En los primeros días de este nuevo año, una serie de importantes avances científicos ha demostrado la inmensa capacidad de la humanidad para entender el mundo y utilizar este conocimiento para resolver las principales problemáticas sociales que pesan en la vida moderna:
· El primero de enero, la nave espacial de la NASA, New Horizons, cruzó frente el objeto Ultima Thule del cinturón de Kuiper. Fue el segundo cuerpo astronómico observado por el New Horizons, después de Pluton y el asteroide más distante jamás analizado por un explorador robótico lanzado desde la Tierra. Los datos de las pruebas realizadas por un equipo internacional de cientos de científicos e ingenieros ya han comenzado a dar nueva información para las investigaciones que describen la historia temprana de nuestro sistema solar.
· El 3 de enero, la Administración Nacional Espacial China fue exitosa en su misión de exploración lunar Chang’e 4 de aterrizar una sonda en el lado más lejano de la luna y colocar el vehículo explorador Yutu-2 en la superficie. Se tomaron muestras científicas que están siendo operadas en cooperación con investigadores en China, Alemania, Holanda, Arabia Saudita y Suecia. Envió de vuelta las primeras imágenes de cerca del lado menos explorado de la luna por medio de un satélite de retransmisión posicionado para comunicar al explorador con la Tierra. El New Horizons y Chang’e 4 se cuentan entre docenas de naves espaciales, sondas y exploradores actualmente estudiando la Tierra, el Sol, la Luna, Marte, Venus, Júpiter, asteroides, cometas e incluso las regiones adyacentes a nuestro Sistema Solar.
· El 4 de enero, los científicos botánicos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos y la Universidad de Illinois mostraron que es posible crear plantas diseñadas genéticamente que corrigen un “error” en la fotosíntesis. Esta falla causa que las plantas produzcan toxinas dentro de ellas que luego debe limpiar. Los cultivos sin esta falla podrían aumentar su productividad 40 por ciento, lo que tiene el potencial de mitigar el cambio climático y abolir el hambre mundial.
· El 14 de enero, los científicos que operan el Chang’e 4 anunciaron la germinación exitosa de cultivos para comida y telas en la Luna, bajo la baja gravedad y luego de recibir radiación solar. Se pudo hacer crecer algodón, papa y la colza en un ambiente diminuto, artificial y autosuficiente enviado como parte de la carga científica de la nave. A pesar de que el experimento cumplió su lapso, fue un paso crítico hacia el establecimiento y mantenimiento de la vida humana en la Luna, Marte y más allá.
· Simultáneamente, el aprendizaje de máquinas y la inteligencia artificial se están integrando cada vez a los distintos aspectos de la vida moderna, incluyendo la medicina, el transporte y la manufactura. Los científicos informáticos están explorando constantemente nuevas formas para utilizar esta tecnología y no se han topado con límite alguno. Ciudades enteras están viéndose propulsadas cada vez más por la inteligencia artificial. Los automóviles autónomos o sin conductor están al borde de su implementación masiva.
Cada uno de estos avances demuestra el potencial que existe para aliviar la necesidad de trabajos extenuantes, reducir enormemente el tiempo y los recursos humanos en la construcción de hogares, escuelas y hospitales, robotizar la agricultura y el transporte y desarrollar nuevos avances en la medicina y la salud humana. Son poderosos reproches a la incesante glorificación contemporánea del irracionalismo, sea por medio de la cultivación de prejuicios retrógrados y religiosos o la promoción del posmodernismo y su rechazo de la verdad objetiva. Estos avances son una imponente confirmación del entendimiento materialista del mundo de que hay leyes objetivas de la naturaleza y que los humanos podemos comprenderlas y emplear este conocimiento en la práctica para transformar al mundo y mejorar la vida humana.
Al mismo tiempo, estos logros se contraponen marcadamente a ciertas realidades sociales que acompañaron el comienzo de este 2019:
· Los datos más recientes compilados por la UNICEF, la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial muestran que uno de cada nueve seres humanos o 815 millones de personas en total sufren desnutrición o hambre crónica y que 9,1 millones de personas se mueren de hambre cada año. Estas cifras incluyen a 150 millones de niños con desnutrición y 3,1 millones de niños que mueren cada año como consecuencia.
· Hay 68,5 millones de personas en todo el mundo que buscan escapar guerras, persecuciones y opresión. La ONU estima que 210 millones de personas más han sido desplazadas por el cambio climático.
· Las ideologías fascistas y ultraderechistas están nuevamente siendo promovidas por las élites políticas en cada país. Partidos de extrema derecha forman parte de los Gobiernos de Italia, Austria, Brasil, Polonia, Hungría, Japón, Finlandia, Bulgaria, República Checa, Eslovaquia, Filipinas y Grecia. Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en inglés) ha sido recibida con brazos abiertos en varios comités del Parlamento alemán, mientras que sus políticas de refugiados y seguridad interna han sido adoptadas por el Estado alemán. En Francia, el presidente Macron rindió homenaje abiertamente al dictador fascistas durante la Segunda Guerra Mundial, el mariscal Philippe Pétain.
· Miles de científicos de la NASA (Agencia Nacional de Aeronáutica y Espacio), NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), la NSF (Fundación Nacional de la Ciencia), la USDA (Departamento de Agricultura de EEUU) y los Institutos Nacionales de la Salud se encuentran actualmente suspendidos por el cierre del Gobierno. Docenas de experimentos de largo plazo que son críticos para monitorear el clima terrestre, la agricultura y la salud pública están viéndose cada vez más afectados. Este desastre para la investigación científica se produce mientras tanto los demócratas y republicanos se expresan a favor de que los últimos avances tecnológicos como drones y sensores deben ser utilizados contra los refugiados que buscan desesperadamente escapar la opresión y pobreza respaldadas por EEUU en Centroamérica.
Estas son solo algunas de las contradicciones de la vida en el siglo veintiuno. Incluso cuando la tecnología es utilizada para explorar el espacio profundo, desarrollar formas más avanzadas de coordinación global y destrabar el potencial de los procesos biológicos más importantes, está siendo utilizada cada vez más para intensificar la militarización, censura y opresión tanto dentro de EEUU como en el resto del mundo.
Cada descubrimiento en la exploración espacial está siendo entrelazado con una mayor militarización internacionalmente y el creciente peligro de una guerra mundial. Por cada cohete destinado a estudiar los cosmos, muchos más son desarrollados y construidos para destruir una parte o toda la humanidad. Las ciencias botánicas no están siendo utilizadas para alimentar a las decenas de millones de humanos muriéndose de hambre en los seis continentes, sino para aumentar las ganancias y el control del mercado por un puñado de monopolios agroindustriales, así como para desarrollar armas biológicas y químicas. La ciencia bajo el capitalismo no es utilizada para disminuir, sino para aumentar la desigualdad social.
La inteligencia artificial desempeña un papel siniestro. Empresas como Amazon, Uber y Lyft están utilizándolas cada vez más para seguir cada paso de sus empleados y obligarlos a trabajar más tiempo y con mayor intensidad. Decenas de miles de empleos serán eliminados con la automatización. La inteligencia artificial también está siendo utilizada a plena estala por Google, Facebook y otras empresas tecnológicas en colaboración con el ejército estadounidense y las agencias de inteligencia para censurar publicaciones izquierdistas, anticapitalistas y socialistas, rastrear a los inmigrantes con reconocimiento facial, espiar a prácticamente todo ser humano y librar guerras contra la población mundial a una escala cada vez mayor.
Ambas facciones de la élite gobernante estadounidense están en guerra contra la ciencia. Trump y los republicanos niegan el cambio climático y promueven abiertamente el oscurantismo religioso. El liberalismo oficial y la academia están atrincherados junto a los posmodernistas que rechazan cualquier concepto de verdad objetiva y cualquier aplicación de la ciencia al pensamiento humano, la sociedad y la cultura, negando particularmente el papel revolucionario de la clase obrera.
Por el contrario, los marxistas insisten que la ciencia puede y debe ser aplicada a la sociedad, ante todo a las estructuras socioeconómicas en las que la humanidad se encuentra atrapada. Esto significa luchar por abolir el dominio ideológico de la élite empresarial y estudiar los eventos en desarrollo desde el punto de vista de las fuerzas de clase presentes. A su vez, esto significa el estudio del marxismo, el cual basa su política revolucionaria en un análisis de la realidad objetiva y los intereses de clase, y significa un giro hacia la clase obrera, la única fuerza social progresista, revolucionaria e internacional del planeta.
La clase obrera le ofrece a la humanidad una alternativa a la guerra, la pobreza y la miseria social que son endémicas en el capitalismo. Cabe notar que, durante la huelga en marcha de los docentes en Los Ángeles, los docentes no solo exigen un mejor salario y clases más pequeñas, sino la defensa de la educación pública contra los intentos de la oligarquía capitalista a eviscerarla. Mientras que la élite gobernante está decidida a arrastrar a la sociedad hacia atrás, la clase obrera, en su lucha por el socialismo, ofrece el camino adelante.
Solo es en una sociedad socialista que los vastos logros científicos y tecnológicos de la humanidad pueden ser transformados de herramientas para imponer la explotación de clases y emprender guerras a instrumentos para asegurarles a todas las personas una vida próspera y plena.
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