Compañeros, como Benavides me cita en su escrito 'alea iact a est' y no quisiera que se confunda lo que yo propuse con lo que él está proponiendo, me veo en la obligación de aclarar algo más mi propuesta.
Pienso que tratar de resolver todos los problemas de una sola vez, algo que según entiendo subyace en la propuesta de Benavides, sería cometer el mismo error del reordenamiento monetario.
No veo posible que, en este país, que se ha dirigido durante más de 60 años con un fuerte componente administrativo centralizado, se pueda de la noche a la mañana 'autorizar por el Gobierno que todas las empresas estatales puedan comenzar a operar con los mecanismos del mercado', como propone Benavides, sin que se cree un caos inmanejable.
Lo que yo propuse y mantengo es que se intente resolver de forma inmediata el tema del mercado informal de divisas.
Obviamente a este mercado no acuden las empresas estatales, por lo que no las incluiría en el mecanismo a crear.
Son solo las MiPymes, los TPCe toma y las personas naturales los que utilizan ese mercado informal, y de estos, para la economía en su conjunto, son las MiPymes que mantienen puntos de venta minoristas a través de importaciones las que entiendo deben priorizarse inicialmente.
Tampoco propongo que la tasa de cambio que utilice Cadeca sea desde el inicio la tasa de cambio oficial del BCC, ni una tasa de cambio única, sino una tasa que Cadeca como empresa pueda definir según convenga para sus operaciones de compra de divisas; y a través de las subastas pueda ir conformando una tasa de cambio de venta, que paulatinamente se corresponda con los precios de venta en moneda nacional que esas mipymes fijan.
El requisito que fija la ley de mantener registros contables en esas MiPymes y de tener que reflejar en los mismos de forma transparente el costo en que incurren al importar los productos, algo totalmente factible si los fondos proceden de Cadeca; junto a la obligación de emitir facturas y/o comprobantes de todas las ventas, como señalé en un comentario de hace algunos días, lo que indudablemente requerirá tiempo y un alto nivel de exigencia, constituyen los elementos que permitirían que toda la operación de esas entidades sea auditable, aún con una alta utilización del efectivo, y por tanto también las declaraciones al fisco.
El resto de las propuestas de Benavides parecen razonables, pero habría que definir con mayor precisión la forma de alcanzarlas y revisar detenidamente los posibles efectos colaterales y su viabilidad desde el punto de vista de los recursos que se requerirían para poderlas poner en práctica, exceptuando la eliminación de la libreta, una tarea que debió haberse realizado desde que se aceptó el principio de subvencionar a las personas y no a los productos, y que, aparentemente, no se ha acometido por temor a las posibles repercusiones políticas.
Saludos
Barrera
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