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jueves, 20 de mayo de 2021

Finca agroecológica cubana se convierte en usuaria de zona especial de Mariel

Un reciente paquete de 63 medidas persigue estimular la producción agrícola, cuya insuficiencia provoca desabastecimiento y precios elevados.




Finca Marta está comprometida con el desarrollo agrario local y la agricultura del país, afirma el científico y agricultor Fernando Funes.

Foto: Cortesía de Fernando Funes para IPS Mundial

Finca Marta, un proyecto agroecológico liderado por el científico y agricultor Fernando Funes y uno de los usuarios de la Zona Especial de Desarrollo (ZED) Mariel, no ha detenido su consolidación en tiempos de pandemia y sigue los pasos hacia una comunidad agraria sustentable.

Hace menos de una década, las 7,71 hectáreas que hoy conforman la finca –bautizada en honor a la madre de Funes, la científica cubana Marta Monzote-, eran apenas una loma llena de piedras, hoy convertidas en un paradigmático espacio productivo.

Ubicada en el cuadrante H de la ZED Mariel, dedicado a la agricultura y el turismo, coexisten en la finca unas 60 variedades de hortalizas, ganado, abejas de la tierra y energías renovables, todo lo que ha tenido un impacto dinamizador en fincas vecinas.

A inicios de 2021, esta ecofinca de Caimito, en la provincia de Artemisa, recibió de la Zona Especial de Desarrollo Mariel la concesión de usuario, como parte de la Resolución no.1 de 2021.

“Somos los primeros usuarios de la ZED en calidad de personas naturales y nos ha sido aprobada la producción, beneficio, procesamiento y comercialización de hortalizas y vegetales, frutas y productos apícolas, no solamente de la producción de la finca, sino también áreas agrícolas, una gran responsabilidad”, explicó Funes.

Fernando Funes, ingeniero agrónomo y doctor en ecología de la producción y conservación de recursos, lidera Finca Marta, iniciada en 2011.

Esa concesión, abundó, no solo da la potestad de comercializar las producciones de manera directa a cualquier segmento de mercado, sino que permite contribuir en el diseño y la asesoría de otros productores en prácticas agrícolas sustentables.

“Esta oportunidad que nos están dando de ser usuarios de la zona de desarrollo Mariel nos compromete muchísimo, nos da mucho trabajo, no paramos y estamos logrando el impacto que puede tener Finca Marta en el territorio y más allá”, declaró el científico.

A 45 kilómetros al oeste  de La Habana y con marco regulatorio propio, la ZED Mariel constituye una plataforma productiva y logística para el establecimiento de empresas cuyas producciones y servicios se destinarán al mercado interno o la exportación.

En estos tiempos de pandemia, cuando clientes como restaurantes y hoteles están prácticamente parados, la ecofinca comercializa sus productos en el mercado El Palenque, en Playa, así como en empresas radicadas en Mariel, “generando empleo y activando ingresos para las inversiones previstas este año”.


Coexisten en la finca unas 60 variedades de hortalizas, ganado, abejas de la tierra y energías renovables.

Crecer con los otros

Desde hace años, Funes sueña con una comunidad agraria sustentable y asegura “eso lo vamos a hacer, se necesitarán recursos para invertir, pero poco a poco se va haciendo”.

Según comentó, han solicitado áreas cercanas a la finca, unas 100 hectáreas, abandonadas y convertidas en tierras baldías, cubiertas de plantas invasoras como marabú y aroma, para repartirlas entre productores y ponerlas en explotación.

Finca Marta recibiría otras 10 hectáreas, con lo que llegaría  a  una extensión de 18 hectáreas, y al resto, se les entregarían entre cinco y 10 hectáreas.

Según el científico, Finca Marta está comprometida con el desarrollo agrario local y la agricultura del país, a partir de una perspectiva en la cual se articulan diversos actores, entre ellos los agricultores, muchas veces desconectados de la toma de decisiones.

“Hay que unir a esos actores locales con las instituciones nacionales e internacionales, con otros actores a nivel territorial y con las empresas comerciales, porque la agricultura, como actividad económica, necesita de una gestión que vaya más allá del territorio y valorice los resultados de la agricultura y la producción de alimentos”, dijo.

Funes apuesta por una articulación que vaya más allá del relacionamiento con la tierra para la producción de alimentos.


Finca Marta.

“Ahí están las cuestiones ambientales, culturales,  educativas y también las que tienen que ver con el mercado y cómo podemos dinamizar el mercado,  a partir del respeto a la naturaleza, una preocupación por la calidad de los alimentos, por producir alimentos sanos de manera sustentable”, indicó.

Para ese sueño, tejen alianzas con diferentes actores, entre ellos, la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, (FANJ) una organización no gubernamental que defiende el legado de su fundador mediante la investigación y desarrollo de programas y acciones que fomenten valores hacia una cultura de la naturaleza.

La FANJ y Finca Marta, consideró, “confluimos en todos estos propósitos y  como estamos de acuerdo en que es un paradigma que nuestra sociedad cubana y mundial debería continuar fortaleciendo, entonces vamos a realizar todos los esfuerzos que podamos para lograrlo”.

Para sellar esa alianza, FANJ y Finca Marta firmaron el 20 de abril un convenio de colaboración que tiene como fin dar continuidad a la colaboración, cooperación e intercambio que contribuyan a enriquecer las acciones que desarrollan.

La ecofinca comercializa sus productos en el mercado El Palenque, en Playa, así como en empresas radicadas en Mariel.

Mirada con luz larga

En coordinación con la fundación y otras instituciones y organizaciones, se construye una matriz, basada en pilares como un equipo técnico coordinador, a cargo del diseño, manejo y planificación de la producción agrícola, enfocada en la sustentabilidad de los sistemas agrícolas desde la producción, beneficio, procesamiento y comercialización.

Según Funes, otros pilares son las inversiones, para activar los sistemas productivos y el completamiento tecnológico de las fincas, en beneficio del uso de los recursos naturales, las energías renovables y una agricultura sustentable.

Otra de las esencias es la logística que, de ser dinámica, evitaría la pérdida de alimentos desde la cosecha hasta la comercialización en los diferentes tipos de mercado: de familias, de los restaurantes, de los hoteles, los mercados de alimentos en las ciudades, el de las empresas procesadoras de alimentos de Mariel y el mercado de exportación.

Hacia ahí se enfoca esta iniciativa “a partir de una interacción dinámica y fluida con la pequeña y la mediana escala en el territorio, fincas pequeñas y medianas que tienen una lógica productiva, social económica y que el proyecto intenta articular y unir desde una visión y una gestión innovadora”.

“Tenemos un compromiso grande a partir de esta prerrogativa que nos han dado la ZED Mariel y el gobierno de intentar nuevas vías para el desarrollo de la agricultura  y lo fortalecemos con la actividad de la Fundación Núñez Jiménez y todo lo que puede aportar desde muchas perspectivas”, consideró Funes.

Con la firma de este convenio -en el aniversario 98 del nacimiento del geógrafo y científico Antonio Núñez Jiménez-, “resumimos una filosofía de trabajo que Núñez legó a la fundación de pasar de la investigación y la innovación a la acción, sistematización y extensión de modos sustentables de vida”, indicó Liliana Núñez, presidenta de la FANJ.

“Lo único que hemos hecho es poner en papel y en firma algo que ha sucedido y que nosotros nos comprometemos a que se fortalezca”, agregó.

(2021)

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