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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 30 de marzo de 2019

La crueldad del Partido Republicano

Los demócratas tienen un plan realista para ampliar la atención sanitaria; sus rivales mantienen su yihad

PAUL KRUGMAN



El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell. D. ANGERER (GETTY)

Ya está claro cómo se librará la campaña electoral de 2020. Los republicanos afirmarán, falsamente, que los demócratas quieren quitarnos las hamburguesas. Los demócratas afirmarán, honradamente, que los republicanos quieren quitarnos la atención sanitaria.Supongo que veremos qué argumento gana.

El lunes pasado, el Gobierno de Trump adoptó una nueva posición en una demanda judicial acerca de la Ley de Atención Sanitaria Asequible (ACA por sus siglas en inglés), y declaró ante un tribunal federal que ahora apoya la eliminación total de esta ley, que ha permitido acceder a un seguro sanitario a muchos estadounidenses que de otro modo carecerían de él. Nos hacemos una idea bastante buena de qué ocurrirá si esta demanda judicial prospera. En torno a 20 millones de estadounidenses perderían su cobertura sanitaria.

Aunque supuestamente Donald Trump cree que atacando esta ley contenta a sus bases, la mayor devastación se produciría de hecho en estados que apoyaron decididamente a Trump en 2016, al creerse sus promesas de que defendería la sanidad. En Virginia Occidental, por ejemplo, 160.000 personas –11% de los adultos no ancianos– quedarían privadas de su seguro de salud.

Trump y sus defensores afirman que esto no ocurrirá, que van a revelar un gran plan que sustituirá al Obamacare. Pero los republicanos llevan nueve años diciendo eso, desde que se promulgó la ley de Obama, y nunca lo han cumplido. No tienen ningún plan, y nunca lo tendrán. De modo que los republicanos quieren quitarnos la atención sanitaria. Los demócratas, por el contrario, quieren mejorarla y abaratarla, no solo a largo plazo, con alguna clase de reforma sanitaria radical, sino de inmediato.

Al día siguiente del ataque de Trump al Obamacare, los congresistas demócratas presentaban un plan para mejorar esta ley, principalmente ampliando las subvenciones que limitan la parte de la renta que las familias deben dedicar a las primas del seguro. Las familias de rentas más bajas acabarían pagando menos; las de clase media cuya renta está ahora ligeramente por encima del tope para tener acceso a las subvenciones, pero a las que sin embargo el coste del seguro les resulta difícil de asumir, entrarían en el sistema y experimentarían importantes mejoras. No disponemos aún de cálculos sobre cuántos estadounidenses tendrían acceso a cobertura con este plan, pero serían muchos.

 El plan presentado por la Cámara de Representantes aumentaría el nivel de prestación nacional aproximadamente al de Massachusetts, que disfruta desde 2006 de un plan sanitario más generoso y donde el porcentaje de adultos no ancianos sin seguro médico es una tercera parte de la media nacional. Alcanzar unos resultados similares a los de Massachusetts a escala nacional significaría que aproximadamente 15 millones de personas más tendrían derecho a cobertura; probablemente poco realista, pero un indicativo de lo importante que podría ser este plan.

Todo esto costaría dinero. ¿Qué deberían hacer los demócratas si los republicanos les preguntan cómo tienen pensado pagarlo? La respuesta es: reírse en su cara. El Partido Republicano impuso no hace mucho una rebaja de impuestos que beneficia desproporcionadamente a los ricos, y que costará dos billones de dólares a lo largo de la próxima década, sin ahorros que compensen esa pérdida. La mejora de la atención sanitaria podría pagarse rescindiendo parte de ese gran regalo. Si los republicanos no lo hacen, no es problema de los demócratas. Y si los defensores de esta propuesta están dispuestos a relajarse respecto a la financiación, como deberían hacer, el plan está básicamente listo. Si los demócratas consiguen el Senado y la Casa Blanca el próximo año, podrían convertir el plan en ley y quitar casi de inmediato un gran peso de encima a millones de estadounidenses.

¿Y respecto a las esperanzas progresistas de llevar a cabo una revisión de la sanidad más fundamental? La representante Alexandria Ocasio-Cortez lo ha entendido perfectamente: aunque sigue reclamando sesiones sobre la “Sanidad para todos”, se declaraba “contenta de apoyar cualquier disposición que refuerce el ACA y llene algunas de las lagunas que estamos viendo”. (Hasta el momento, Bernie Sanders se ha negado a respaldar el plan. Esperemos que recapacite). De modo que los demócratas tienen un plan realista para ampliar la atención sanitaria, mientras que los republicanos mantienen su yihad contra el Obamacare. La cuestión es por qué. Al fin y al cabo, hemos pasado de sobra el punto en el que intentar matar el ACA era una estrategia política inteligente aunque cínica. La ley ha ido ganando popularidad desde que Trump llegó a la presidencia. La atención sanitaria fue un asunto clave en las elecciones de mitad de mandato, y el 75% de los electores que la consideraban el asunto más importante votó por los demócratas.

¿Por qué no puede entonces el Partido Republicano cortar por lo sano y aceptar que el Obamacare ha pasado a formar parte de nuestro tejido social? Después de todo, hubo un tiempo en el que personas como Ronald Reagan insistían en que el Medicare (atención sanitaria para personas de más de 65 años o discapacitadas) destruiría la libertad estadounidense; pero hoy en día, los republicanos se presentan como defensores del programa (a pesar de que siguen intentando debilitarlo y privatizarlo en secreto).

Pues bien, los politólogos tienen algunas ideas acerca de las razones por las que los republicanos se niegan a tirar la toalla en el tema de la ACA. Pero, dejando aparte los detalles, los republicanos modernos odian la idea de emplear la política pública para ayudar a los ciudadanos a obtener la atención sanitaria que necesitan, incluso cuando la incapacidad de las personas para acceder a un seguro se debe a afecciones médicas preexistentes sobre las que no tienen control. Si esto les parece cruel es porque lo es, y no hay señales de que esta actitud vaya a cambiar. En el Partido Republicano de hoy, la crueldad con los más vulnerables es una enfermedad preexistente.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía.

© The New York Times, 2019

Traducción de News Clips

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