciado la dirección del país- las visitas buscan hacer énfasis en las deficiencias. No es para desanimar sino todo lo contrario: esta vez, la segunda en el año a la provincia, es para encontrar los filones luminosos y las fuerzas que pueden organizarse mejor para, como ha dicho desde hace tiempo el Jefe de Estado, ir arrancando cada día un pedacito a los problemas.
En el municipio Manuel Tames -pequeño universo seleccionado para el recorrido en la provincia- el primer punto del itinerario fue la Unidad Empresarial de Base (UEB) de igual nombre, perteneciente a la Empresa Provincial de la Construcción.
Allí, donde el plan de construcción de viviendas no pudo cumplirse en el 2023, donde han faltado encadenamientos con otras fuerzas productivas, donde hay que incentivar iniciativas y encontrar caminos para cumplir con el compromiso que se han trazado -doce casas para el primer semestre del 2024-, el mandatario habló sobre un asunto que trasciende los predios de una UEB y que concierne a la sociedad toda, pues se trata del fenómeno del delito.
Díaz-Canel preguntó sobre el extravío de decenas de bolsas de cemento que estaban en un almacén. Estando al tanto de detalles en torno a lo sucedido, a los responsables y a las medidas tomadas, el mandatario enunció que el robo es un fenómeno ante el cual no debe actuarse con permisividad, que no puede verse «como normal». Es un problema, dijo, ante el cual hay que discutir a fondo, ante el cual no se puede ser pasivo.
Sobre las 45 bolsas desaparecidas, el dignatario sacó una cuenta rápida y comentó al director de la UEB: «Ahí les robaron una vivienda…». Y esa idea dio pie a otras tan importantes como la necesidad de no solo hacer las cosas sino tambiénhacerlas con calidad. La chapucería -ese mal que nos persigue como una maldición gitana- es de las deficiencias -razonó el mandatario- que deben eliminarse.
Como no hay nada más saludable que la verdad, el ánimo en la conversación llevó a abordar otras aristas como el esfuerzo que allí se hace por el autoconsumo y por, en una lucha contra el tiempo, enfrentar la adversa situación habitacional del municipio. En un encuentro que no lastró espíritus, Díaz-Canel recordó el valor de aspirar a casas “bien hechas, con piso, con el baño de placa; viviendas bonitas y confortables”.
Ese empeño por soñar lo mejor a pesar de todo, se apreció con total nitidez en el segundo punto de la visita: el central azucarero Argeo Martínez, cuya zafra arrancó este año despertando esperanzas de cumplir con un plan de más de 8 200 toneladas -no se ha llegado a la meta de cumplir planes desde el 2015-, y queva por más de mil 700 logradas. Como allí reflexionó el Jefe de Estado, no es que no vayan a lograrlo, pero desde ahora se hace imprescindible organizar bien la estrategia «de la zafra para poder cumplir».
Leonides Peña Rivera, director de la empresa azucarera, ofrecía múltiples datos en un intercambio donde el mandatario hablaba sobre la importancia de velar por el rendimiento industrial, de barrer con la caña vieja que va quedando, de garantizar la caña necesaria, de producir azúcar y comida -que impactan directamente en el bienestar de la población-.
El director del ingenio contaba con admirable entusiasmo sobre la tradición del corte a mano; sobre empeños productivos; sobre encadenados con la ciencia, hechos pensando en la población diabética;sobre la creación de un frente único en la preparación de la tierra; y sobre un círculo infantil que ya va por el 70 por ciento en el curso de su ejecución y que será de indudable beneficio para las familias de la zona.
Tres diálogos entre el Presidente Díaz-Canel y los pobladores del municipio se produjeron durante la jornada del recorrido. Cuando el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista sale a la calle y se reúne con el pueblo, él explica a la multitud sobre el sentido de las actuales visitas, y sobre ideas que hoy son de urgencia y valor para el país. Él contagia con un optimismo realista, escucha las frases que emergen del pueblo, y recuerda que nada caerá del cielo, que solo trabajando y produciendo, con esa elección tan digna, saldremos adelante.
Telúrico fue el encuentro con los pobladores a la salida del restaurante «El Jamaicano» -espacio donde el Presidente había asegurado que las cosas pueden hacerse mejor, creativamente, porque el pueblo se lo merece, y porque es posible aprovechar muchas prerrogativas y oportunidades-.
«Vamos a salir adelante, pero tenemos que trabajar y producir», dijo Díaz-Canel en reunión con autoridades municipales. Y hay que mirarse por dentro, sin triunfalismos, como planteó Roberto Morales Ojeda. Y pensar, como expresó el dignatario, en cómo convertir a la Mayor de las Antillas en un verdadero taller de la resistencia y de la creación.
Cuando una ve el corazón mismo de la resistencia cubana, al pueblo hecho de gente de alma cristalina y humilde, a gente que asegura que «juntos podemos más», a gente que sonríe y que no se rinde, entonces vuelve a la pregunta hermosa, que suena como un campanazo en los días que corren: ¿De qué fibra estamos hechos?
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