LA ERA DE TERAPIA DE CHOQUE QUE SUFRIÓ RUSIA
En el libro “El plan para controlar el mundo o cómo se gastaron miles de millones de dólares para cambiar el resultado de las elecciones en todo el mundo”, su autor, Daniel Kovalik dedica un capítulo entero a las elecciones de 1996 en Rusia que reeligieron al impopular Boris Yeltsin.
La caída de la Unión Soviética en 1991 dio inicio a una era de “terapia de choque” en la recién fundada Federación Rusa, que era en verdad un eufemismo para el robo al por mayor y la transferencia a las manos de oligarcas y corporaciones multinacionales de la riqueza socializada. Millones de personas murieron en Rusia a causa del repentino abandono que sufrieron las prestaciones de atención médica, vivienda, empleos y otros servicios básicos.
En 1996, el presidente estadounidense William (Bill) Clinton se aseguró de que Boris Yeltsin mantuviera un control casi total sobre el poder estatal en Rusia proporcionándole consultores políticos estadounidenses y más de mil millones de dólares en efectivo del Fondo Monetario Internacional directamente para su campaña electoral. Ese amplio apoyo político y monetario de Estados Unidos permitió a Yeltsin componer las elecciones a su favor en el mejor estilo yanqui pese a su decrecida popularidad.
La descripción del plan estadounidense para el control del mundo retrotrae a los lectores del libro de Kovalik a la República Democrática del Congo, donde el golpe de estado de la CIA contra Patricio Lumumba sumó otra víctima a la larga lista de fechorías de Estados Unidos. Viaja así mismo a Guatemala, al derrocamiento de Jacobo Arbenz por la CIA que llevó la matanza posterior de un cuarto de millón de guatemaltecos bajo los auspicios de varias dictaduras militares.
Avanzando un poco más en el tiempo, Kovalik nos muestra que la reciente elección del fascista Jair Bolsonaro en Brasil no fue una aberración descolocada en el tiempo ya que Estados Unidos ya había sido el responsable principal del ascenso del fascismo en Brasil a través de su papel directo en la puesta de la nación en 1964 bajo el control de una dictadura militar que se encargó del derrocamiento y muerte de Salvador Allende en 1973 y a la implantación de la cruel tiranía militar de orientación fascista y genocida de Augusto Pinochet donde había existido un régimen progresista orientado al socialismo. Todas las herramientas del esqueleto del establishment militar de Estados Unidos son reveladas en este plan… Estados Unidos las utiliza para derrocar gobiernos elegidos democráticamente cuando valora que representan amenazas para los intereses corporativos. Estas herramientas incluyen las agencias de inteligencia de Estados Unidos, las llamadas Organizaciones No Gubernamentales (ONG), como el Fondo Nacional para la Democracia (NED) y las diversas ramas de las fuerzas armadas, por solo nombrar algunas. Independientemente de las herramientas empleadas, la misión es siempre la misma: desestabilizar a las naciones independientes que se niegan a doblegarse ante los dictados del imperialismo estadounidense.
Las historias de Nicaragua, la República Democrática del Congo y Vietnam son diferentes pero su desarrollo económico y político ha sido moldeado por la común acción destructiva de Estados Unidos.
No es probable que los trabajos históricos de Dan Kovalik se vendan en las librerías y en los estanquillos Estados Unidos ni en otros puntos de venta bajo control corporativo. Ello se debe a que Kovalik, sin disculparse, se pronuncia en contra del imperio estadounidense y todo lo que lo sostiene. Al hacerlo, The Plot to Control the World de Kovalik sigue los pasos de antiimperialistas como Michael Parenti y William Blum. Blum, un ex empleado del Departamento de Estado, que pasó posteriormente a contarle a la humanidad sus experiencias de cómo opera el imperialismo estadounidense en el escenario global. El New York Times no perdió tiempo en calumniar a Blum en su obituario. Esto mostró lo lejos que llegarán las élites gobernantes para desacreditar, difamar y condenar a los críticos del complejo industrial militar y lo importante que es para quienes se oponen a la guerra, dejar de lado cualquier expectativa de que los medios corporativos divulguen el trabajo de Kovalik o de cualquier otro autor que se pronuncie contra la guerra.
Firmemente arraigada en la ideología del excepcionalismo americano, la supremacía blanca es la principal entre todas las mentiras del Imperio y una de las razones por las que la izquierda en Estados Unidos es débil es porque ha sido aislada numérica y políticamente. Pese a la crueldad de los regímenes de austeridad y cárceles, muchos estadounidenses siguen convencidos de que Estados Unidos es la nación más excepcional del mundo y no se resisten a que sus militares libren guerras en el extranjero a expensas de los dólares de sus impuestos y las vidas de civiles
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