Esta tecnología con base en una fuente renovable de energía todavía tiene poca difusión en zonas intrincadas de Cuba, donde resulta idónea.
MEDIO AMBIENTE Redacción IPS Cuba 27 agosto, 2018
José Antonio Guardado, coordinador nacional del Movimiento de Usuarios del Biogás, explica las ventajas del método.
Foto: Archivo IPS Cuba
La Habana, 27 ago.- Promover el ciclo cerrado en la utilización de los biodigestores para mayor beneficio de productores y el entorno, es el propósito más urgente del Movimiento de Usuarios del Biogás (MUB) en Cuba.
Aunque no es una novedad desde el punto de vista científico, esa práctica no está implementada ni en las fincas ni las granjas de empresas estatales, dijo a la Redacción IPS Cuba José Antonio Guardado, coordinador nacional del MUB y miembro de la junta directiva de la Sociedad Cubana para la Promoción de las Fuentes Renovables de Energía y el Respeto Ambiental (Cubasolar).
Este movimiento, que reúne a los productores que aplican la tecnología de la digestión anaerobia por acción de microorganismos, surgió desde 1983 y cuenta a lo largo del archipiélago cubano con 3.000 integrantes.
“Lograr el ciclo cerrado significa que los productos finales que produce el biodigestor se van a utilizar dentro de la propia finca, sin tener que desechar los excedentes hacia ningún lugar, generalmente un río, u otro cuerpo receptor, que termina recibiendo algún tipo de contaminación”, apuntó.
Diferentes productos obtenidos mediante el biodigestor. Foto: Archivo IPS Cuba
De la digestión anaerobia se obtienen tres productos finales: el gas metano, un portador energético; el biol líquido y el biosol, un producto sólido. Ambos son ricos en nitrógeno, fósforo y potasio.
Guardado explicó que existen productores que tienen plantas de biogás y tratan sus residuales, pero el gas les sobra y no saben qué hacer con él.
“El ciclo cerrado permitirá utilizarlo en alguna actividad o compartirlo con casas vecinas aledañas, de modo que no haya que expulsarlo a la atmósfera, pues se contamina el aire”, detalló.
Algo similar, indicó, ocurre con el residual líquido: si hay excedente, generalmente va a parar a un río y ese vertimiento tiene algún grado contaminante porque no está tratado totalmente. En cambio, si se utilizan en los procesos que se generan en cadena en la finca, como la piscicultura, el riego o la fertilización, no hay necesidad de verterlo.
“Cuando logremos aprovechar todos los productos en un ciclo cerrado, eso va a beneficiar al productor, pero va a ser una mayor contribución a la naturaleza”, destacó el coordinador nacional del MUB.
Beneficio medioambiental
A juicio de Guardado, en Cuba “tenemos un clima y una temperatura muy favorables, donde con un poco de materia orgánica y humedad, se va a producir el biogás”.
“Los criadores porcinos y de otras especies tienen obligatoriamente que tratar los residuales porque no pueden contaminar el medio ambiente. Por ello, el primer beneficio de los biodigestores es atenuar la contaminación que esos desechos provocan en el entorno”, continuó.
“Con el biodigestor, ya las excretas y residuales no se riegan y el entorno se mantiene mucho más limpio”, dijo.
Los productores utilizan el gas generalmente en todas las acciones en su vivienda y actividades que requieren energía, mientras que el biol y el biosol lo emplean en la agricultura.
Guardado reveló que estos productos aumentan las cosechas entre 30 y 40 por ciento, según cálculos conservadores.
“Esto nos ha permitido crecer grandemente en el país, porque la producción de cerdo es un programa priorizado, que descansa sobre todo en los productores individuales con convenios porcinos, que obtienen más de 80 por ciento de la carne de cerdo que se produce en Cuba”, detalló.
Tecnologías
Surgida con la intención de acompañar a los productores en los diferentes procesos de utilización de los residuales, el MUB comenzó a tomar fuerza en 2004.
“Las plantas que ayudamos a construir y asesoramos a los productores son sencillas, generalmente hechas por esfuerzo propio y pueden ser construidas de materiales convencionales o montadas de geomembranas plásticas, materiales convencionales, o metálicos, como son los digestores de campana móvil”, destacó el coordinador.
De acuerdo con el experto, el ciclo cerrado puede cubrir la desventaja de no poder almacenar el biogás.
“Hay formas de envasarlo, pero resulta complejo porque el gas trabaja a bajas presiones, entre 200 y 300 milímetros de columna de agua”, consideró.
Pese a sus ventajas, esta tecnología tiene poca difusión en zonas montañosas alejadas, donde los pobladores no disponen de servicio eléctrico tradicional, sino solo durante unas escasas horas al día o mediante sistemas de paneles solares colectivos. (2018)
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