Un grupo de Masteres y Doctores perdiendo el tiempo tratando de explicar a la población lo científicamente probado como si se tratase de un descubrimiento criollo de última generación. Exposición dirigida a un auditorio aburrido de oír lo mismo en tantísimas ocasiones sin entender a derechas de lo que se trata ni falta que les haría, hablando en buena plata, de haber prevalecido el sentido común sobre la improvisación y el capricho. Queda el amargo sabor de preguntarse dónde estaban y que hacían tantas inteligencias ignorando u obviando leyes objetivas largo tiempo reconocidas en la práctica. Sería más inteligente y mejor comprensible comenzar por un análisis integral. No habría necesariamente que arrepentirse de haber hecho lo que se creyó oportuno, aunque sí reconocer lo que no funcionó originado por las propias decisiones, sin aparentar que medió un etéreo e impersonal castigo celestial. Algo así como hacerse un hara kiri para tratar de reivindicarse, refrescar el ambiente y tomar aire, al menos para quedar bien con el idea de "continuidad", sobre todo cuando unos son los mismos y que convivieron con el problema desde sus propios orígenes mientras otros han sido fieles discípulos. Tal y como si nada hubiese pasado durante décadas. De lo bueno no habrá que arrepentirse, pero no todo lo fue; hoy se carga con los éxitos, que fueron muchos; también con los errores que no son pocos.
Un grupo de Masteres y Doctores perdiendo el tiempo tratando de explicar a la población lo científicamente probado como si se tratase de un descubrimiento criollo de última generación. Exposición dirigida a un auditorio aburrido de oír lo mismo en tantísimas ocasiones sin entender a derechas de lo que se trata ni falta que les haría, hablando en buena plata, de haber prevalecido el sentido común sobre la improvisación y el capricho. Queda el amargo sabor de preguntarse dónde estaban y que hacían tantas inteligencias ignorando u obviando leyes objetivas largo tiempo reconocidas en la práctica. Sería más inteligente y mejor comprensible comenzar por un análisis integral. No habría necesariamente que arrepentirse de haber hecho lo que se creyó oportuno, aunque sí reconocer lo que no funcionó originado por las propias decisiones, sin aparentar que medió un etéreo e impersonal castigo celestial. Algo así como hacerse un hara kiri para tratar de reivindicarse, refrescar el ambiente y tomar aire, al menos para quedar bien con el idea de "continuidad", sobre todo cuando unos son los mismos y que convivieron con el problema desde sus propios orígenes mientras otros han sido fieles discípulos. Tal y como si nada hubiese pasado durante décadas. De lo bueno no habrá que arrepentirse, pero no todo lo fue; hoy se carga con los éxitos, que fueron muchos; también con los errores que no son pocos.
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