Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 28 de abril de 2019

ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA Y EL NAZIFASCISMO


Durante mucho tiempo se ha venido conociendo la perseverante animación y decisión de los gobiernos de los Estados Unidos de América, de involucrarse en procesos organizativos políticos y sociales, que parecieran destinados peligrosamente a la imposición global del unilateralismo, el hegemonismo y formas radicales de un nacionalismo tajante y violento que riesgosamente pudieran inclinar a sus administraciones a formaciones NEOFASCISTAS que finalmente causarían grandes estragos y contradicciones antagónicas y crueles.

Ahora bien, pudiéramos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cómo esa poderosa nación llega a esa vocación tan anormal, sobre todo en relación con el NEOFASCISMO?

Sin entrar en análisis cronológicos exhaustivo que convertirían este documento en un legajo insoportable, y por otro lado, teniendo muy en cuenta las limitaciones del redactor, considero que esta enfermedad, este morbo, se inicia con el carcinoma de la ESCLAVITUD, con el problema racial,  que a la vez es parte inseparable y esencial de la filosofía impuesta por los nazis de Hitler y los fascistas de Mussolini.

En la sociedad de los Estados Unidos, el flagelo de la esclavitud estuvo presente de forma drástica y casi absoluta por más de siglo y medio, pues a pesar de que en la década de los 60 del siglo XIX, el entonces presidente Abraham Lincoln abolió por ley ese crimen de lesa humanidad, no es hasta mayo de 1886, que el Tribunal Supremo determinó el principio de segregación social: SEPARADOS PERO IGUALES; perdurando hasta 1954 (casi un siglo después), en que ese Tribunal determinó la esclavitud como inconstitucional; y hasta 1967, después de grandes protestas, se aprueba la ley de Igualdad de Derechos.

O no recordamos de hecho, entre muchísimos otros aspectos negativos, cómo el ejército estadounidense practicaba el racismo: el plasma sanguíneo “blanco” y “negro” eran separados cuidadosamente en los hospitales militares. Como las propuestas para endurecer las leyes anti-linchamiento eran repetidamente rechazadas por el Congreso; y por último, como el famoso pelotero negro estadounidense Jackie Robinson no pudo entrar en las llamadas Grandes Ligas, hasta finales de la década del 50 del pasado siglo XX.

Precisamente, considero que resultaría provechoso empatar el anterior segmento relacionado con la ESCLAVITUD, y una aseveración aparecida en el controvertido libro escrito por Adolfo Hitler, en el año 1924, titulado “Mi Lucha” (Mein Kampf), como sigue:

“Existe una nación extranjera en la cual se deja ya sentir, por lo menos tímidamente, la iniciación de un mejor criterio: es en los Estados Unidos de Norteamérica, donde se nota el empeño de buscar en ese orden el consejo de la razón, al prohibir terminantemente la entrada en su territorio de inmigrantes afectados de enfermedades infecto-contagiosas, y excluir de la naturalización, sin reparo alguno a los elementos de determinadas razas; los Estados Unidos reconocen en parte el principio que fundamente la concepción racial del Estado Nacional Socialista”; y continua:

“La América del Norte cuya población se compone en su mayor parte de elementos germanos, que se mezclaron solo en mínima escala con los pueblos de color, racialmente inferiores, representa un mundo étnico y una civilización diferente de la que son los pueblos de América Central y la del Sur, países en los cuales los emigrantes, principalmente de origen latino, se mezclaron en gran escala con los elementos aborígenes.

TREMENDO ELOGIO DEL FUHRER A LOS GOBIERNOS DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.

Siguiendo las huellas a estos enfermizos elementos, he creído necesario rememorar como en los Estados Unidos se gestó un complot fascista para conquistar el poder.
Me refiero a la conspiración en que estuvo involucrado el General Smedley Butler en 1935. Este general declaró ante una comisión del Congreso que varios banqueros de Wall Street, fundadores de la ultra-derechista y fascista Liga Norte Americana de la Libertad y autoridades de la otra fascista Legión Norteamericana, se habían confabulado para apoderarse del gobierno poco después que el Presidente Roosevelt implantara el “New Deal”.

El testimonio del General, condecorado en dos oportunidades por el Congreso de los Estados Unidos, declaró que mantuvo conversaciones con una persona llamada Gerald C.Mc Guire, en las cuales ese había sugerido la formación de un ejército FASCISTA dirigido por el mismo General Butlers. Todo esto fue abortado oportunamente.

El tema que le sigue ratifica incuestionablemente como las élites de poder de los Estados Unidos, en su mayoría, llevaba en sus entrañas la purulencia de las deformidades y aberraciones antinaturales de las conductas, prácticas y las ideas de lo que hoy se conoce como el NAZIFASCISMO; pero que de verdad muchas de sus prácticas, de una forma u otra, venían siendo realizadas con anterioridad.

Es por eso que no se nos puede olvidar que el fuhrer alemán, Adolfo Hitler, y sus ideas nazi-fascistas fueron  particularmente admiradas por los propietarios, directivos y accionistas de las grandes empresas y corporaciones estadounidenses, que ya en los años 20 y 30 habían hecho considerables inversiones en Alemania o se habían asociado con empresas alemanas.

No podía extrañarse que fascistas y filo-fascistas, como los presidentes de DUPONT, ITT, Texaco, General Motors, IBM, etc. y sobre todo Henry Ford, admiraban a Hitler. Algunos de ellos condecorados con las más altas distinciones que la Alemania Nazi podía otorgar a un extranjero.

No fue por casualidad que los fabricantes de automóviles y las petroleras norteamericanas participaran del triunfo alemán. Sin los camiones, tanques, aviones y otros equipos suministrados por las subsidiarias alemanas de Ford y GM, y sin las grandes cantidades de materias primas estratégicas suministradas por Texaco y Standard Oil, vía España, las fuerzas alemanas de tierra y aire no habían podido tan fácilmente derrotar a sus adversarios en 1939 y 1940.

Entre otros muchos procesos que puedo evocar sobre esta vocación nazi-fascista tan anormal en ese país, me referiré al llamado “PROYECTO PARA EL NUEVO SIGLO AMERICANO”, que delineó desde junio de 1997 –cuatro años antes del 11 de septiembre de 2001- los objetivos, etapas y medios necesarios para lograr imponer el dominio final del Capitalismo Occidental, encabezado por los Estados Unidos, sobre todas las regiones del mundo.

En aquel momento, fueron los llamados NEOCONSERVADORES los que impulsaron y astutamente impusieron ese Proyecto, que si se analiza con detenimiento, pudiera afirmarse que constituye el primer gran paso para proseguir con logros más radicales, hasta llegar a la máxima motivación de formas NEOFASCISTAS, anheladas por sus elementos más ultraderechistas.

En la extensa lista de fundadores y adherentes al Proyecto que recoge desde la Declaración de Principios del 3 de junio de 1997, hasta la Segunda Declaración sobre Iraq, del 28 de marzo de 2003, se encuentran nuestros muy conocidos: John Bolton y Elliot Adams, y una larga lista de supremacistas blancos, neoconservadores y fascistas encubiertos.

Años después, en noviembre del 2000, al presentarse el fraude electoral que eligió a George W. Bush, como presidente de los Estados Unidos, se aprovechó esta magnífica oportunidad para reclutar a varios declarados neofascistas en su administración, logrando el desbarajuste y las acciones más controvertidas, inhumanas, infelices y agresivas en los 8 años en que se mantuvo de mandatario.

Con la conspiración de los atentados a las Torres Gemelas, en septiembre 11 de 2001, evento catastrófico y catalizador (el nuevo Pearl Harbor), tan anhelado, los neofascistas iniciaron lo que suelen llamar entre sí “La Cuarta Guerra Mundial”.-

Y a la vez, lo que había comenzado en 1997, como un plan maestro de objetivos de guerra en el Medio Oriente y de hegemonía global, se estaba convirtiendo en la política oficial exterior de los Estados Unidos, bajo el código propagandístico de “LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO”.

Es bueno aclarar que la llamada “Cuarta Guerra Mundial” fue dado a conocer por el fascista James Woolsey, ex director de la CIA y firmante del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, en una conferencia en la Universidad de California, el 2 de abril 2003. Según este personaje: “es una guerra para extender la democracia hacia aquellas regiones del mundo árabe y musulmán que amenazan la civilización liberal que tanto nos esforzamos por construir y defender, a lo largo del siglo XX, en la Primera Guerra Mundial, la Segunda y la Tercera (esta última la llamada Guerra Fría)”.

Al tratar de exponer mis criterios sobre estos 36 infelices años en que se encuentra de presidente el señor Donald Trump, decidí ajustarme  a parte de lo que expuse en mi documento “Qué nos deparará la historia”, del 10 de abril, y que paso a destacar:

·         “Se observa una actitud predestinada a desmantelar los procesos tan internamente arraigados en esa sociedad y sus administraciones, maniobrando hábilmente para construir plataformas mucho más radicales, extremistas y fundamentalistas, que se transformen, en última instancia, en un engendro FASCISTA, lo que seguramente será bendecido por los nuevos poderosos grupos que apuestan por esa nefasta doctrina”.

RESUMIENDO;

Con éste no muy extenso documento, he tratado de confirmar que NO SOLO AHORA, con la presencia de estos personajes en la ACTUAL administración de los Estados Unidos, es que los gobiernos de los Estados Unidos tengan estas características, sino que desde hace muchísimos años, casi desde que son independientes, los que han estado dirigiendo a esa nación, se han distinguido por el empleo de métodos FASCISTAS de autoridad, con más o menos intensidad; y lo más deplorable es que han sabido inculcarle a una parte no despreciable de su pueblo, estas odiosas creencias.

Por otro lado, ¿cómo es que ahora los FASCISTAS se declaran PRO-SIONISTAS; y por el contrario los SIONISTAS se proclaman PRO-FASCISTAS?

¡A LO MEJOR BOLSONARO NOS LO PUEDE ACLARAR!

La Habana, Cuba, 28 de abril de 2019. “Año 61 de la Revolución”.

Julio Sergio Alcorta Fernández


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