Ventanas para emprendimientos que aumenten la capacidad empresarial con base en el aprovechamiento de fuerza laboral calificada del país.
La estrategia anunciada por el gobierno el pasado julio se propone destrabar la implementación de los documentos que sustentan la reforma del modelo económico cubano, en medio de eventos externos de signo adverso, como el recrudecimiento del bloqueo y más aún los impactos de la pandemia. El emprendimiento privado en Cuba, al igual que el resto de los actores económicos, se enfrenta a importantes desafíos para su supervivencia y desarrollo en medio de estas circunstancias.
La estrategia mencionada, en un acápite dedicado a las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) asevera que se iniciará la creación de estas empresas con diferentes tipos de propiedad, dada la necesidad de concurrencia de distintos actores en igualdad de condiciones bajo las regulaciones correspondientes. Además se incluye una mayor flexibilización del TCP y la ampliación de las actividades que podrían desarrollarse.
Al respecto, se espera que esto último signifique cambiar el enfoque vigente de promulgar una lista detallada de actividades autorizadas, sustituyéndolo por una reducida de actividades prohibidas, lo que pudiera incentivar la aparición de proyectos empresariales más diversos en su ámbito de actuación.
Desde su relanzamiento en 2010, el TCP acusa una elevada concentración en actividades de bajo valor agregado, en correspondencia con la tónica general que exhibe el listado de actividades autorizadas.
Así, a finales del 2019 cerca de 52 por ciento del total de trabajadores en esta modalidad se agrupaban en sólo cinco actividades: elaboración y venta de alimentos, transporte de carga y pasajeros , arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios, agentes de telecomunicaciones y los trabajadores contratados, estos vinculados principalmente con las dos primeras actividades.
Un informe de mayo de este año de la consultora privada cubana Auge referido a los impactos de la pandemia en los emprendimientos nacionales , apuntaba que la afectación abarca a todos los emprendimientos en mayor o menor medida, en términos de pérdida de ingresos, disponibilidad de insumos y detención de inversiones.
De acuerdo con este informe, entre las implicaciones de esta situación estaría una suerte de migración hacia actividades más elementales, lo cual agravaría más la deformación en la composición actual de estos negocios, exacerbaría la competencia entre ellos y aceleraría la desaparición de los menos eficientes.
Nuevas oportunidades
Sin embargo, aún en este contexto desfavorable, como suele ocurrir en tiempos de crisis, existen oportunidades de modificar esta estructura en favor de un mayor aporte del emprendimiento nacional al crecimiento económico y la productividad, en un momento crucial para el país.
Tal es el caso de los emprendimientos de base tecnológica (EBT), orientados a obtener bienes, servicios y procesos innovadores mediante la aplicación de resultados científico-técnicos. Uno de los factores determinantes para el éxito de estos emprendimientos está en la efectividad de los vínculos entre instituciones generadoras y difusoras de conocimiento (universidades, centros de investigación) y el mundo empresarial.
El manejo y control de la pandemia ha evidenciado las posibilidades de estos emprendimientos y su encadenamiento con otros actores. Baste mencionar el diseño y fabricación de medios de protección para el personal de salud y válvulas para los sistemas de respiración asistida mediante una alianza entre emprendedores, entidades científicas y empresariales, haciendo uso de la impresión 3D en una interacción descrita por sus protagonistas como «ágil y fluida» .
Como parte del contexto necesario para el fomento de estos emprendimientos, la creación en varias sedes universitarias de Parques Tecnológicos e incubadoras orientadas a proyectos empresariales con este enfoque constituye una decisión que, aunque apenas comienza, ofrece una ventana de oportunidad para un emprendimiento nacional que aumente la capacidad empresarial del país, basado en un mejor aprovechamiento de la fuerza de trabajo calificada conque aún se cuenta, dejando atrás su tratamiento sólo como fuente de empleo. (2020)
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