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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 21 de agosto de 2021

¿Demócratas divididos respecto a Cuba?

 Por: agosto 20, 2021

Las profundas diferencias de opinión entre los dirigentes del Partido Demócrata con respecto a la política hacia Cuba no han salido todavía a la luz pública. Sin embargo, es un secreto a voces dentro del circulo de periodistas bien informados de Washington, que entre el presidente Biden y el ex mandatario Demócrata Barak Obama el tema de Cuba los sitúan a ambos en extremos bien opuestos.

Digo esto porque desde que el actual inquilino de la Casa Blanca tomó posesión del cargo ha venido siguiendo hacia a Cuba la misma política establecida por su antecesor Republicano Donald Trump. Una política cruel por inhumana, que echa atrás los lineamientos establecidos por Barack Obama encaminados al mejoramiento de relaciones entre los dos países y más aún, en momentos tan difíciles para el pueblo cubano que además del riguroso Bloqueo norteamericano, también sufre los efectos de la mortal Pandemia que azota a la heroica isla caribeña.

El expresidente Obama no ha dicho una sola palabra de crítica a Biden sobre la política de odio “Trumpista” que viene siguiendo el actual mandatario contra Cuba, algo que se pudiera explicar dada la tradición norteamericana de que un Expresidente de la nación nunca critica lo que hace un nuevo mandatario en funciones, más si ambos pertenecen a un mismo Partido político como es el caso de Biden y Obama.

Pero nadie puede dudar que Obama y su esposa Michelle tienen que ver en la actitud de Biden con respecto a la política hacia Cuba, como una “deslealtad” a la línea trazada por el exmandatario, mas si se tiene en cuenta que el propio Biden entre sus promesas de campaña electoral, había manifestado rechazar las crueles medidas dictadas contra Cuba por Donald Trump para continuar el camino que había iniciado Obama con respecto a la política de Estados Unidos hacia la vecina isla del otro lado del estrecho de La Florida.

Si bien el ala mas “progresista” del Partido Demócrata- el Senador Bernie Sanders y la congresista Ocasio Cortés- Han manifestado su rechazo al inesperado “Trumpismo” de Biden hacia Cuba, sin embargo la vicepresidenta Kamala Harris todavía nada ha dicho con respecto al tema cubano, aunque si se tiene en cuenta el voto de las mujeres y de los electores de la raza negra- crucial ambos segmentos para su futuro político- demás está decir que tampoco esos sectores del Partido Demócrata, a los que hay que escuchar para ganar elecciones, seguro que no están de acuerdo con el giro de Biden respaldando a la extrema derecha cubana de Miami.

Hay que tener muy pocas luces o estar al borde de la senilidad para cambiar una política establecida por un presidente de tu mismo Partido para complacer a aquellos que nunca van a estar de tú parte ni a votar por tu Partido.

La “Troika” anticubana en el gobierno de Biden la componen el nada limpio Senador de New Jersey Robert Menéndez, el secretario de Estado Mr. Blinken y el jefe de Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas, un personajillo oportunista nacido en Cuba de origen judío, quien lo mismo cambia de casaca como que antes estaba con el “progresista” Obama, que ahora está con el neo “Trumpista” Joe Biden. Entre los tres han llevado al actual mandatario al camino de la deslealtad al presidente Obama.

Es más que evidente la “traición” de Biden al legado del hombre que lo hizo presidente de Estados Unidos, porque si no es por Obama, Biden no estaría hoy en La Casa Blanca. Y si al expresidente esa traición le importa un bledo, de seguro que quien si la tiene en cuenta es Michelle, la “fidelísima” ex primera dama de los Estados Unidos. Porque las mujeres pocas veces olvidan o perdonan una afrenta a la imagen suya o a la de su pareja en la vida.

De que la dirigencia del Partido Demócrata este dividida con respecto a la política a seguir con Cuba, no me cabe la menor duda. Los hechos hablan por sí mismo, aunque las personas hagan silencio, ya sea por conveniencia política de momento o por decencia. Hasta un día. Y si no, al tiempo.

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