Por: Max Lesnik septiembre 10, 2020
Hoy entrego mi columna al colega Álvaro Fernández con un tema muy interesante y que puede ser polémico en tiempos de elecciones en EEUU
Desde 1998, Trump quiso que sus hoteles y campos de golf estuvieran en la Cuba comunista
Por Álvaro Fernández Actualizado Sep 9, 2020
MIAMI. Desde 1998 hasta al menos 2016, Donald Trump pensó en Cuba como un potencial sitio de negocios para sus hoteles y campos de golf. Sin embargo, típico del estilo de Trump, a lo largo de los años, cuando no ha sido conveniente (un intento fallido a la presidencia en 2000 y las elecciones de 2016) él ha negado cualquier interés en establecer negocios en la Isla comunista. No obstante, ejecutivos de Trump, y al menos una firma consultora pagada por la organización Trump, viajaron a Cuba en su nombre en busca de oportunidades comerciales. Y el 29 de octubre de 2008, la organización Trump contrató en La Habana a la abogada cubana Leticia Laura Bermúdez Benítez para que registrara la marca Trump en el Boletín Oficial de la Oficina Cubana de Propiedad Industrial, estableciendo así una futura presencia en la Isla.
Pero estamos en 2020 y, sin La Florida, Trump tiene pocas posibilidades de recuperar la Casa Blanca en noviembre. Entonces, como lo ha hecho en el pasado, el presidente está cortejando al bloque de votantes de la extrema derecha republicana cubana de Miami con la esperanza de que este pequeño pero poderoso grupo, que ha sido engañado fácilmente por todos los presidentes desde la década de 1960, con el mismo cántico de “Cuba libre”, pueda ponerlo en la cima en un estado con 29 votos en el Colegio Electoral.
Su mensaje principal es que un voto a favor del demócrata Joe Biden es un voto a favor del comunismo… Es un mensaje que me parece contradictorio, proveniente de un hombre cuya única creencia es “Lo que es bueno para Donald Trump”, que en el pasado reciente ha incluido la posibilidad de hacer negocios en la Cuba comunista.
Llamé a un viejo conocido involucrado en la campaña de Trump en La Florida. Pidió permanecer en el anonimato. Le pregunté acerca de las mentiras de Trump a los cubanos y sus incursiones en Cuba. Sin responder a la pregunta, me recordó que, en primer lugar, es un año de elecciones y Trump necesita el voto de los republicanos cubanos en Miami. Luego agregó: “¡Más que nunca!”. En cuanto a su mensaje anticomunista, respondió: “Cualquier cosa que funcione…” Antes de colgar dijo: “Vamos a resolver el problema de Cuba de la misma manera que resolvimos el de Venezuela…”. No me dio la oportunidad de despedirme.
Newsweek elimina a Trump
En un artículo del 29 de septiembre de 2016, la revista Newsweek reveló que en 1998 “una empresa controlada por Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia, realizó negocios en secreto en la Cuba comunista durante la presidencia de Fidel Castro, a pesar de las estrictas prohibiciones comerciales estadounidenses que hacían ilegales tales emprendimientos, según entrevistas con exejecutivos de Trump, registros internos de la empresa y documentos judiciales”.
Esa empresa, llamada en 1998 Trump Hotels & Casino Resorts, pagó, con el conocimiento de Trump, a una firma consultora estadounidense, Seven Arrows Investment and Development Corp., para que sirviera de fachada en su aventura ilegal en busca de oportunidades comerciales futuras en la Isla. Un exejecutivo de Trump explicó que el motivo del viaje fue establecer una “cabeza de playa” en Cuba. Durante el viaje de 1998, Trump Hotels & Casinos gastó un mínimo de 68 000 dólares durante esta visita a Cuba. Hay una carta de Seven Arrows, con fecha del 8 de febrero de 1999 y dirigida a John Burke, un ejecutivo de Trump Hotels, por “gastos incurridos antes y durante un viaje a Cuba en nombre de Trump Hotels & Casino Resorts, Inc.”.
Durante ese viaje de 1998, la organización Trump violó el embargo. El viaje no había sido autorizado por la Oficina Federal de Control de Activos Extranjeros (OFAC), como se muestra en la carta de John Burke. Una vez más, típico del estilo de Trump (mentir y hacer trampa), solo unos meses después del viaje de 1998, Trump, quien se postulaba para presidente como candidato del Partido Reforma, prometió a una multitud de cubanos en Miami que él “mantendría el embargo y nunca gastaría su dinero ni el de sus empresas en Cuba hasta que Fidel Castro sea destituido del poder”. Eso es después de haber gastado al menos 68 000 dólares en la Isla.
Para aquellos facilitadores de Trump que gritan “fake news” acerca de cualquier cosa que pueda dañar al presidente, el mismo artículo de Newsweek cita a Kellyanne Conway, quien en 2016 encabezó la campaña presidencial de Trump, durante su aparición en el programa de televisión The View, donde admitió las fechorías de la organización Trump, cuando dijo a los entrevistadores: “Gastaron dinero, según tengo entendido, en 1998”.
Dos cosas que caracterizan a Trump
Dos cosas que sabemos con certeza: Donald Trump es un microgestor (siempre toma la decisión final); y Trump es un mentiroso conspirador (The Washington Post publicó que hasta el 9 de julio, el presidente Trump, durante sus menos de cuatro años en el cargo, había hecho más de 20 000 afirmaciones falsas y engañosas).
Luego está este artículo publicado en bloomberg.com, en el que se le pregunta a Trump en CNN si estaría interesado en abrir un hotel en Cuba. Su respuesta fue sí, y agregó: “Lo haría, lo haría, en el momento adecuado, cuando se nos permita hacerlo. Ahora mismo, no lo estamos haciendo”. Luego, el 26 de julio de 2016, meses antes de ser elegido presidente, le dijo en la televisión al reportero de Miami Jim DeFede que “Cuba sería una buena oportunidad, [pero] creo que el momento no es el adecuado”.
El artículo de Bloomberg continúa diciendo que “ejecutivos y asesores de la Organización Trump viajaron a La Habana a fines de 2012 o principios de 2013, según dos personas familiarizadas con las discusiones que tuvieron lugar en Cuba y que hablaron bajo condición de anonimato. Entre los visitantes más importantes de la compañía a Cuba se encontraban Larry Glick, vicepresidente ejecutivo de desarrollo estratégico de Trump, que supervisa el golf, y Edward Russo, consultor ambiental de Trump para el golf. En viajes posteriores, se les unieron Jason Greenblatt, director jurídico de la Organización Trump, y Ron Lieberman, otro ejecutivo de golf de Trump. Glick, Greenblatt y Lieberman no respondieron a las solicitudes de entrevistas. Melissa Nathan, portavoz de la Organización Trump, se negó a responder una lista de preguntas detalladas”.
Entonces, según lo que sabemos de Donald Trump y cómo actúa y responde a las cosas, especialmente a cualquier cosa que tenga que ver con la “marca” Trump, ¿alguien puede negar el hecho de que Donald Trump está interesado en hacer negocios en Cuba sin importarle quién está a cargo del gobierno allí? ¿O ha estado casi 20 años intentando construir hoteles y campos de golf de la marca Trump mientras Fidel, luego Raúl, y ahora Miguel Díaz-Canel dirigen el gobierno cubano? Por supuesto, el propio Trump lo negará, a pesar de las pruebas.
Y, sin embargo, incluso después de que publiquemos este artículo con detalles nunca antes divulgados, que incluyen el número de publicación, la sección y la página del nombre de Trump registrado en el Boletín Oficial de la Oficina Cubana de Propiedad Industrial, habrá muchos en Miami y otros lugares que lo caracterizarán de “Fake News”, simplemente porque no tienen mejor argumento que creer otra mentira de Trump.
No obstante, la marca Trump aplicó en tres nominales: 36, 41, 43 (ver en el Boletín Oficial de la Oficina Cubana de Propiedad Industrial). Estas aplicaciones tiene una vigencia de 10 años, prorrogables 6 meses más. Así, la marca Trump estuvo vigente en la Isla hasta el año 2018, momento en el que Trump llevaba 2 años en la presidencia.
Trump necesita a los cubanos de Miami para tener una oportunidad
Dejemos algunas cosas en claro. Los principales medios de comunicación de Estados Unidos han establecido que Trump es un mentiroso de talla mundial. Las 20 000 mentiras que demuestra el Washington Post son prueba más que suficiente de esto. En segundo lugar, al menos desde 1998, la organización Trump, encabezada nada menos que por el presidente de Estados Unidos, ha tenido claras e inequívocas intenciones de establecer su marca de hoteles y campos de golf en Cuba. A tal punto que, como hemos revelado, ejecutivos de Trump viajaron a Cuba en 2008, contrataron a una abogada cubana e inscribieron la marca Trump para futuras posibilidades relacionadas con propiedades hoteleras y campos de golf en la Isla. Todo esto hecho —a veces ilegalmente, como hemos demostrado con los 68 000 dólares gastados en 1998— mientras Cuba estaba bajo la dirección de un gobierno comunista y, al inicio de sus intentos, un gobierno encabezado por Fidel Castro.
Pero, aun así, muchos en los círculos republicanos cubanos de Miami tienen un amor enfermizo por Trump porque es su héroe anticomunista. Un hombre que promete todo y les dará nada, a no ser hacer daño a los cubanos comunes y corrientes en la Isla que se han visto gravemente afectados por el arreciamiento de las sanciones por parte de Trump contra la Isla, simplemente para complacer a los Marco Rubio de Miami y mostrarles la clase de tipo duro que él puede ser. Y al final, todo lo que Donald Trump está haciendo es buscar cada voto que pueda obtener de personas a las que puede engañar, haciéndoles creer que él está de su parte. Esto me hace volver a la persona mencionada anteriormente y sus palabras. Mira lo que Trump prometió a los venezolanos y mira lo que ha hecho por ellos… ¡Nada!
Los republicanos cubanos de Miami que terminarán votando por Trump son tontos; masoquistas que disfrutan martillándose en el… (rellene el espacio en blanco). Terminarán votando por lo que dicen odiar más: un tirano mentiroso y aspirante a dictador.
Traducción de Germán Piniella para Progreso Semanal.
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