Por Sayli Sosa Barceló OPINIÓN 25 Julio 2022
Foto: Pastor Batista
En Ciego de Ávila hay más de 29 000 hectáreas sin explotar. Se trabaja en agilizar los trámites de entrega en usufructo para los solicitantes
Cuando uno le pone a un enunciado la frase “de verdad” al final, de alguna manera está asumiendo que a todo lo dicho antes le cabía un margen para la mentira. O por lo menos uno para lo que se dice y no se hace, que es casi lo mismo. Entonces, si el primer secretario del Partido en la provincia, Liván Izquierdo Alonso, llama en una reunión a “virarse para la tierra, de verdad”, es que hasta ahora no estábamos del todo de frente.
Las palabras de Izquierdo Alonso retumbaron dentro del teatro del Partido, porque añadió que cada organismo y entidad debe tener bajo su administración un pedazo de suelo en el que sembrar. Sembrar que es hija de Crear, aquel concepto definido por Martí como pase de nuestra generación. Su idea es que se multipliquen los autoconsumos, en un contexto de inflación, agotamiento de recursos naturales y escasez de insumos e infraestructura para la agricultura intensiva.
No se trata, en modo alguno, de suplantar el papel de las grandes empresas agropecuarias y las actuales bases productivas. Por el contrario, va de acercarnos a la tierra y desterrar la actitud contemplativa de quien espera a que la comida caiga del cielo.
Podría parecer una iniciativa sin asideros, pero antes de mascullar inconformidades debíamos revisar la calidad y cantidad del almuerzo en comedores obreros y, todavía más, el precio de esos alimentos. Aquí no estamos hablando de que una empresa con un encargo estatal específico deba dejar de lado lo que le toca por volcarse a la tierra. Mas no estaríamos inventando el agua tibia si aumentaran los huertos, parcelas y fincas; eso no es, precisamente, nuevo.
¿Usted sabe cuál es el verdadero problema? Que en Ciego de Ávila hay más de 29 000 hectáreas ociosas y que, hasta hace un tiempito, el proceso de análisis y aprobación de solicitudes, a tenor del Decreto Ley 358 de 2018, transcurría con la velocidad de quien tiene los mercados llenos a precios accesibles. Esa tierra no sobra, como no sobra la comida.
Al cierre de la primera quincena de julio, la provincia tenía 1604 solicitudes de tierra en proceso, todas en término, un panorama mejor con respecto a períodos anteriores. En total, las direcciones municipales de la Agricultura han recepcionado 5907 pedidos, de los cuales 4303 fueron aprobados.
Aun así, las áreas no explotadas por la agricultura o la ganadería hablan de potencialidades en municipios donde las ofertas de empleo y las industrias escasean. El caso de Primero de Enero es paradigmático…, en el sentido negativo. Ese territorio acumula la mayor cantidad de suelo ocioso (más de 12 000 hectáreas) y, a la vez, es el que menos solicitudes procesa (79).
Resulta todavía más llamativo el caso de Violeta porque sus suelos, de acuerdo con el artículo científico Modelo de ordenamiento agroclimático de la provincia de Ciego de Ávila, son idóneos para cultivos como el frijol, la papa, los cítricos y la caña de azúcar. El municipio, además, mantiene activo su central azucarero y tiene enclavada una de las mejores empresas agropecuarias de la provincia.
Obviamente, no puede desdeñarse el hecho de que una parte de esas tierras son de difícil acceso, sin caminos en buen estado para llegar hasta ellas, o están infestadas de plantas invasoras que harían más complicada la decisión de ponerlas a producir. Tendríamos que apuntar, además, que solo el 35 por ciento de la población violeteña vive en zonas rurales, según el Anuario Estadístico Provincial Edición 2020-2021. El propio documento revela otra característica que atenta contra el uso pleno de la tierra allí: apenas tienen 17 bases productivas (UBPC, CPA y CCS). El reto, se nota, está “plantado”.
En sentido general, la provincia contabiliza 12 958 tenentes de tierra, de los cuales más de 10 500 son usufructuarios y la indicación de las máximas autoridades de la provincia y el Ministerio es inspeccionarlos con periodicidad. En los primeros 15 días de julio los inspectores del sistema de la Agricultura avileña habían visitado a 556 tenentes y, como resultado, se impusieron 31 advertencias, 18 obligaciones de hacer, 23 multas y 15 extinciones de usufructo.
O sea, virarse de verdad para la tierra quiere decir ponerla toda a producir y es un llamado viejo, más urgente ahora.
Comentario HHC: Las notas al pie del gráfico , lo dice todo.
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