By ANDREA RODRÍGUEZ ASSOCIATED PRESS
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JUN 25, 2021 AT 5:03 PM
José Antonio Soto, presidente de la Cooperativa Atres, a la izquierda, conversa con su hijo y vicepresidente José, junto a una de las máquinas utilizadas para crear ecomadera en Matanzas, Cuba, el lunes 21 de junio de 2021. (Ismael Francisco/AP)
MATANZAS, CUBA — Usando una mezcladora industrial y trozos de sillas playeras, jeringas desechadas o viejos casetes de video la familia cubana Soto produce bancos de parque, pasarelas para proteger las dunas, cestos y sillones que no tienen nada que envidiarle a sus similares en madera.
La Cooperativa Atres que los Soto dirigen comenzó en 2014 fabricando mobiliario y en 2017, ante la falta de insumos, tuvo que buscar soluciones ingeniosas. Actualmente usa plásticos para producir la llamada ecomadera, sumándose a una corriente cada vez mayor de emprendedores en la isla que emplean tecnologías “verdes” o hacen del reciclaje la base de sus productos.
Aunque la nación caribeña tuvo desde los años 90 una política de Estado muy avanzada en materia de gestión ambiental, hasta la década pasada sólo el gobierno decidía qué se reciclaba, cómo, cuándo y quién.
Pero ahora el nuevo sector privado se está sumado como actor medioambiental.
“Llevamos dos años y pico trabajando esta línea (de ecomadera). Es casi el 40% de la producción de la cooperativa”, dijo a The Associated Press entusiasmado José Antonio Soto, de 62 años y presidente de esa entidad que tiene 98 miembros en la provincia de Matanzas, a unos 90 kilómetros de la capital.
Según estudios de laboratorio, la ecomadera tiene una vida útil de más de 50 años.
Su hijo, también llamado José Antonio, un ingeniero informático de 35 años, mostró orgulloso los viejos equipos en desuso que adecuaron y las naves industriales otrora abandonadas que volvieron a la vida con su producción de muebles, barandas y pasarelas o puentes de playa que venden a las administraciones provinciales o a hoteles hartos de ver cómo la madera se deteriora rápidamente por la acción del salitre, el sol y la humedad.
En 2010 Cuba comenzó un proceso de apertura paulatina a los pequeños negocios particulares y cooperativas tras décadas de estigmatización a la iniciativa privada.
Actualmente hay unos 600.000 emprendedores y un puñado de cooperativas que van desde arrendadores de vivienda, cafeterías, talleres de ropa o cosmética hasta albañiles y transportistas.
Todavía no se autoriza a las pequeñas y medianas empresas como tal, aunque muchas lo son en la práctica. Las autoridades dijeron que abrirán la posibilidad de inscribirse en ese estatus este año a fin de organizar al sector y permitir su crecimiento.
En la Ciénaga de Zapata -un humedal ubicado en la provincia de Matanzas- las autoridades se encargaban de la limpieza de la arena y las y costas hasta que los cuentapropistas- sobre todo quienes arriendan a los turistas- “empezaron a implementar el manejo de especies exóticas marinas como el pez león y limpiar la playa”, explicó a AP Maritza García, directora de la oficial Agencia de Medio Ambiente. “El Estado no podía continuar con la responsabilidad de todo”, agregó la funcionaria. “Podemos interactuar entre lo estatal y no estatal en una sola unión”.
Aunque todavía es incipiente, la tendencia es notoria en toda la isla: paseos en bicicleta que promueven la recolección de basura del malecón de La Habana, un estudio de grabación de video y audio que colocó paneles solares -antes sólo accesibles para instituciones estatales-, talleres cosméticos que usan semillas de mango descartadas por las jugueras, recicladoras de papel y una campaña de recolección de botellas plásticas de salones de belleza privados que terminan en la Cooperativa Atres, entre muchas otras iniciativas.
Además los productores agrícolas introducen cada vez más en sus pequeñas parcelas técnicas sustentables para retener el agua dulce, fertilizar o controlar plagas.
“Es de vital importancia para el sector privado emergente, empresarios, producir bienes y servicios de una manera ambientalmente sostenible. Las materias primas a menudo son escasas o no están disponibles, por lo que estamos viendo usos creativos del plástico, ropa vieja y otros materiales reciclados”, comentó a AP Daniel Whittle, uno de los directores del Fondo de Defensa Ambiental con sede en Estados Unidos. “Los productos fabricados de manera sostenible suelen ser más deseables para los consumidores”.
El fenómeno, explicó Whittle, un experto en Cuba, está propiciando también “un estándar más alto de calidad”, pues como se vio en el caso de los llamados “paladares” o restaurantes privados de la isla, su surgimiento a comienzos de la pasada década obligó a los servicios gastronómicos estatales a mejorar su oferta.
Para Whittle el potencial de los emprendedores ambientales es “enorme” y recordó que en noviembre de 2020 la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre -con fuertes vínculos con el gobierno-, acogió una feria de productos y servicios socioambientales para que este tipo de emprendedores se conocieran e interactuaran.
“Nos sentimos comprometidos con tener una responsabilidad medioambiental”, explicó a AP, Greta Tilán Piedra, de 29 años, que creó en 2017 un laboratorio de fabricación de aceites para el cuerpo, esencias y productos para el cabello con materias primas típicas de la cocina cubana en su departamento en La Habana.
Pese a la pandemia de COVID-19 Tilán reportó un incremento notable en sus ganancias aunque tuvo dificultades para buscar cocos o plantas al campo para sostener su producción. Al principio su negocio vendía 10 aceites al mes, ahora está sobre las 150 y en mayo para el Día de la Madre debió rechazar 100 pedidos.
Como muchos emprendedores consultados por AP, a Tilán le gustaría tener un acercamiento mayor con las empresas estatales -por ejemplo para conseguir insumos-, contar con una legislación más amplia o incluso beneficios fiscales por sus producciones sostenibles.
“Estas ganas de hacer siempre han existido... A raíz de esta cierta libertad en el oficio de hacer ha surgido esto nuevo que es este boom medioambientalista”, reconoció la emprendedora, para quien la tendencia, lejos de ser una moda, llegó para quedarse.
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Comentario HHC: Esto es un ejemplo de cooperativas que han tenido resultados.
Un artículo de nuestra prensa sobre la misma el año pasado: http://www.acn.cu/cuba/69024-matices-modernos-aporta-cooperativa-atres-a-bulevar-de-varadero
No olvidemos a Lenin cuando escribió o dicto su artículo sobre la Cooperación en 1923 concluyó: " el cooperativismo se basa en una serie de privilegios económicos, financieros y bancarios; en esto debe consistir el apoyo de nuestro Estado socialista al nuevo principio según el cual debe organizarse la población. Esto sólo en líneas generales, puesto que aún queda por determinar y enumerar en detalle el aspecto práctico del problema; es decir, que es preciso encontrar qué forma tendrán las “primas” (y condiciones de entrega) que concederemos por el trabajo realizado en pro de las cooperativas, forma que nos permita prestar ayuda suficiente a las cooperativas y preparar cooperativistas cultos. Ahora bien, el régimen de cooperativistas cultos, cuando existe la propiedad social sobre los medios de producción y cuando el proletariado ha triunfado como clase sobre la burguesía, es el régimen socialista." Resaltado HHC.
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